El asesor de comunicación Augusto dos Santos se refirió a la separación de la agenda de los medios con la agenda nacional, que finalmente termina dañando a la ciudadanía. Foto: Mariana Díaz
Los medios periodísticos “dejaron de ser medios para ser fines de comunicación”, señalan
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El periodista y asesor de comunicación Augusto dos Santos habló del rol y la forma comunicacional de los medios periodísticos, una controversia entre la agenda de los medios y la agenda nacional. Fue en el programa “Fuego Cruzado”, emitido por el canal GEN/Nación Media.
Señaló que, por un lado, “todas las mediciones indican que los asuntos que normalmente ocupan lugares relevantes en los medios no siempre forman parte de una preocupación relevante de los ciudadanos, y esos se obtienen a través de recursos demoscópicos que son adquiribles en el mercado, fácil de recurrir a ellos”.
El comunicador indicó que existe un concepto “que está cada vez menos transitado”, que es la conciencia crítica que formó parte del debate de los años 70 y los 80, y que tiene que ver con que cada persona tiene el compromiso de dirimir entre lo importante y lo accesorio. “Sí hay un tsunami de información, el asunto está en cuánto uno se deja conmover por información relevante o información basura en estos tiempos que vivimos”, apuntó.
En este contexto, Dos Santos sostuvo que no se puede dejar de mencionar que actualmente “los medios de comunicación dejaron de ser medios de comunicación para ser fines de comunicación”, lo que representa un gran cambio en la forma comunicacional que llega a la ciudadanía.
“Desde los tiempos que la televisión empezó a ser árbitro de los procesos electorales, todo el mundo asiste al noticiero, pero no todo el mundo tiene capacidad que esos roles cambiaron, y hoy en día esos grupos empresariales representan a un sector, a una mirada, a un segmento del pensamiento, y fundamentalmente los intereses nacionales. Me parece que hay una materia pendiente que es el tema de la conciencia crítica”, expresó.
El periodista y asesor de comunicación Augusto dos Santos habló acerca de la guerra de intereses de los medios en la actualidad. Foto: Mariana Díaz
Dos Santos mencionó que en medio de estos intereses o fines de medios se encuentra la ciudadanía, que por su parte no está ocupada de los temas que a diario se instalan en el debate de trincheras de los grandes medios de comunicación.
“Hasta la primera década del 2000, un poco antes incluso, una tapa de un diario era casi un elemento destituyente, hoy podés dar 20 tapas y no conmueve a un ministro o a un personaje, entonces, pasó que los medios empezaron a divorciarse de los grandes temas ciudadanos y empezaron a enfocarse en sus temas de intereses particulares, y ahí no hay excepciones de grupos de medios”, apuntó.
Caso Mario Abdo y los medios afines
El caso del expresidente de la República, Mario Abdo Benítez, con relación a los hechos ocurridos tanto con los ataques a sus adversarios políticos, como la causa que es objeto de investigación como la filtración de datos desde la Secretaría Nacional de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), también fue un tema que fue tomado por los medios de comunicación como una guerra comunicacional.
“Me pareció una buena jugada lo de Abdo, lo que no me parece es que los medios tomaron, yo creo que los medios ya no están aislados de las acciones políticas, creo que hay que ver ya con cierta naturalidad eso de manera a que se pueda entender mejor de qué se trata esta guerra. Quiénes son los damnificados, los ciudadanos, los ciudadanos que asisten muchas veces a un carnaval y que le avisen que es un carnaval”, apuntó.
Esto también refleja los intereses y vínculos políticos, a través de una concertación mediática y política. “Esa misma concertación tiene miradas que son mucho más prospectivas que el instante que estamos viviendo ahora, esa mirada sabe que hay dos condiciones para que se produzca un cambio político en Paraguay, condición uno es la unidad de la oposición, condición dos en la división del Partido Colorado”, sentenció.
Augusto dos Santos presenta su libro sobre asesoramiento de comunicación política en Corrientes
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El periodista Augusto dos Santos hará la presentación de su libro: “Hay un mito en la nevera”, enfocando la asesoría de comunicación política en medio de la diversidad. Será en el marco de la XV Feria del Libro Corrientes 2025. El evento se desarrollará este martes a las 20:00 en el salón auditorio Ceferino Miranda, ubicado en el quinto piso de la Galería Colón, en la ciudad de Corrientes, Argentina.
