El Diccionario de la Real Academia Española define la expresión “desnudar a un santo para vestir a otro” como “arreglar una cosa estropeando otra”. Con esta frase se puede titular la gestión del Ejecutivo al respecto de la crisis en el rubro del combustible.
Asediado por las crisis continuas, cerró un proyecto de ley a gusto y paladar de los camioneros. En un pase magistral, consigue trasladar el pesado canasto de la crisis al Legislativo y la aprobación en el Senado con mínimas modificaciones en tiempo récord y la tendencia es que pasaría lo mismo en la Cámara Baja. A estas horas, y de no haber mayores contratiempos, deberíamos de estar ante una ley ya promulgada.
En el mismo día de la aprobación del Senado se abre un nuevo frente de crisis que era bastante previsible se abra, pero todo hace suponer que se optó por intentar solucionar el mal mayor: el paro de camioneros. El gremio de distribuidores de combustible y de propietarios de estaciones de servicio hacían público su rechazo al proyecto con durísimos comunicados, los últimos además comunicaban que desde ese momento las estaciones de servicios solo atenderían de 6 a 14 horas, el resto del tiempo se verían forzados a cerrar y a reducir personal en las playas. Una medida sobre la cual no existen antecedentes que se haya tomado ni en otros momentos de crisis políticas y económicas que han afectado al sector.
La medida efectivamente desarticuló lo que podría haberse considerado una victoria ante la crisis de camioneros al punto de que el vocero no logró argumentar una respuesta al posicionamiento de los gremios del combustible. Se presume que se buscará un acercamiento, ya que este grupo fue en su momento de los que más fuerte apostó por el proyecto de la actual administración, quizá en la creencia de que había que cobrar facturas pasadas. En una rápida mirada a lo que sería el mapa de situación son más los grupos de poder que están quedando en la columna del debe que del haber. Ya tocará ahondar en este punto en particular.
Sería incompleto no poner en valor la previsibilidad que le otorga a esta administración las veces que recurrió como excepción hay que decirlo, a lo que debió ser la regla: el diálogo al interior de su propio partido. Elemento que podría pasar desapercibido porque se lo utiliza solamente cuando la tormenta arrecia, en las horas más oscuras.
El gremio de distribuidores de combustible y de propietarios de estaciones de servicios hacían público su rechazo al proyecto con durísimos comunicados.
Se presume que se buscará un acercamiento, ya que este grupo fue en su momento de los que más fuerte apostó por el proyecto de la actual administración.