Oficialmente está registrado como asentamiento San José del Norte y hasta poco tiempo era parte del distrito de General Resquín, en el departamento de San Pedro, pero ahora forma parte de San Vicente Pancholo. Es el lugar de residencia de 860 familias y como es algo frecuente en el Paraguay, es conocido más por su nombre original que por el oficial.

Se trata de “Kamba Rembe”, un asentamiento ubicado a 263 kilómetros de Asunción y donde viven alrededor de 4.600 personas, quienes en su gran mayoría (70 por ciento) se dedican exclusisamente al cultivo de marihuana, pero con reglas bien claras: está absolutamente prohibido su consumo.

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El equipo periodístico de GEN llegó hasta el asentamiento San José del Norte para conocer más detalles de la principal actividad económica de los pobladores. Foto: Gentileza.

La marihuana reemplazó al algodón

El departamento de San Pedro siempre fue conocido por la excelente y gran cantidad de cultivos de algodón, además de mandioca o sésamo. Todo esto, hasta la caída de los precios, tanto en el mercado nacional como internacional. Un equipo de periodistas del canal GEN, llegó con mucho esfuerzo hasta el asentamiento. No es posible ingresar sin autorización de quienes controlan el lugar.

Estas personas no identificadas, quienes contacto mediante, dieron la venia para que el equipo de prensa pudiera realizar su trabajo en Kamba Rembe. La situación no es desconocida y los pobladores comenzaron a dar testimonio de la problemática social en la que viven inmersos.

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Kamba Rembe es un asentamiento ubicado a 263 kilómetros de Asunción. Foto: Gentileza.

Una comisaría

“¿Quién no querría ver lo que hay en Kamba Rembe? Si es conocida internacionalmente como la capital de la marihuana”, relata Joel Corvalán, uno de los periodistas que formó parte del equipo de prensa que llegó hasta el lugar.

El asentamiento se encuentra a 15 kilómetros de distancia de la localidad de San Vicente Pancholo y cuenta con una calle principal de tierra, sobre la cual está el frente de las propiedades, algunas de ellas con una dimensión de entre 10 a 12 hectáreas.

Una comisaría, con alrededor de cinco integrantes, tiene a su cargo la seguridad de las 9.000 hectáreas que forman parte del asentamiento San José y cuyo trabajo ha sido objeto de numerosas quejas por parte de los pobladores.

Promesas incumplidas

“Se preocupan más en buscar marihuana guardada atrás de las casas que combatir robos, asaltos o abusos sexuales que ocurren en el asentamiento”, fue lo que denunciaron algunos pobladores al equipo de prensa del canal.

El pedido de acceso a energía eléctrica, agua potable y caminos vecinales que realizaron los pobladores de Kamba Rembe a las autoridades nacionales no difiere en absoluto a las necesidades de otras localidades del país.

En el año 2009, ante las promesas del Gobierno Nacional, en Kamba Rembe se dejó de lado el cultivo de marihuana. Sin embargo, vieron cómo esas necesidades de caminos y servicios básicos fueron atendidos en pueblos vecinos, más no en el suyo.

El puesto de salud se ha deteriorado con el paso del tiempo por falta de cuidados y nunca fue inaugurado por las autoridades. Foto: Gentileza.

Puesto de Salud que nunca fue inaugurado

La fachada de un moderno puesto de salud, decora literalmente el asentamiento. Nunca fue inaugurado oficialmente y ya se encuentra en franco deterioro.

Felipe Casco, presidente del subconsejo de Salud del asentamiento, explica que 7 personas forman parte del plantel que trabaja en el centro de salud, incluyendo a una limpiadora.

“No alcanza para atender a 3.000 personas y el horario es solo hasta las 15:00, nos faltan profesionales. Es muy poca la asistencia del Gobierno y capaz que estén enviando ayuda, pero no llega hasta este lugar”, reclamó Casco.

Aquí vivimos tranquilos

Cree que se magnifica por culpa de los medios de comunicación lo que sucede en su asentamiento. “Vivimos tranquilos aquí, pero siempre tenemos una mala imagen por culpa del cultivo de marihuana y eso es porque no tenemos otro rubro de trabajo”, explica.

Asegura que ya han intentado con otros rubros, como el tomate y locote, pero estos terminan perdidos por falta de mercados para comercializarlos. “Son productos débiles y necesitan llegar rápido al lugar de venta. Tenemos que recorrer casi 20 kilómetros de este camino de tierra roja y que apenas llueve ya se torna intransitable”, indicó el poblador.

San Pedro siempre fue conocido por la excelente y gran cantidad de cultivos. Foto: Gentileza.

El “cabezante”, quien todo lo controla

El periodista de GEN comentó que, en el segundo día de trabajo, un vehículo particular siguió al equipo de prensa y en el interior estaba un agente de policía, que se mantenía a unos 200 metros de distancia de ellos.

“Si yo tengo una parcela en mi propiedad y ustedes hacen volar su dron, yo llamaría al ‘cabezante’ y él llamaría a los policías, luego estos vendrían a revisar el trabajo que ustedes están haciendo”, explicó un poblador al equipo de prensa, ante la consulta de c+omo sería el trabajo policial en el asentamiento.

El productor confesó que de tanto que tiene que pagar a las diferentes autoridades policiales, no les queda casi nada del dinero que genera la venta de marihuana.

Zully Rolón, titular de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), afirma que están buscando que los productores puedan trabajar en la legalidad. Foto: Gentileza.

Salud pública, bandas criminales y legalidad

En el Paraguay, el consumo de marihuana no incide en los problemas de salud pública, sin embargo, el tráfico sí es motivo de preocupación por la cantidad de bandas criminales que operan a su alrededor.

Grupos como el Primer Comando Capital (PCC) o el Comando Vermelho (CV) operan en casi todo el país y sus diferencias con otros grupos criminales del mismo “rubro”, como el clan Rotela, han generado sangrientos enfrentamientos en las cárceles y calles del país.

Los grupos criminales dedicados al tráfico de marihuana y todo tipo de drogas operan en las calles y cárceles del país. Foto: Gentileza.

Las autoridades que luchan contra el flagelo del tráfico y el consumo de drogas como la marihuana, explican que trabajan para que las instituciones involucradas intervengan, pero que precisan de políticas que de verdad sirvan a los productores.

“Les va a costar dejar de plantar marihuana porque es lo que le está sirviendo como medio de vida. Pero si existe una alternativa de cultivar lo mismo, pero para uso industrial y con mercado determinado y donde van a continuar ganando lo mismo, el productor por supuesto que va a optar por la legalidad”, manifestó Zully Rolón, titular de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).

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