El acto de lanzamiento contará con la participación de invitados especiales y se convertirá en una ocasión imperdible para que estudiantes y docentes conozcan a uno de los comunicadores políticos más influyentes de Paraguay y autor de la obra literaria.
Será una oportunidad única para descubrir de cerca su mirada sobre la comunicación como “alma de los procesos”, la importancia de la diversidad y los desafíos del mundo actual.“La comunicación no puede ser solo un apéndice, tiene que estar en el corazón de cada proyecto”, recuerda el autor en cada página del libro que fue lanzado en el país el 10 de octubre del año pasado, de la mano de la editorial Arandura.
Se trata de un relato de situaciones apasionantes de las asesorías comunicacionales en medio de la complejidad política.
Tapa del libro "Hay un mito en la nevera". Foto: Gentileza
Dos Santos se desempeña ahora como asesor externo de la Presidencia de la República. Así también ocupó el cargo de director periodístico de Nación Media y en la actualidad ejerce labores de asesoría externa en el Gobierno.
El especialista había ejercido la función de ministro-director de Comunicaciones durante el mandato del presidente Fernando Lugo, quien en su gobierno había impulsado la creación de la Secretaría de Información y Comunicación (Sicom), el 27 de agosto del 2008.La mencionada institución tenía como misión central desarrollar estrategias comunicacionales que vinculen al Estado y la comunidad en la construcción de una comunicación eficaz.
Yoyito Franco urge diálogo en el PLRA ante persistente fragmentación
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En el marco de los 138 años de fundación del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el pasado 10 de julio, el longevo referente partidario, Julio César “Yoyito” Franco, realizó un análisis de la situación actual de la agrupación política en una entrevista para el programa “Fuego cruzado” del canal GEN/Nación Media, llamando a un diálogo entre todos los sectores internos.
“Las peleas del liberalismo, vamos a ir un poco más hacia atrás, siempre se producen porque en el liberalismo siempre estuvo fuerte la tendencia de decir no al manus militaris, el que tenía el mando en los cuarteles era el que ejercía el poder, así de claro. El partido siempre estuvo en esa tendencia”, expresó y señaló que el partido siempre pasó por divisiones enmarcadas en el personalismo o de equipos grupales.
“Las tendencias que yo veo hoy en el partido, yo veo que son más bien tendencias que pueden ser personalizadas, o de equipos grupales, pero no hay una gran diferencia sustancial en la forma de pensar. Hay diferencias en los liderazgos personales, porque lo que falta, para mí, es un diálogo, yo creo que en este país se tiene que imponer una política de diálogo”, describió.
Yoyito Franco participó del programa Fuego Cruzado. Foto: Néstor Soto
Los fracasos electorales
Por otra parte, se refirió al desempeño y la participación en la puja por el poder en las últimas elecciones nacionales, por lo menos en la era democrática. El Partido Liberal no ha logrado una victoria, salvo concertaciones, como el caso de Fernando Lugo, con quien llegaron al Poder Ejecutivo con una vicepresidencia liberal. O, en su caso, cuando asumió la vicepresidencia de la República (2000-2002), luego de la vacancia consecuente al magnicidio de Luis María Argaña.
“Tenemos que llamarnos al diálogo, el diálogo con respeto, sin necesidad de ofendernos mutuamente, por eso es que la gente, cuando el liberalismo presenta un candidato de partido, se resiste. La gente que no es colorada que le va a votar a una alianza, como pasó con Lugo, por ejemplo, le va costar votarle a un liberal, por eso repito hasta el hartazgo, lo primero que tiene que hacer el partido es llamarse a un diálogo y analizar a profundidad este tema, y tener la actitud de opositor”, manifestó el exsenador y exvicepresidente de la República.
Para recuperar la imagen y la “confianza” de la ciudadanía, principalmente en unas elecciones, afirmó que primero el Partido Liberal debe resolver sus problemas internos. “Darle esa imagen de cambio a la imagen de solamente tener una posición de crítica, donde la crítica en muchos casos sirve y vale en este país, pero en algunos casos creo que se está exagerando”, sentenció.
