La fiscala Esmilda Álvarez y el actuario del Juzgado Penal de Garantías Número 5, Enrique Jaquet, hicieron en la víspera, en el laboratorio forense del Ministerio Público, una copia del disco duro que contiene todas las imágenes del circuito cerrado del local del PLRA y donde se observan que varias personas alteraron la escena del crimen de Rodrigo Quintana, ocurrido en la madrugada del 1 de abril del 2017 y donde agentes de Criminalística de la Policía Nacional levantaron y se llevaron tales evidencias como si fueran las originales del mencionado hecho.

Con lo que se observa en las imágenes, varias personas podrían ser llamadas a declarar de acuerdo al grado de responsabilidad si será para testifical o indagatoria. En ese sentido, el Ministerio Público también debería de convocar a los profesionales de Criminalística que participaron ese día para el levantamiento de evidencias, como los agentes de la Policía Nacional y del Laboratorio Forense de la Fiscalía.

“Recién estamos accediendo a todo el circuito cerrado, realizamos una copia y vamos a ver detenidamente todo lo que contiene el material magnetofónico y la investigación es bastante incipiente aún”, dijo Álvarez.

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En otro momento dijo que no descarta llamar tanto a los agentes de Criminalística y del Laboratorio Forense para una declaración testimonial, ya que fueron los mismos quienes accedieron a los materiales.

Fiscala Esmilda Álvarez.

DECLARÓ ABOGADO DE GUSTAVO FLORENTÍN

Ricardo Estigarribia, abogado defensor del suboficial Gustavo Florentín, único acusado por el crimen del joven dirigente liberal, fue convocado por la fiscala de la presente causa Esmilda Álvarez para una declaración testimonial. Este fue consultado cómo accedió a las imágenes y cómo llegó a las imágenes de la supuesta alteración de la escena donde cayó la víctima.

El abogado le mencionó a la fiscala que actualmente es abogado de Gustavo Florentín y desde hace tiempo que estaba buscando que le dieran las imágenes de todo el circuito cerrado; pero sin embargo, le negaron varias veces hasta que una Cámara de Apelación ordenó a que le dieran.

Mencionó ante el Ministerio Público que de esa manera pudo percatarse de movimientos sospechosos de todo el aparato liberal, que posteriormente llegaron a la conclusión de la alteración del lugar y de las evidencias de la zona del hecho.

Para el abogado también será de suma importancia las declaraciones del personal de Criminalística de la Policía Nacional y del Laboratorio Forense con respecto a los elementos plantados que ellos mismos habían levantado.

La “coordinadora” del plan para la alteración de la escena del crimen 

BÚSQUEDA. Olga Paredes realizando un intenso monitoreo en el piso donde cayeron cartuchos.
MOVIMIENTO. La abogada arrastra con los pies el tercer cartucho plantado por Fernando Cáceres.
DECLARACIÓN. Después de las movidas de casquillos, Paredes aparece poniendo al tanto al entonces director de Investigación de Delitos, comisario general Abel Cañete.

Con la aparición de las nuevas imágenes de los hechos ocurridos el 1 de abril del 2017 en el local del PLRA, en las cuales se desnuda el deficiente trabajo fiscal, cobró protagonismo una joven dirigente en aquel entonces, Olga Paredes, que tras el crimen pasó a ser la coordinadora de los movimientos de varias personas que estuvieron involucradas en la alteración del escenario que posteriormente fue levantado por los especialistas. Se convirtió en la custodia de los cartuchos.

Tras saltar a la “popularidad”, la abogada intentó limpiar su imagen e inclusive pidió derecho a réplica, pero antes de darla empezó a hablar de lo que es ella, de su profesión, de otras cosas, menos aclarar lo que era evidente en las imágenes.

La mencionada abogada directamente daba órdenes para que el escenario quedara perfecto, para luego lucirse y hacerse la víctima ante los intervinientes.

Se le observa dar una orden a un joven que movió la primera vainilla que habría caído de la escopeta de Arnaldo Báez, además tuvo que “marcar” otro cartucho que se puso en el pasillo casi al lado del cuerpo de Quintana por parte alguien con una remera negra, y, por último, arrastra con los pies el tercer cartucho, ese que Fernando Cáceres dejó al pie de la escalera para llevarlo hasta el pasillo, cerca del segundo casquillo.

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