A través de una entre­vista para el pro­grama judicial colombiano “Focus Noticias”, Andrés Pérez Hoyos, conside­rado como el cerebro del ase­sinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, brindó deta­lles acerca del hecho come­tido en Colombia. Acusó además a Francisco Correa, a cargo de la logística del cri­men, de mentir para obtener beneficios.

“No sé de dónde sacó nom­bres, como el expresidente de Paraguay (Horacio Car­tes), quien no tiene nada que ver y ni siquiera conozco. Yo quería decir la verdad en su momento, pero se trata de personas muy poderosas y pueden llegar donde quieran; yo acepté los cargos porque Mario Burgos (fiscal) me lo pidió”, manifestó.

Remarcó que Correa solo buscaba aprovechar el prin­cipio de oportunidad, por lo cual incurrió en mentiras como que Cartes fue uno de los financistas. Pérez Hoyos puntualizó que se debe des­ligar de responsabilidad sobre el crimen a personas inocentes, como en el caso del expresidente paraguayo.

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“Esto no tiene que ver con ese señor (Cartes) y espero que investiguen y lo saquen de este proceso porque es triste que una persona ino­cente sea vinculada en un caso tan delicado. La pre­gunta es por qué lo involucró Francisco Correa y por qué se tiene que valer de mentiras”, manifestó.

MÁS SOBRE LA CAUSA

Pérez Hoyos puntualizó que su interés se centraba en revelar quién ordenó el ase­sinato del fiscal y así exponer a los verdaderos responsables del crimen, pero no recibie­ron oportunidad para ello. Al respecto, acusó de manera directa al fiscal que investi­gaba el caso Pecci en Colom­bia, Mario Burgos.

“Al condenarnos, el Dr. Mario Burgos sepultó la verdad, en ningún momento le interesó escucharnos, solo cumplir con Colombia. Se acordó un principio de oportunidad con mentiras”, expresó el conde­nado a 25 años de cárcel por el crimen de Pecci. Pérez Hoyos señaló que el cri­men costó un total de 1.500 millones de pesos colombia­nos (equivalentes a G. 2.805 millones), pagados en su tota­lidad a Correa. Detalló que él y su hermano, Ramón Emi­lio, no recibieron nada, pues solo cumplieron una orden; señaló que ya no puede con­tar nada porque su vida y la de su familia corren peligro en donde fuera.

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