Esperan desafíos energéticos hacia 2030 y llaman a planificación
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El futuro energético del país fue abordado en el programa “Fuego cruzado” del canal GEN/Nación Media con el exgerente técnico de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), Fabián Cáceres, y el economista y exdirector de Aduanas, Julio Fernández. Ambos coincidieron en que el camino es tomar las medidas necesarias ante la situación que se presentaría a partir del 2030.
“Es un tema por demás importante, es un tema que realmente hay que encararlo y estamos todavía a tiempo, pero hay que tomar acciones”, expresó Cáceres, señalando que actualmente Paraguay cuenta con tres fuentes de generación. “Itaipú aporta 6.060 megavatios de potencia, Yacyretá aporta en torno a 1.700, como máximo, la central Acaray, la más antigua de todas, 220, estando en óptimas condiciones, cosa que actualmente no lo está, si sumamos todo eso, llegamos a los 7.800 megavatios de potencia”.
Cáceres citó como un ejemplo claro de lo que pueda ocurrir a futuro que “en marzo del 2025, el consumo llegó a 5.122 megavatios de potencia en un horario en verano. Si tomamos ese verano y hacemos una proyección de crecimiento histórico del 10 %, allá por el 2030, 2031, nosotros llegaríamos a tener problemas en verano en ciertos horarios”.
El técnico sostuvo que hay que entender que esa insuficiencia energética que se avecina no va ser de la noche a la mañana ni todo el año, sino que se puede presentar por época, lo que exige correr contra esa demanda máxima que se podría registrar en cinco años.
“La situación es que a partir del 2030 se va prender la alarma en ciertos horarios, que si no tenemos otra fuente de generación la salida va ser cortar esa energía en ciertos horarios, con todos los perjuicios que eso ocasiona”, apuntó.
Por otra parte, mencionó que en las acciones que deben ser implementadas la Administración Nacional de Electricidad (Ande) serán clave. “Itaipú es un jugador importante en la parte de genera recursos para poder hacer, y la Ande es el gran jugador, es que tiene que ejecutar estos planes, y para ejecutar necesita recursos. Entonces, yo creo que este momento es muy importante de comenzar a debatir la situación de la Ande, cómo se van a conseguir esos recursos”, sentenció.
Fabián Cáceres y Julio Fernández participaron del programa "Fuego cruzado". Foto: Néstor Soto
Excedente energético
Por su parte, Julio Fernández manifestó: “Creo que el tema de la generación, recién ahora surge como algo muy urgente, estamos al parecer muy convencidos del excedente energético. El común de la gente cree que todavía tenemos excedente, entonces no fue un problema visibilizado, 40 años de tranquilidad, con excedente energético, casi un carnaval energético”, refirió.
Para el experto, esa tranquilidad sobre el excedente de energía, hizo que no se hayan previsto energías alternativas para enfrentar la futura situación, en comparación a otros países de la región que registran un importante avance.
“Brasil, en ese periodo de tiempo, creció 340 % más en generación, y Argentina, 220 aproximadamente, lo mismo que Uruguay, nosotros cero, y hoy esa procrastinación o ese rezago largo, nos está pasando la factura porque el tiempo hoy está muy corto, no hay un plan de generación concreto, porque para que haya planes se necesita de cronograma, fondos, toda la tecnología, pero sí vemos mucho movimiento en este tiempo”, apuntó.
Aseguró que “la proximidad de la crisis va a obligar a tomar decisiones que durante mucho tiempo se postergaron, revisar la tarifa, la gobernanza de la Ande, soltar al sector privado”.
Esto también ante el presupuesto público, teniendo en cuenta que Paraguay cuenta con un nivel de endeudamiento del 40 % de su producto interno bruto (PIB), pero con una presión tributaria de solo el 11 %. “Entonces, tenemos escaso margen de financiar proyectos de este tipo de envergadura, entonces el sector privado va ser clave, y el hecho de que sea rentable, que haya mercado eso va motivar que vengan inversiones, pero para eso hay que facilitarlo”, puntualizó.
“Py sevo’í” en Paraguay del siglo XX y la experimentación en humanos
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En la presente entrega de “Expresso”, Augusto dos Santos visita el campus de la Universidad Nacional de Asunción para conversar con el Dr. en Filosofía, profesor e investigador José Manuel Silvero, quien publicó recientemente su nuevo libro “Pysevo’í. La campaña sanitaria de la Fundación Rockefeller en Paraguay (1923-1928)”, en el que aborda con un importante archivo a disposición la problemática local de la anquilostomiasis de hace un siglo y la consecuencia social que acarreaba, la situación precaria del sanitarismo paraguayo de entonces y los trabajos de la fundación norteamericana, incluyendo la experimentación en humanos que se dio en ese contexto.
