Con motivo del feriado largo por Semana Santa, mucha gente acostumbra viajar, ya sea haciendo paseos por el interior del país como también otros aprovechan para ir a otros países, considerando que son varios días de feriado.
Desde la Dirección General de Migraciones se emitió un recordatorio para los viajeros que planean salir del país durante estos días. El titular de la institución, Jorge Kronawetter, destacó la importancia de contar con la documentación necesaria en regla para evitar contratiempos en los puestos de control migratorio.
Kronawetter explicó que, si bien el mayor flujo turístico suele ser interno por la brevedad del receso, en esta época se registra un incremento significativo en el movimiento en los pasos fronterizos, según dijo en comunicación con la emisora 1020 AM.
“El resto del turismo suele ser interno por el tiempo que lleva salir, pero a partir de esta situación ya dispusimos un plan de contingencia siguiendo la línea de lo que vinimos haciendo en temporada alta en todos los puntos de frontera”, indicó.
Desde Migraciones se insta a los ciudadanos a verificar la vigencia de sus documentos personales y, en el caso de viajar con menores de edad, asegurarse de contar con las autorizaciones correspondientes.
Las autoridades también recomiendan anticiparse a los traslados, teniendo en cuenta que se pueden presentar demoras debido al incremento del flujo migratorio. La institución habilitó canales de consulta y asistencia para orientar a los viajeros sobre los requisitos y procedimientos necesarios para cruzar las fronteras en estas fechas.
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Creció nivel de visibilidad del país con viajes de Santiago Peña
“Fue una experiencia espectacular. Lo que vivimos en Japón fue una mezcla de emoción, trabajo duro y orgullo nacional”, expresó Mika Nishijima, empresaria, comunicadora y conductora del programa gastronómico “Moyashi”, que acompañó la delegación paraguaya durante la celebración del Día Nacional de Paraguay en la Expo 2025 en Osaka (Japón), evento que coincidió con la visita del presidente Santiago Peña.
“Que esté el presidente cambió completamente el nivel de visibilidad. La gente preguntaba: ¿Dónde está Paraguay? ¿Qué hace aquí? Generó un interés real”, afirmó la ingeniera comercial paraguaya y de ascendencia japonesa, además técnica en gastronomía, graduada con un título del Ministerio de Agricultura y Piscicultura de Japón, en una entrevista con el programa “Tribuna”, emitido por Paraguay TV.
“Paraguay está abriendo sus puertas al mundo y tenemos que aprovechar esta oportunidad. Nos queda mucho por hacer, pero vamos por buen camino”, puntualizó Nishijima, al remarcar que la diplomacia presidencial que lidera Peña fue clave para abrir puertas al país, que normalmente son inaccesibles.
La delegación superó todas las expectativas. Lo que comenzó como una intención de llevar a 20 empresarios paraguayos, terminó con la participación de 64. “Llevar a tanta gente al otro lado del mundo no es fácil. Son más de 37 horas de viaje, agendas complicadas, pero lo logramos gracias al apoyo de agencias de turismo y la Cámara Japonesa de Comercio e Industria”, explicó.
Las visitas incluyeron empresas de rubros tan diversos como tecnología informática, insumos hospitalarios, producción de alimentos e innovación eléctrica.
IMPACTO CULTURAL
Además del intercambio empresarial, uno de los aspectos más memorables de la misión fue el impacto cultural. En Tokio, Nishijima organizó una clase magistral de cocina paraguaya que terminó desbordando la capacidad del espacio asignado. “Fue una locura. El vorivori fue furor total. Incluso más que las empanadas y guisos. Les encantó la sopa paraguaya, y la reacción de los japoneses al probarla fue increíble. Les parecía familiar pero diferente, y eso los entusiasmó mucho”, relató.
El evento fue organizado en colaboración con un instituto de gastronomía japonesa, cuyos miembros conocieron a Nishijima durante una visita anterior gracias a una beca. Esa conexión sembró la semilla de lo que sería una clase que, según los asistentes, despertó el interés por la cocina paraguaya como nunca antes. La receta fue entregada a la Embajada de Paraguay en Japón para que puedan replicar la experiencia en más ocasiones.
