Las marcas son artefactos culturales que existen tanto en la realidad material como en la mente de un conjunto de individuos. En primer lugar, como condición necesaria, las marcas tienen que aparecer públicamente –en los medios masivos, en las redes sociales, en la vía pública– relacionando a ciertos signos con determinadas personas, productos u organizaciones.
Por citar un ejemplo, el color rojo y una estrella blanca no dejan margen para la más mínima duda de que estamos hablando del Partido Colorado. Pero esta no es una condición suficiente para que exista una marca, ya que esos signos además tienen que producir representaciones más o menos similares en un conjunto de individuos. En el branding político, al aspecto material se lo llama identidad de marca, mientras que al sicológico y sociológico se lo llama imagen de marca. El resultado de la intersección entre lo comunicado y lo procesado por el receptor es un conjunto de atributos, valores y creencias que distinguen unas de otras a las marcas. Todo esto es en la teoría.
Si llevamos a la práctica, se puede afirmar sin margen de error, que la marca de este gobierno es el “Desastre ko Marito”, la frase que surgió de manera espontánea (muy por el contrario del ANR Nunca Más) en las redes sociales y que adquirió tanta fuerza en su momento como para quedar impregnada en todo lo que haga la administración de Mario Abdo Benítez. Con el tiempo bajó en la intensidad, pero nunca desapareció del todo, a pesar del enorme esfuerzo que se hizo desde el aparato comunicacional oficial, medios alineados incluidos para conseguirlo. Hoy, y luego de haberse tomado una siesta, vuelve con más fuerza que nunca.
Decir que el Instituto de Previsión Social está mal, que no satisface con el servicio que presta a los asegurados, no es una novedad. Ahora bien, de la mano de Mario Abdo Benítez y Hugo Velázquez, ha llegado a su peor momento, a la decadencia absoluta. El presidente Vicente Bataglia y los consejeros, Ricardo Vicente Oviedo Medina, Ludia Claudina Silvera López, Miguel Ángel Doldán Martínez, Gustavo Arias y Roberto Brítez Ferreira han llevado al IPS a la más pestilente cloaca que es hoy el lugar que debería ser el reparo de miles de paraguayos que aportan para tener salud y jubilación.
Contratos a medida, licitaciones amañadas, sobrefacturaciones multimillonarias, enorme botín para financiar la campaña del oficialismo, persecución política para quienes no se alineen al movimiento oficialista, estacionamiento de lujo y con techo para las autoridades mientras los familiares están en la vereda sufriendo calor, frío, lluvia, viento, todo esto y mucho más es el IPS gracias al gobierno de Mario Abdo Benítez y Hugo Velázquez. Para cambiar esto también se va votar en diciembre y en abril, sin duda alguna, para que el IPS deje de ser un desastre y cumpla con su papel.
Se puede afirmar sin margen de error que la marca de este gobierno es el “Desastre ko Marito”, la frase que surgió de manera espontánea en las redes sociales.
Decir que el Instituto de Previsión Social está mal, que no satisface con el servicio que presta a los asegurados, no es una novedad.