Desde la semana pasada el presidente Mario Abdo Benítez estuvo en el ojo de la tormenta. La ausente política de Estado para hacer frente a la pandemia llevó a la ciudadanía a salir a las calles y no solo exigir un golpe de timón, sino directamente su renuncia o juicio político. El caldeado ambiente que se vive toda esta semana en torno a la figura del presidente coloca a Mario Abdo Benítez como el político de la semana de LN.

La saturación de los hospitales por el aumento desmedido de los casos de COVID-19, la lentitud para negociar la compra de las vacunas –lo que ubica al país entre los últimos en el proceso de inmunización–, los hechos de corrupción que salpicaron a varios miembros de su gabinete, la crisis económica derivada de la prolongada cuarentena, la falta de respuestas oportunas por parte del Gobierno y el capricho de mantener en su gabinete a cuestionados ministros terminaron hartando a la ciudadanía, que salió a las calles a pedir su cabeza por considerarlo un presidente ausente y sin determinación para llevar las riendas del país.

Cuando ya la situación estaba muy complicada y a fin de calmar el malestar ciudadano, Abdo Benítez esbozó los primeros cambios en su gabinete el viernes, aceptando la renuncia del entonces ministro de Salud, Julio Mazzoleni, a quien la ciudadanía venía hostigando por la creciente carencia de insumos y medicamentos en los hospitales públicos.

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Sin embargo, el hartazgo ciudadano seguía y, lejos de calmar las aguas, por la noche miles de personas se congregaron en las inmediaciones del Congreso para protestar en contra de la política del Gobierno. Lo que en principio era una fiesta cívica, terminó en hechos de violencia y hasta en pedidos de paz por parte de la Policía.

La represión y los hechos de violencia caldearon aún más el ambiente y nuevamente el sábado cientos de personas volvieron a las calles a exigir su salida del Gobierno. Para calmar la situación, nuevamente anunció que solicitó la renuncia de todos los miembros de su gabinete y se anunció el cambio de varios cuestionados ministros, pero no fue sino hasta el lunes que esas movidas fueron concretadas.

A la protesta contra el mandatario se sumó el repudio hacia el segundo del ejecutivo, Hugo Velázquez. Las movilizaciones seguían y ya no solo se concentraba en la capital del país, sino además en ciudades del interior y las principales capitales del mundo donde paraguayos se hicieron sentir para mostrar su hartazgo.

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Mientras la gente esperaba un mensaje fuerte, claro y que deje sentadas las nuevas acciones que seguirían ante el ultimátum ciudadano, el mandatario no se animó a dar la cara y dio un tibio mensaje grabado, lo que enfureció aún más a la ciudadanía.

Al día siguiente, la gente nuevamente se volcó en masa a las calles y ya llegó hasta Mburuvicha Róga, sitio que en horas de la mañana se convirtió en una seccional colorada, pues allí Abdo Benítez recibió a sus allegados y dirigentes de distintos puntos del país, quienes le brindaron su apoyo incondicional.

La agitada semana siguió con el anuncio de la bancada del Partido Liberal Radical Auténtico en la Cámara de Diputados de iniciar el juicio político. A este anuncio se unieron varios sectores políticos; sin embargo, el movimiento Honor Colorado guardó cautela y hasta el momento no apoya la medida.

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Hoy se cumple una semana de la primera movilización y para hoy se anuncia una convocatoria en la Plaza de la Democracia, mientras que mañana será en las inmediaciones del Congreso, donde se prevé una peña artística para continuar con la “resistencia”, exigiendo la salida del mandatario.

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