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Es preciso detener la marcha del Reloj del Apocalipsis
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
La aldea global cambia. La tertulia invernal en esta tan fría noche en Mar del Plata –unos 1.450 kilómetros al sur de mi querida Asunción– posibilita que emerjan dudas, interrogantes, convicciones y, por qué no decirlo, preocupaciones. Amigos, amigas y debates cruzados. Mi vieja mecedora junto a los leños crepitantes y los copones cargados con un Gran Enemigo, cabernet franc de 2020, añaden calidez a ese “cónclave para pocos… y pocas”, como propuso alguien en tono de broma en “la previa”.
Las guerras ganan preponderancia en el espacio dialógico. El destrato violatorio de los derechos humanos de más de 125 millones de personas desplazadas, según los reportes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), agrega angustia.
“El propósito globalizador amplio que algunos estadistas a izquierda, derecha y centro impulsaron en décadas recientes parece decaer o, por lo menos, perder impulso”, lanza JJT, académico y catedrático. Lector con voluntad inquebrantable de conocimiento, agrega a ello su sorprendente memoria. Alguien coincide y asegura tener la misma percepción.
“Es así a partir del acceso al poder de nuevos líderes y lideresas que en algunos casos –por sus decires, sentires y acciones concretas– parecen dar señales de tener bajos coeficientes intelectuales para lo que se supone y demanda –justamente– a líderes y lideresas”, sentencia DEG, con años de formación en universidades asiáticas, europeas y en Oriente cercano.
Aquí, allá y acullá, conflictos en desarrollo. Terrorismos amenazantes y novedosas prácticas horrorosas. Armados con letales armas de diseño –incluso on demand– algunos gobiernos y corporaciones por debajo de la mesa privatizan las guerras e intervienen en ellas con mercenarios que asesinan a pedido del mejor postor.
SICARIATO A GRAN ESCALA
“¡El estadio superior del sicariato a gran escala!”, enfatiza AS, analista transnacional amateur. Con el pensamiento puesto en todos aquellos fuegos y nuestro propio fuego, entrecierro los ojos. Percibo que nuestros teléfonos inteligentes vibran.
“A los refugios. Suenan las alarmas”, reporta @bettapique –colega periodista galardonada y con larga trayectoria profesional en conflictos y guerras– desde su cuenta en X. “Israel e Irán intercambiaron disparos nuevamente (…) en su enfrentamiento más intenso de la historia, alimentando los temores de un conflicto prolongado que podría abarcar a Medio Oriente”, agrega la agencia francesa de noticias AFP.
Enmudecimos. Las y los integrantes de este grupo tenemos afectos y recuerdos valiosos en ese lugar del planeta. Tal vez, en silencio, propusimos un brindis por la paz que, también sin expresarlo en alta voz, lo aceptamos. Alguien levantó su copón. “¡Por la paz!”.
El ruego colectivo, sin embargo, no alcanza para dejar atrás los pensamientos. “El mejor camino para olvidar es no pensar”, le hizo decir alguna vez el viejo Ray Collins (92)
–tal vez el más grande escritor de historietas vivo en nuestra región después de la partida del admirado Robin Wood el 17 de octubre de 2021, en Encarnación– al teniente Zero Galván, del imaginario precinto 56 en NYC. “Pero, también, es el más largo”, remató aquel duro héroe latino (migrante) de ficción, aunque no tanto.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. Profesionalmente trashumé esos paisajes que millones –a través de milenios– llamamos Tierra Santa y algunos creemos que lo es.
Los grupos de poder que con el correr de los tiempos y la emergencia de conflictos múltiples se crearon para que líderes y lideresas resuelvan entre ellos y ellas los conflictos que se desploman sobre millones de inocentes devienen en púlpitos inadecuados, inútiles, para que los unos y las otras –tal vez– se escuchen entre ellos y ellas.
ALARIDOS
¿Quieren oírse? Los tremendos alaridos desgarradores de las y los desesperanzados no parecen conmoverlos. Millones huyen. Atrás quedan niñas y niños arrancados de sus familias para convertirlos en soldados. Los preparan para que sepan cómo ser eficientes para asesinar en masa.
Las y los adultos despojados de esos afectos entrañables, amenazados por lo que creen peor, se lanzan en busca de refugios incansablemente hasta que intuyen, perciben, sienten que –en verdad– van hacia lo peor. Miles sucumben cuando lo intentan.
