Juan Carlos dos Santos

Los sucesivos encuentros del próximo presidente paraguayo, Santiago Peña, con diplomáticos y altos representantes del Gobierno de Emiratos Árabes Unidos (EAU) es la muestra de una reorientación positiva de la política exterior de nuestro país, que veremos a partir del 15 de agosto.

La presencia en estos últimos días tanto del embajador Saeed Abdulla Saif Joula Alqemzi como la ministra de Estado para la Cooperación Internacional de los Emiratos Árabes Unidos, Reem Al Hashimy, representa un gran paso no solo para fortalecer vínculos comerciales, sino que también culturales y cooperativos en todas las áreas.

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Pero sobre todo, existe un detalle demasiado importante que el Paraguay debe aprovechar: el gran conocimiento de los emiratíes para quitar provecho a su posicionamiento geográfico. Es lo que llaman “know how”, es decir, las habilidades, los conocimientos técnicos, operativos y estratégicos que en este caso ha venido desarrollando EAU como parte de una política de Estado décadas atrás, incluso antes del descubrimiento de petróleo y gas en sus costas.

Sabiendo que el petróleo es un recurso limitado y que tarde o temprano se acabará (estiman que el fin de este recurso en EAU será dentro de 50 a 60 años), este país ha apostado por sacar provecho a su ubicación estratégica en el Golfo Pérsico.

Energía y ubicación estratégica, dos variables comunes entre EAU y el Paraguay. La generación de energía hidroeléctrica, la hidrovía y el corredor vial bioceánico pueden y deben tornarse en las herramientas que marquen un futuro para los paraguayos, así como sucedió en EAU incluso mucho antes del descubrimiento de las reservas petrolíferas en las costas de Dubái y Abu Dhabi, dos de los siete emiratos que componen el país.

Cuando los emiratos no formaban aún un país único y soberano, los habitantes de esa zona del mundo eran pescadores y recolectores de perlas, pero cuando Japón comenzó a irrumpir en el mismo negocio, las cosas cambiaron y se vieron obligados a reconvertirse necesariamente, pues no podían competir contra la maquinaria industrial nipona.

Es así que la familia que gobernaba Dubái vio una oportunidad en la utilización a gran escala del puerto que habían construido y lograron convertirlo en el más importante de la región. Poco a poco se fueron transformado en especialistas en logística y apostaron por ampliar el negocio.

Crearon DP World (Dubái Ports, el corazón económico del emirato) y comenzaron a exportar conocimiento. Hoy DP World tiene más de 65 puertos en todo el mundo. Pero no se quedaron en la talla, apostaron por más y al conocimiento de la administración de puertos que ya habían adquirido, le agregaron el tomar provecho de su ubicación y crearon una línea aérea y un aeropuerto, que sumó turismo tradicional además del corporativo. Una vez establecidas estas infraestructuras, el país apostó a las inversiones extranjeras otorgando beneficios y facilidades, otra coincidencia con el programa de gobierno del que habló Santiago Peña durante su campaña electoral y que lo sigue haciendo en la actualidad.

La aproximación con EAU es una de las mejores decisiones a la que puede apuntar el próximo gobierno, no solo mirando el lado comercial y cooperativo del vínculo, sino de alguna manera copiar o adaptar la política de Estado emiratí de sacar provecho a su estratégica posición geográfica, todo ello logrado en pleno desierto, un duro obstáculo que Paraguay no lo tiene.

Sin dudas existirán muchos escépticos para lograr concretar este tipo de proyecto, que lleva su tiempo, pero la misma situación la vivieron los emiratíes, según lo cuenta en su libro “Mi historia” Mohammed bin Rashid Al Maktoum, gobernante de Dubái, vicepresidente de EAU y un gran visionario, que apostó por la innovación y la seguridad de su pueblo, además de impulsar la paz en un vecindario (Medio Oriente) siempre sensible y a veces convulsionado.

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