Fotos: Pánfilo Leguizamón
ADS –¿Cómo es que un filósofo lleva a interesarse en un tema como anquilostomiasis?
JMS –La historia guarda relación con una anécdota. Siendo niño nos convocan en la escuela a presenciar, a visualizar una película. Yo estaba entusiasmado porque ya tenía noticias de que había un personaje de nombre Popeye, de que había una pantera de color rosa, me contaban mis amigos y de tanto en tanto algún que otro vecino que tenía algún televisor nos dejaba ver estas maravillas. Todo esto en Caazapá, zona de San Juan Nepomuceno. Entonces automáticamente me dije “esta es mi oportunidad, voy a disfrutar de una hermosa película”. Llegamos, nos acomodamos todos los “mita’i” para visualizar la película en cuestión y era una de las películas de la Fundación Rockefeller, que le enseñaba a los niños a cómo gestionar de manera responsable sus excretas. Años después, (…) en el marco de los 100 años de aquella gran campaña sanitaria, entro en comunicación con la Fundación Rockefeller, y me liberan los archivos oficiales que para mí fue espectacular, porque no solamente tenía datos, informes, sino también imágenes.
–¿Qué hacía la Fundación Rockefeller entre el año 1923 y 1928?
–En Paraguay, en ese arco de tiempo se desarrolla la cooperación, que es una acción oficial que la firman la Fundación y el gobierno de aquel entonces. Eligio Ayala fue el firmante, y se salvaguarda eso a través de una ley ¿Qué hace la fundación? La fundación (Rockefeller) ya venía desarrollando desde 1916, estimativamente, acciones en terreno, en algo así como 140 países del mundo. Y el tema de fondo, el tema más importante de esa acción de la Fundación Rockefeller es la lucha contra la anquilostomiasis. Y en una de esas, un par de médicos muy relevantes de nuestra historia paraguaya, el Dr. Migone y el Dr. Andrés Barbero envían cartas a la Fundación, porque la Fundación tenía una especie de informe anual de sus acciones, envían cartas comentando, por un lado, que aquí también hay una prevalencia muy alta, y por el otro lado, muestran un interés para que la Fundación eventualmente pudiera cooperar. Entonces la Fundación responde diciendo que sí, que tienen interés de cooperar, pero en principio esa cooperación se basaría en el envío de unas cajas, que contenían una especie de proyector a linterna, lo llamaban, folletos, folletitos y algunos pósters. Una campaña educativa que el propio Migone lo paga de su bolsillo. Es interesante. Esa acción es la acción precedente, inmediata que va a dar pie luego a la firma oficial de la cooperación. ¿Y por qué es importante todo esto? Porque en el año 1917 y en el año 1920 se desarrolló en Paraguay sendas campañas de lucha contra el py sevo’i. Pero con un éxito relativo. Se necesitaba el acompañamiento de una organización grande, enorme, importante como lo fue en aquel entonces y como lo sigue siendo la Fundación Rockefeller. Y bueno, ese es el antecedente.
–¿Cuál era la importancia de enfrentarse a esa enfermedad? ¿Cómo afectaba al momento paraguayo?
–Estudios de aquel entonces, de hecho, van a ser los médicos de la Universidad Nacional de Asunción; el Dr. Velázquez, el primer decano de la Facultad de Medicina, y todo un equipo de médicos, quienes a insistían en la necesidad de contrarrestar al sevo’i, la lombriz, el parásito que se metía por los pies y que empezaba a debilitar al niño, al adulto, da igual. Era tan grande esa incapacidad que uno tenía que administrar que, por supuesto, lo volvía anémico, lo volvía incapaz para trabajos de todo tipo y también de aquel entonces viene el famoso estigma del sa’yju, mita’i sa’yju y compañía. Es una enfermedad, es un mal que le debilitaba al pueblo, le volvía incapaz de producir. El doctor Velázquez cuenta en uno de sus textos cuenta ese escenario dantesco de niños famélicos y de adultos también incapaces de emprender algún tipo de tarea. (…) Manuel Domínguez, en una carta al doctor Insfrán, él habla del py sevo’i, en unos términos muy interesantes, donde dice: “El paraguayo tiene la manera de solucionar este problema y lo mata con el ka’arê –que es el quenopodio– y con la caña”.