Ningún lugar queda lejos para las y los desplazados forzados que, en cientos de casos, comprenden que escapar no siempre es llegar al lugar deseado. Al que creen más adecuado o al que, después de la huida, podría ser el nuevo y fértil campo de arraigo para sembrarlo de sueños. ¡Corramos, las balas pican cerca!
Sin embargo, algunas veces es tan aciago llegar que hasta aquel atrás peligroso que indujo la fuga parece perder sentido cuando –en cada playa a la que se arriba, luego de cada frontera que se cruza o muro que se sortea– se hace el recuento de quienes lo consiguieron entre las y los que partieron unidos en la desesperanzada esperanza.
Nunca fueron pocos ni pocas. Ni cuando las llamadas “invasiones bárbaras”, desde el siglo III de nuestra era, ni cuando finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX, en el “período de migraciones”. Sin embargo, por estos tiempos, los desplazados son muchos más. Quienes mueren en los intentos, también.
DESAPARECIDOS
En 2023, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó que, desde 2014, “más de 28 mil personas han desparecido” cuando intentaban llegar desde África a Europa. Lampedusa, esa muy pequeña isla italiana, es uno de los tantos puntos de llegada. Se multiplican allí los campamentos solo asistidos por voluntarios de múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas de organismos multilaterales cada día menos dotados de fondos asistenciales.
El Mediterráneo es la ruta inevitable y, a la vez, un riesgoso desafío. A tal punto que a ese bellísimo mar al que los mapas del Imperio romano señalaban y mencionaban como Mare Nostrum, el papa Francisco unos pocos meses atrás lo describió como “un enorme cementerio”. El simbólico averno también pueden ser las olas gigantescas.
¿Y cuando llegan? “Solo la idea, la sensación y la convicción de ser sobrevivientes nos hace sentir bien, afortunados… pero dura poco.
El recuerdo de las y los ausentes pesa, lastima, hiere. Nos persiguen sin descanso”, me dijo mientras miraba fijamente aquel piso arenoso un desplazado con el que pude conversar periodísticamente.
Por breves momentos, sus ojos se perdían en el estrecho de Gibraltar. Miedos. Fantasmas, pensé y la certeza de estar siempre bajo sospecha. Muy cerca está la tan lujosa como deslumbrante Tanger tachonada de residencias ostentosas de ricos y famosos. El jet set no se fija en gastos.
“Solo, voy con mi pena / Sola va mi condena / Correr es mi destino / Para burlar la ley…”. Manu Chao (francés, español, vasco y gallego), como en aquel tiempo, vuelve a sonar en mis oídos. Ayer, hoy y mañana. Espero que no. “Perdido en el corazón / De la grande Babylon / Me dicen El Clandestino / Por no llevar papel (…) Mi vida va prohibida / Dice la autoridad”.
ARRAIGO Y DESARRAIGO
Algunas y algunos lo consiguen. Pero… arraigo y desarraigo suelen ser asignaturas pendientes, para siempre. “No soy de aquí, ni soy de allá, / no tengo edad, ni porvenir / y ser feliz, es mi color de identidad…”, canta desde 1970 el querido Facundo Cabral (1937-2011), siempre en mi corazón, que un frío sábado 9 de julio se fue desde Guatemala luego de cantar junto con miles en, de, desde, por y para la paz.
Una tormenta de violencia se abatió sobre él a las 5:20 de aquel día. El 8 de abril de 2016 la Justicia condenó a medio siglo de cárcel a quienes lo asesinaron. El narco Alejandro Jiménez, el Palidejo, y sus cómplices lo hicieron. Nunca nadie explicó, sin embargo, qué pasó. Mucho menos… por qué sucedió. ¿Por qué a él?, pregunté alguna vez en Guatemala a un magistrado. “¿Por qué no a él?”, fue su respuesta.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. La construcción de muros supera ampliamente al tendido de puentes. Asilamientos. Nacionalismos. Terrorismos. Crimen organizado transnacional de alta complejidad.
