Una “carajeada” al aire contra una noticia que él mismo admite que no leyó, puso a Luis Bareiro en el centro de críticas y burlas en las redes.

La mayor inyección de dinero narco al sistema financiero, a través de maniobras financieras de Luis Carlos Da Rocha, alias Cabeza brança, vía banco Atlas (del grupo Zuccolillo) fue una de las noticias destacadas del día.

La fiscal Lorena Ledesma, que investiga el caso, señala en un escrito que el grupo Atlas participó en el “otorgamiento de préstamos a personas que no reunían el perfil financiero, y de esta manera contribuir a la integración de sumas de dinero producto del narcotráfico”. La información fue publicada en tapa por el diario La Nación, en su edición de la fecha.

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En el ámbito periodístico rige la obviedad de que la noticia es un relato de un acontecimiento de actualidad, que despierta el interés del público. Sin embargo, para el periodista Luis Bareiro, del grupo Vierci, al parecer la noticia en cuestión no solo no merece ser leída, sino rechazada sin saber el contenido.

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“Me importa un carajo lo que publica La Nación, yo no sigo a los sicarios del cartismo”, respondió Bareiro con aparente indignación, cuando un oyente de su programa le señaló si no tenía algún comentario que expresar al respecto de la información dada por la fiscalía y publicada por La Nación.

De las expresiones del comunicador se deduce que el mismo aplica la actitud de no leer lo que publica la competencia. Y en consecuencia llegar muchas veces tarde (un “pecado” muy sensible entre periodistas) a hechos que son de interés del público.

En diversos momentos, La Nación publicó, en primicias, noticias de interés como, por ejemplo: el monumental contrabando de azúcar, quesos y otros productos de supermercados, perpetrados por el grupo Vierci.

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Otras: la corrupción con los insumos chinos al inicio de la pandemia de COVID-19; la corrupción en la administración de Patricia Samudio en Petropar (que la obligó a renunciar); el amigo narco del exministro Arnaldo Giuzzio (que lo obligó a renunciar); la corrupción con las comisarías móviles del exministro Juan Ernesto Villamayor (sacado de Interior y puesto en el gabinete presidencial); el intento del grupo liderado por Villamayor de obligar a Petropar a pagar US$ 7 millones a una empresa de maletín de Argentina, luego en una operación casi calcada con la deuda a Venezuela (que lo apartó definitivamente del Ejecutivo).

Asimismo, otras primicias publicadas fueron: las mil y una licitaciones amañadas en el IPS; las graciosas concesiones a la empresa Engineering, manejada por amigos del actual presidente Mario Abdo. Y así, un sinfín de temas publicados y que fueron tapas de La Nación. Replicadas y seguidas luego por la competencia, como corresponde a la profesión del periodismo, signada por el imperativo de estar siempre al día con las noticias, así sean las que gustan o disgustan a los periodistas que solo ven y opinan sobre lo que les agrada o conviene.

Fuente: Hoy.com.

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