–¿Y qué hacía la medicina y los médicos paraguayos antes de la llegada de la Fundación Rockefeller? ¿Era paliativa la tarea?
–Era paliativa. Había una química que probablemente era muy ineficiente, se habilitaron algunos puestos de distribución de algunas medicinas, y el problema más grave de aquel entonces, para llevar adelante esta lucha contra la anquilostomiasis era, por un lado, la eficiencia de la química, que los médicos de la Fundación Rockefeller calibraron muy bien, calibraron a costa de muchas muertes, pero, por un lado, la visión de la Fundación Rockefeller era una visión integral, por eso es una campaña de salubridad.
–Aquel no era un momento de bonanza en nuestro país, precisamente.
–Ese es un punto que a mí me hizo pensar mucho de cómo lo iba a plantear en el libro. Un Paraguay carente de infraestructura, un Paraguay carente de un sistema de salud medianamente fuerte y un Paraguay donde a la gente del campo se le proveía de algunos cuadernillos para consumir, para usufructuar, pohã ñana. De hecho, yo critico eso en un apartadito. Genaro Romero era el jefe de tierras y colonias, y él le recomendaba a los campesinos consumir o usar los yuyos, en ausencia justamente de un sistema medianamente justo, en el sentido de acceso a la salud. Teníamos muy pocos médicos, había una inestabilidad política tremenda
–¿Decís que en el marco de esta sistematización que hiciste del aporte de la Fundación Rockefeller, que esta crea casi lo que se diría es la burocracia a la gestión sanitaria en Paraguay?
–La Fundación Rockefeller tiene una incidencia política administrativa total en la configuración de la salud global. No se puede entender el nacimiento y el desarrollo de la Organización Mundial de la Salud y especialmente de la Organización Panamericana de la Salud sin el concurso y la “inteligencia”, entre comillas, de la Fundación Rockefeller, y su modo de trabajar. En ese modo de trabajar, la estadística, por ejemplo, es muy importante, la recogida de datos es muy importante, la organización con informes, con muchos detalles, el conocimiento del terreno, todo eso formaba parte de esa gran estrategia que lo desarrollaron a nivel mundial y también en Paraguay, por supuesto. En la historia de la salud pública, de la sanidad pública, el ministerio que llevaba, que tenía el control sobre la sanidad, era el Ministerio del Interior, sobre todo el Departamento de Higiene en este caso.
–Hay un capítulo que aborda experimentos humanos, especialmente con niños, que es éticamente cuestionable o condenable. ¿Cuál es la realidad en relación a ese capítulo en la historia de la presencia de la Fundación en Paraguay?
–Efectivamente, la campaña sanitaria, así como habíamos manifestado, se había repartido en diferentes acciones: grupos propiciando la construcción de letrinas, grupos de guardas sanitarios medicando a la población, otro grupo levantando datos para corregir el atlas de Gásperi del año 20, es decir, el tema de censo, una cuestión estratégica, la guerra va a venir después, y otro grupo trabajando en la divulgación, pero un grupo pequeño, sí, efectivamente se dedicó a llevar adelante trabajos de experimentación en contexto de encierro, con grupos vulnerables, en ausencia de criterios éticos razonables para aquel entonces, hay que acordarse que el código de Nuremberg y todo lo que pasó en los campos de concentración va a ser muy posterior, esto es 1923. Entonces en mi investigación yo me encontré con una conducta que se había repetido tanto en Brasil, en Colombia y en varios lugares de los médicos que se metían en los hospicios, en los orfanatos, en la policía, en el ejército, a llevar adelante experimentos con seres humanos. En este caso, con niños, menores de edad, con jóvenes probando sustancias químicas, probando sobre todo dosis. Lo llamativo y lo reprochable, si cabe el término, es que en función a lo que yo investigué, Fred Soper (el director) sabía exactamente que esas sustancias eran tóxicas y que podían causar la muerte. Aun así, siguieron utilizando hasta que llegaron a un punto que causaron muertes, entre 15 y 16 fallecidos durante toda la campaña, mirando la envergadura. El 90 % de ellos eran niños menores de edad, niños pequeños de 2 años, 4 años, 6 años, algunos soldaditos también.
