Pepa Kostianovsky

Hay dos temitas (temazos) que en estos días me tienen desconcertada. Empezaré por el más popularizado, el del ministro de Agricultura y Ganadería, un tal Carlos Giménez, que se mandó un exabrupto imperdonable y aunque luego intentara recurrir al pretexto de que fue malinterpretado, no hay vueltas que darle, lo que dijo fue clarísimo, no solo en cuanto a su texto, sino y especialmente en lo referente a su personalidad.

El tipo no encontró escenario mejor que la ceremonia del inicio de clases en la Escuela Agrícola del Aguaray para expresar textualmente: “No quiero saber de ninguno con tendencia homosexual en esta escuela. No quiero ni uno. El que es hombre es hombre y la que es mujer, mujer, pero el que está perdido y no sabe a dónde está no está permitido en ninguna escuela agrícola”.

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Al día siguiente, el mismo intentó disculparse con la historia del malentendido, y el presidente Peña, allende los mares, envió un mensaje diciendo que el Gobierno está en desacuerdo por lo que dijo el ministro, pero que es un buen técnico y lo mantiene en su cargo.

No sé si el presidente no quiere incurrir en aquello de dar patadas por WhatsApp, o si realmente piensa mantenerlo en su cargo. Un tipo que tiene semejantes boñigos en la cabeza, señor presidente, no puede siquiera ser el que sirve el café en las oficinas de Gobierno, mucho menos estar al frente de un ministerio en el que se brinda asistencia a ciudadanos e incluso se manejan centro educativos. Es un tipo que no respeta ni los mandatos esenciales de la Constitución Nacional ni los criterios internacionales .

Si él no quiere comer asado con homosexuales, negros, febreristas o mahometanos, pues que no los invite a su casa. Pero si tiene que tomar decisiones que afecten a productores o a estudiantes, está mentalmente inhabilitado. Y es una absoluta vergüenza para su gobierno.

Y sin mucho más que decir, paso al segundo tema, que me resulta absolutamente incongruente. El anuncio de que el nuevo y esperado puente a inaugurarse el lunes, y que unirá a la región Oriental con el Chaco, y que significaría un gran alivio compartiendo el que ya une Mariano Roque Alonso con Chaco’i , resulta ser que solo será habilitado para vehículos livianos. Los vehículos pesados, y bien se aclara que esto afecta tanto a los camiones de carga, como a los de trasporte de pasajeros, seguirán limitados al uso del puente viejo.

Vale decir que el nuevo y “prometedor” puente, no será de utilidad alguna para los trabajadores que cumplen jornadas en Asunción y tienen sus hogares del otro lado, que son quienes más necesitan del nuevo trayecto para acortar los hoy larguísimos viajes que los obligan a perder 3 o 4 horas en los colectivos. Ocho horas de trabajo y 4 de ómnibus, una verdadera tragedia que afecta radicalmente a las familias de la clase trabajadora.

No sé a quién se le ocurrió semejante desconsideración con los sectores más necesitados de tiempo para su vida familiar. Pero le aseguro, sin ánimo de ofender, señor presidente, que, haya sido la ministra, los gobernadores, los intendentes o los urbanistas más bochos de su entorno, cualquiera diría que la decisión la ha tomado el bobo del pueblo.

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