El suboficial quien ingresó de forma simultánea con Gustavo Florentín a la sede de los liberales, aquella madrugada del 1 de abril del 2017, donde mataron a Rodrigo Quintana, sigue con su idea de que le torturaron, pese a las nuevas imágenes que rebaten dicha mentira.

El suboficial Arnaldo Báez, quien parti­cipó de los hechos que precipitaron en la muerte del joven dirigente, aquella madrugada del 1de abril del 2017 en la sede del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), admite su amistad con el ex intendente de Santa Elena, departamento de la Cordillera y con quien con­versó ese día en el local par­tidario, antes de ser “tomado de rehén”. Dijo que fue su profesor en dicho pueblo.

En las imágenes se observa que ambos llegan desde la entrada del estaciona­miento, hablaban anima­damente, a las 00:34 horas, poco después de sucedido el crimen y antes de que sea tomado por los adherentes de dicho partido.

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El mencionado policía no supo explicar cómo llegó hasta la guardia de la Comandancia y quedarse por un minuto (de 00:44 a 00:45 horas), hasta inclu­sive tomó un sorbo de tereré, luego de estar “detenido” en el local del PLRA. Se limitó a decir que dicho reloj no fun­cionaba bien.

Báez se aferra a la histo­ria de que fue retenido bajo su voluntad y que en todo momento fue tortu­rado por los liberales, sin embargo las nuevas imá­genes dicen otra cosa muy distinta a sus afirmaciones. Primeramente, luego de ser “tomado” en la entrada del estacionamiento, fue hasta la Comandancia, luego regresó para conversar largo rato con los adheren­tes en el fondo del local para luego ir hasta la oficina de Efraín Alegre.

En la oficina de Alegre, el suboficial Arnaldo Báez recibió varias visitas, posi­blemente ya fue conversado para lo que tiene que decir ante el Ministerio Público. Varias personas fueron junto a él en el primer piso, pero en ningún momento se lo vio recibir apremios físicos.

A las 02:37, Báez baja del pri­mer piso y empieza a conver­sar con la comitiva fiscal– policial, encabezado por la fiscala Raquel Fernández. El policía primeramente habla con el comisario gene­ral Abel Cañete y luego fue indagado por la agente del Ministerio Público.

Ahora aparece otro vídeo en el que se observa que un civil entrega la escopeta de Báez, arma que tenía en su poder el suboficial Juan Ramón Garcete, custodio del dipu­tado Eusebio Alvarenga. El guardia del parlamentario se apoderó del arma de su camarada, cuando este fue tomado por los adherentes y lo tuvo todo el tiempo. Sin embargo ahora se observa que fue un civil quien entrega dicha escopeta, la que nunca fue peritada por los profesio­nales, pese a que pudo haber sido el arma con que mataron a Quintana.

ESTUDIO DE FOTOGRAMAS CON AYUDA FORENSE

El estudio de las nuevas imágenes, tras aquella trágica madru­gada en el local del PLRA el 1 de abril del 2017, continúa con el proceso de identificación de las personas que alteraron la escena del crimen.

Con la ayuda de los expertos del laboratorio forense del Ministe­rio Público, la fiscala Esmilda Álvarez se encuentra en el proceso de verificación e identificación por medio de fotogramas.

El trabajo es la verificación de minuto a minuto de las personas que participaron en lo que puede ser el hecho punible de frustra­ción a la persecución y ejecución penal, de sus acciones en aque­lla madrugada.

Dichas imágenes nunca fueron verificadas por los fiscales que actuaron en el caso, ya que solo una parte fue considerada por los agentes del Ministerio Público.

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