–¿Esto tenía que ver con la aplicación de diversas formas de químicos o algún químico en particular con el que se experimentaba?
–Sí, el tetracloruro de carbono con la mezcla con el aceite de quenopodio. En los informes lo que yo pude notar es, porque claro, tenían que justificar, tenían que dar cuentas, tenían unas fichas donde comentaban las posibles razones de la muerte, y hablaban también de ciertas enfermedades de base. Entonces, que no lo tenían muy manejado, decían “a los epilépticos no hay que suministrarle; a los alcohólicos, tampoco, y a ciertos niños que tenían otros parásitos, tampoco”. Lo que pasa es que esa fundamentación o esa explicación venía después de la muerte. No antes.
–¿En qué momento de la investigación te encontraste con este hecho tan contrastante con el lado positivo de esta campaña y qué generó en vos como investigador?
–La investigación en sí es una tarea en solitario muy interesante. Es un tiempo en que uno se sumerge completamente de manera obsesiva en llevar adelante este trabajo. Funciona unos mojones que es el esquema del trabajo, pero uno piensa muchas cosas. Como docente investigador de la UNA, yo envío un correo institucional y ellos me envían paquetes, paquetes muy importantes de información. En uno de esos paquetes me encuentro con los muertos.
–¿Y en uno de esos paquetes te encontrás con las fotos de esos experimentos?
–En uno de esos paquetes me encuentro con fotos de niños, de niñas, del orfanato, con enfermos mentales, del neuropsiquiátrico, con soldaditos, con militares. Esas fotos están en el libro. Son 60 imágenes inéditas que por primera vez se está viendo en el Paraguay. Estaban guardadas en el archivo de la Rockefeller Center.
–¿En este camino de contacto con la Fundación Rockefeller encontraste en los líderes actuales de la Fundación alguna actitud de ocultamiento digamos?
–Ninguna. En todo momento fueron muy amables conmigo, tengo que recalcar eso en todo momento, fueron cordiales, me ayudaron. Sí les envié un correo cuando el trabajo ya estaba listo, les dije que quería utilizar esas fotos en el marco de la investigación y me dijeron que sí, llené una proforma como se suele hacer.
–¿En estos 100 años, antes de tu libro, antes de tu investigación, ¿hubo algún tipo de denuncia por parte de alguna autoridad de Paraguay respecto de estos experimentos?
–De paraguayos no, yo por lo menos no encontré. Sí, en Brasil. Un médico de aquel entonces que ya en el año 22, en un evento científico del Brasil de aquel entonces, sale a gritar, a vociferar que la Fundación estaba matando a gente inocente, a niños y sobre todo a gente de color, porque en el Brasil la envergadura y la dimensión de la campaña fue muy diferente. Y en Guatemala, si no me equivoco, también se presentó en el año 2010 una investigación que daba cuenta de ciertos abusos que se cometieron con personas en situación de encierro, de grupos vulnerables, la cárcel, el orfanato, un calco de lo que fue en Paraguay. Esto es del año 40 más o menos.
–¿Y cómo reaccionaron las autoridades de la Fundación?
–Ellos sí pidieron una explicación. Obama estaba como presidente, Obama le pide a la Comisión Nacional de Bioética que investigue si eso es cierto. Corroboran que efectivamente porque los datos estaban guardados en un archivo en los Estados Unidos, y Obama pide oficialmente disculpas al gobierno de aquel entonces y ese es un precedente que yo encontré. En este caso de experimentación con seres humanos en Guatemala, Fred Soper aparece en la lista de los médicos. Acá Fred Soper fue el director de la campaña de Paraguay; que, por cierto, fue director de la OPS durante creo que 4 periodos.
–¿Cómo y por qué culmina esta misión finalmente en Paraguay, en el 28?
–Culmina porque la guerra iba a desatarse en cualquier momento. El gobierno de aquel entonces destina los fondos para fines estratégicos. Y entonces se desfonda, se queda sin fondos la campaña. Pero, además, se venía arrastrando una serie de pequeñas inquinas entre médicos paraguayos y médicos paraguayos que trabajaban para la Fundación, y especialmente médicos norteamericanos.