• Por Jorge Torres Romero

En una nueva demostra­ción de doble moral en su máxima expresión, en la que solo ven la paja en el ojo ajeno y no observan la viga que llevan encima, los conglo­merados de medios que jamás fiscalizaron una sola irregu­laridad durante el quinque­nio de Marito ahora se hacen eco de la supuesta avalancha de críticas que recibieron los kits escolares entregados por el Ministerio de Educación.

Incluso se viralizaron imáge­nes de materiales entregados en países vecinos, para dar pie a las quejas de que supues­tamente los que se distribu­yen en nuestro país, además de ser de mala calidad, son insuficientes.

De nada sirvieron las explica­ciones o aclaraciones brinda­das al respecto por las auto­ridades nacionales, quienes sostuvieron que los kits entre­gados son un complemento y, obviamente, nunca serán sufi­cientes para paliar todas las necesidades de las familias.

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Pero veamos, la hipocresía en los medios de comunicación no es cosa nueva en Paraguay donde sabemos que existen grupos dominantes que se creen dueños de la verdad y que se erigen como la voz de la democracia y la justicia. Lo que molesta en realidad es el sesgo y la indignación selec­tiva de estos grupos empre­sariales, puesto que mientras critican los materiales en sus medios de comunicación, a la par mantienen desde hace años “suculentos” contratos con el Estado paraguayo.

En efecto, una de ellas, la empresa Mercurio SA, per­teneciente al Grupo Empre­sarial AZ, fundado por el ya desaparecido Aldo Zuccolillo, quien fuera también director del diario Abc Color, cuenta con varias adjudicaciones, según se desprende del por­tal de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP), donde solo dicha empresa ha logrado facturar en el periodo anterior (2018-2022) al Ministerio de Edu­cación y Ciencias un total de G. 107.743 millones, que repre­sentan unos 15 millones de dólares al cambio actual, en concepto de impresión de tex­tos escolares y materiales edu­cativos varios.

Y sin ir más lejos, dentro de los kits actuales entregados por el MEC están incluidos los cua­dernos y carpetas archivado­ras proveídos por la misma firma en 2023, por un monto total de G. 18.724 millones, equivalente a más de 2,6 millo­nes de dólares.

Esto nos da la pauta del nivel de contradicción en el que se encuentra la narrativa que pretenden instalar, puesto que al decir que los materiales entregados son de mala cali­dad, están diciendo también que son ellos los responsables por haberlos proveído.

Sabemos que detrás de todo esto hay mucho sensaciona­lismo puesto que la mayoría de esos medios de comunicación priorizan solamente aquellas historias que puedan dejar mal parado al gobierno de turno, incluso si esto implica exage­rar o distorsionar la verdad. Esta práctica lleva indefectiblemente a una percepción super­ficial y engañosa de la realidad, dejando de lado o en un segundo plano aquellos problemas que son verdaderamente impor­tantes para el país.

Sin dudas, asistimos a una evidente falta de ética y res­ponsabilidad periodística lo que puede socavar la con­fianza del público y generar la percepción de hipocresía cuando critican a otros por comportamientos similares a los de sus propietarios. Lo triste es que finalmente la ciudadanía es la que pierde ante una falta de transparen­cia y la supresión de informa­ción relevante solo por seguir una agenda política cuyos actores no logran conectarse con la mayoría de la pobla­ción. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

La hipocresía en los medios de comunicación no es una cosa nueva en Paraguay donde sabemos que existen grupos dominantes que se creen dueños de la verdad y que se erigen como la voz de la democracia y la justicia. Lo que molesta en realidad es el sesgo y la indignación selectiva de estos grupos empresariales

Sin dudas, asistimos a una evidente falta de ética y responsabilidad periodística lo que puede socavar la confianza del público y generar la preocupación de hipocresía cuando criticamos a otros por comportamientos similares a los de sus propietarios

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