Algunas expresiones se repiten una y otra vez. Datos, hechos y supuestos se cruzan y entrecruzan. Incertidumbre y dolor. Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
EL RELOJ DEL APOCALIPSIS
Cuando finalizaba enero, el Reloj del Apocalipsis –así llamada esa herramienta científica creada por los más relevantes expertos nucleares en 1947– marcó que, en el año que recién se iniciaba, este 2025, faltan 89 segundos para la medianoche nuclear. Horroriza –más que nunca por estos días– ingresar en https://thebulletin.org/ doomsday-clock/. JJT lo hizo desde su celu. “Adelantamos el Reloj del Juicio Final (así también llamado) de 90 (en el inicio de 2024) a 89 segundos para la medianoche”.
¿Es posible? Los sucesores de Albert Einstein y Roberto Oppenheimer nucleados dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial –cuando Hiroshima y Nagasaki ya estaban incineradas– en el ámbito de la Universidad de Chicago son claros en el uso de la palabra. Son concientes de la gravedad del anuncio que realizan. Eligen puntillosamente cada vocablo para consignar que las agujas del Reloj del Apocalipsis precisan que – este 2025– es “lo más cerca que jamás hemos estado de la catástrofe” nuclear.
“El mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, puntualizan después.
Como una suerte de crónica del futuro que –como toda proyección histórica hacia atrás o hacia adelante se formula desde el presente, con lo que se sabe y se tiene hoy para medir y analizar– los analistas sostienen que “en cuanto al riesgo nuclear, la guerra en Ucrania, que ya lleva tres años, se cierne sobre el mundo”.
Agrega el breve texto que “el conflicto podría descontrolarse en cualquier momento debido a una decisión precipitada, un accidente o un error de cálculo”. Pero no se queda allí. “El conflicto en Oriente Medio amenaza con descontrolarse y convertirse en una guerra más amplia sin previo aviso”.
ARSENALES
Escalofriante. Revela luego que “los países poseedores de armas nucleares están aumentando el tamaño y la importancia de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
Lamentan y hacen público aquel día que “el proceso de control de armas nucleares se está desmoronando, y los contactos de alto nivel entre las potencias nucleares son totalmente insuficientes dado el peligro inminente”.
Con amargo asombro – tal vez tentados por la desazón– aseguran que “resulta alarmante que ya no sea inusual que países sin armas nucleares consideren desarrollar sus propios arsenales” y, aunque no señalan a país alguno en esa condición, aseguran que esos desarrollos “socavarían los esfuerzos de no proliferación (de armas de destrucción masiva) de larga data y aumentarían las posibilidades de que estalle una guerra nuclear”.
EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN
El párrafo final –que JJT lee en alta voz– suena (y resuena) aún en mis oídos. “Continuar ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de salvar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales aquí descritas. A pesar de sus profundos desacuerdos, deberían dar ese primer paso sin demora. El mundo depende de una acción inmediata”.
Siento que las agujas de ese Reloj del Juicio Final no se aceleran ni acelerarán por quienes ejercen el derecho humano “a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”; o “a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”, como lo consignan los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1945.
No y solo no. El abismo está delante de un puñado de poderosas y poderosos. Solo ellas y ellos tienen la potestad de dar o no dar ese último paso al frente para detener el reloj o acelerarlo para siempre. ¿Qué es lo que no se entiende?
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Encuentro binacional apunta a optimizar operativa del paso internacional
La Dirección Nacional de Migraciones (DNM) del Paraguay formó parte de la Primera Reunión Bilateral del Área de Control Integrado (ACI) entre Paraguay y Brasil, realizada en la sede de la Administración de Aduanas de Ciudad del Este, en el Puente Internacional de la Amistad.
De acuerdo al informe institucional, señalan que el encuentro se realizó con el propósito de reforzar la cooperación interinstitucional en la zona de frontera y optimizar la operativa del paso internacional.
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En representación de Migraciones participaron autoridades de la Dirección General de Movimiento Migratorio y de la Dirección General de Asuntos Internacionales, quienes aportaron al análisis técnico de los procedimientos y al fortalecimiento de las acciones coordinadas con sus pares brasileños y las demás instituciones nacionales con presencia en frontera.
En ese sentido, por la DNM estuvieron presentes el director general de Asuntos Internacionales, Fernando Pedrozo; el director de Cooperación y Enlace, Rafael Orrego; el director de Puestos de Control Migratorio de Alto Paraná, Adrián Mieres; y el jefe de Registros Migratorios, Néstor Chamorro.
