En lenguaje simple, las políticas públi­cas podrían definirse como acciones mediante las cuales los gobiernos bus­can dar respuestas a diver­sas demandas de la pobla­ción. De todas las políticas públicas, una que siempre se encuentra entre las prime­ras en orden de importancia en toda medición que se haga es la educación.

El día de hoy está agendada la renuncia del ministro de Educación y lo hace luego de que hace doce días haya sido ungido como precandi­dato a vicepresidente por la chapa del oficialismo. Renun­cia por darle prioridad a la campaña política. En algún punto eso podría ser atendi­ble, incluso digno de aplauso. Sin embargo, es oportuno ir un poco más allá y aportar un poco de contexto; no mucho, solo un poco.

Para eso; hay que ir hasta 1989, treinta y tres años atrás. Momento en el que se inau­guraba el período de demo­cracia que tenemos hasta hoy. Hemos tenido 9 presidentes de la República y 17 minis­tros de Educación. Casi el doble. Si tenemos en cuenta que algunos han ocupado el cargo en más de una oca­sión (Blanca Ovelar, Horacio Galeano Perrone y Nicanor Duarte Frutos) llegamos a la cifra de que 22 administra­ciones distintas han pasado por la cartera educativa. De los 17 ministros, cuatro han sido mujeres (24%) y los trece restantes (76%) hombres.

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El doctor Horacio Galeano Perrone ocupó el cargo en 4 ocasiones y la actual sena­dora Blanca Ovelar lo hizo en dos oportunidades y en igual cantidad de gobier­nos. La doctora Ovelar fue la que más tiempo estuvo de manera ininterrum­pida liderando la cartera, lo hizo por un total de 4 años, 10 meses y 15 días (abril del 2002 a julio del 2007). Trece ministros estuvieron en el cargo por más de un año y menos de tres años. Dos ministros superaron los 3 años en el cargo y atención a este último dato: 7 minis­tros (casi el 50% de los 17) estuvieron en el cargo por menos de un año. Brunetti, el ministro que hoy presen­taría su renuncia estuvo por un año y un día. Finalmente, en 33 años de democracia hemos tenido 22 adminis­traciones en la cartera edu­cativa. El promedio de per­manencia en el cargo de cada ministro es de apenas un año y medio.

Una condición imprescindi­ble para que un eje de acción gubernamental se convierta en política pública es que necesariamente trascienda varios gobiernos. La política habitacional, el grupo Lince, Petropar como un protago­nista regulador de facto del mercado de los combusti­bles, renovación del parque de las unidades del trans­porte público. Estas y otras acciones podrían haberse tomado del gobierno de Cartes y verse convertidas en políticas públicas. Sin embargo, eso no sucedió. Así como tampoco sucedió con la educación.

Es impostergable que estos datos sean tomados en cuenta por la próxima administra­ción de manera a que desde el día cero la educación deje de ser parte del discurso y se transforme en acción. Que el verbo se haga carne. Que la educación se vuelva una polí­tica pública. Una política de Estado, no de un gobierno en particular. Será por las fami­lias, y sobre todo y principal: será por los niños y juventud del Paraguay.

Una condición imprescindible para que un eje de acción gubernamental se convierta en política pública es que necesariamente trascienda varios gobiernos.

Finalmente, en 33 años de democracia hemos tenido 22 administraciones en la cartera educativa. El promedio de permanencia en el cargo de cada ministro es de apenas un año y medio.

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