La reunión se desarrolló esta semana en el marco del calendario anual previsto por el Reglamento Administrativo y Operacional del ACI y se consolida como un espacio fundamental para avanzar hacia una frontera más ágil, segura y articulada entre ambos países.
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Alemania: un dólar al mes cuesta una vivienda social del siglo XVI
- Augsburgo, Alemania. AFP.
Angelika Stibi sintió un enorme alivio al recibir las llaves de su nuevo hogar. A partir de ahora, esta jubilada alemana pagará mensualmente solo 88 céntimos de euro (aproximadamente un dólar) para vivir en el complejo de residencias sociales más antiguo del mundo. Nuevo techo, nueva vida y nueva comunidad. La sexagenaria forma parte desde hace pocos meses de los 150 habitantes de la “Fuggerei”, una residencia en Augsburgo, donde el precio del alquiler no ha subido desde hace medio milenio.
Creadas en 1521 por el banquero Jacob Fugger en esta ciudad de Baviera, en el sur de Alemania, las viviendas sociales más antiguas del mundo, como se vanaglorian sus administradores, permanecen en servicio y gozan de gran demanda. “Tuve una vida realmente formidable hasta los 55 años”, explica Angelika, con dos hijos ya adultos. Pero entonces le diagnosticaron cáncer y “todo fue de mal en peor”, cuenta esta mujer nativa de Augsburgo.
Cuando se quedó sin recursos, presentó su candidatura para alojarse en este complejo compuesto de pequeñas casas adosadas. Pero hay que armarse de paciencia para unirse a la Fuggerei. “Tarda generalmente entre dos y seis o siete años. Todo depende del apartamento que uno quiera. Estos en la planta baja están muy solicitados”, explica la trabajadora social Doris Herzog.
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Ella recibe los expedientes de los candidatos y gestiona las entrevistas con unos criterios muy precisos: “Hay que ser ciudadano de Augsburgo, ser católico e indigente”. En el apartamento de Martha Jesse, residente allí desde hace 17 años, abundan los símbolos religiosos. Pero fueron motivos financieros los que la condujeron a este complejo situado cerca del centro histórico de la ciudad de 300.000 habitantes.
“Percibía una pequeña pensión a pesar de 45 años de trabajo. Vivir afuera hubiera sido casi imposible, porque solo tendría 400 euros (458 dólares) a mi disposición”, explica la mujer de 77 años. Con sus hileras de casa de fachada ocre y contraventanas verdes, pulidos jardines, escudos y fuentes, el conjunto reconstruido después de la Segunda Guerra Mundial parece un pueblo de muñecas.
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Oración cotidiana
Para Andreas Tervooren, residente desde 2017, “la Fuggerei es como una ciudad dentro de la ciudad”. Este vigilante nocturno compara la urbanización con “el pueblo de Astérix”. Igual que el poblado galo de los cómics resiste a los invasores romanos, el recinto resiste al incremento de los precios del alquiler que lastra muchos hogares de Alemania.
Augsburgo, de 300.000 habitantes, se sitúa a menos de una hora de Múnich, la ciudad con el metro cuadrado más cara de Alemania y también una de las más caras de Europa. En el inicio de este proyecto, el comerciante Jacob Fugger (1459-1525) era uno de los hombres más ricos del continente y se había convertido en el “banquero de los emperadores” europeos.
Benefactor en su Augsburgo natal, creó varias fundaciones dedicadas a la vivienda o la salud para los más necesitados. El alquiler anual en la Fuggerei era de un florín renano, que en la época equivalía al salario semanal de un artesano. Un monto “que simplemente convertimos en 88 céntimos actuales” al mes, explica Daniel Hobohm, administrador de la fundación que gestiona este complejo.
Los descendientes de la dinastía Fugger participan en la orientación general de la fundación, pero no vierten dinero en ella. “Nos financiamos principalmente gracias a los ingresos del bosque y de la silvicultura y tenemos también una pequeña actividad turística” porque el recinto cuenta con bastantes visitantes, explica Hobohm. A ello hay que añadir los ingresos de alquiler generados por otras propiedades. Para respetar los deseos de sus fundadores, el alquiler no puede aumentar. Pero a cambio, también para mantener una tradición de 500 años, los habitantes deben recitar cada día una oración por los donantes y su familia.