Bolivia, con sus incentivos para la agricultura, e Indonesia, donde la explotación minera del níquel está en auge, son los dos países con peores índices de deforestación, según un informe publicado este martes. Paraguay fue destacado entre los países con reducciones más significativas en el 2023, mientras que Brasil ha logrado progresos, pero la situación en la región del Cerrado sigue siendo preocupante, según este informe que compila estudios de referencia de una treintena de organizaciones ecologistas y organismos de referencia.
“En 2023, nueve de los diez países con las mayores áreas absolutas de deforestación no estaban en vías de eliminar la deforestación para 2030. Solo un país, Paraguay, cumplió con su objetivo de deforestación definido a nivel de país en la Evaluación para 2023″., señala la publicación. “En 2023, los países con las reducciones más significativas en la deforestación respecto de los niveles de referencia fueron Australia, Colombia, Vietnam, Venezuela y Paraguay”, cita otro pasaje del documento.
En total en 2023 el mundo perdió 6,37 millones de hectáreas de bosque, el equivalente a 9,1 millones de canchas de fútbol, según el informe “Forest declaration assessment”. El compromiso firmado por más de 140 países en la conferencia sobre el cambio climático de Glasgow hace tres años (COP26) era reducir paulatinamente la deforestación hasta erradicarla en 2030.
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Pero esa cifra de 6,37 millones de hectáreas “sobrepasa de manera significativa” los 4,4 millones que los expertos se habían fijado como límite ideal para 2023. Los bosques, que albergan el 80% de las especies terrestres de animales y plantas, son cruciales para regular los ciclos del agua o retener el CO2, el principal gas de efecto invernadero responsable del calentamiento global.
“A nivel mundial, la deforestación ha empeorado, en lugar de mejorar, desde el comienzo de la década”, destacó Ivan Palmegiani, experto de Climate Focus y uno de los autores principales del estudio. “Estamos a solo seis años de una fecha crítica a nivel global para poner fin a la deforestación y, sin embargo, los bosques se continúan talando, degradando e incendiando a un ritmo alarmante”, advierte.
En particular, 3,7 millones de hectáreas de selva tropical primaria, esenciales por su capacidad para absorber CO2 y la riqueza de su biodiversidad, desaparecieron el año pasado, a un nivel cercano al del comienzo de la década. Y ello a pesar de que esa cifra ya debería haber disminuido significativamente para cumplir con los objetivos previstos para 2030.
Soja y níquel
La deforestación en Bolivia ha aumentado un 351% entre 2015 y 2023, una tendencia “alarmante” que “no muestra ningún signo de atenuación”. “Bolivia enfrenta una crisis económica y pronto podría verse obligada a una devaluación abrupta de su moneda debido a la disminución de las reservas. En respuesta, el gobierno boliviano ha implementado reformas regulatorias para fortalecer el sector agroindustrial, del cual depende cada vez más la economía del país”, alertan los autores del estudio.
La soja, la caña de azúcar y la ganadería son los principales rubros que se han visto beneficiados. En Indonesia, la destrucción de los bosques había alcanzado un punto bajo entre 2020 y 2022, pero la tendencia volvió a aumentar considerablemente el año pasado, especialmente para producir materias presentadas como “ecológicas”, como la viscosa, o para abrir espacio a minas de níquel, utilizadas para las baterías de vehículos eléctricos y las energías renovables en todo el mundo.
A esto se suma la producción de biomasa y la creación de grandes explotaciones agrícolas. Indonesia representó el 65% de la deforestación en toda Asia en 2023. Brasil, que sigue siendo el país con mayor deforestación, ha logrado avances significativos. La situación ha mejorado notablemente en la Amazonía, gracias a las medidas de protección implementadas por el presidente Lula da Silva, pero se ha deteriorado en el Cerrado, epicentro de la agricultura nacional.
El objetivo para Brasil era mantenerse dentro de un límite de 1,5 millones de hectáreas deforestadas en 2023, volumen que finalmente superó (1,94 millones). Pero la selva brasileña venía de sufrir una media de 2,14 millones de hectáreas de deforestación entre 2018 y 2020, con lo cual la situación se mantiene estable. De diez países en situación de emergencia, solamente Paraguay cumplió con sus objetivos de atajar la deforestación en 2023. Colombia redujo igualmente su pérdida de bosque primario en un 57%.
El comercio de colágeno
El bosque del Gran Chaco en Paraguay sigue reduciéndose ante la expansión de la ganadería, parte de la cual se utiliza en la producción de colágeno para suplementos alimenticios y cosméticos, según un informe publicado el marte por Global Witness. Esta oenegé se centró principalmente en una porción del territorio reclamado por la comunidad indígena Ayoreo Totobiegosode.
Según el informe, basado en imágenes satelitales, el cadastro local y un estudio de campo, la invasión ganadera del territorio totobiegosode causó la deforestación de 18.000 hectáreas en 2021-2023. Los animales fueron vendidos a gigantes cárnicos sudamericanos y una parte de las pieles pasó luego al grupo Rousselot, especializado en la producción de colágeno, según la organización.
Más precisamente, según una base de datos del comercio mundial analizada por Global Witness, 3.000 toneladas de materiales “para la producción de colágeno” salieron de curtidurías paraguayas de Frigorífico Concepción hacia fábricas de Rousselot en Francia. “Respetamos nuestro compromiso de suministro de materias primas de manera responsable y sustentable”, respondió la empresa estadounidense Darling Ingredients, matriz de Rousselot, al ser consultada por Global Witness.
Rousselot, un grupo fundado en Francia y propietario de la marca Peptan, se presenta en su página web como un “líder en soluciones basadas en el colágeno para los sectores alimentarios, de la salud, la nutrición y farmacéutico”. Según Global Witness, Darling Ingredients no respondió si pretende continuar abasteciéndose en Paraguay.
Frigorífico Concepción tampoco respondió a la oenegé sobre sus proveedores, citando un criterio de “confidencialidad”. Asegura haber asumido un compromiso en Paraguay para “no comprar ganado procedente de sectores de deforestación ilegal”. “Los suplementos de colageno pueden prometer una eterna juventud a los consumidores occidentales, pero alimentan también una crisis de deforestación en Paraguay”, alertó Charlie Hammans, autor del informe.
Esto “recuerda la necesidad urgente de tener leyes como la de la UE (sobre la deforestación, cuya entrada en vigor fue aplazada para fines de 2025) para asegurar que los productos para fabricar colágeno, llantas de vehículos o hamburguesas, vengan de cadenas de suministro ‘cero deforestación’”, agregó. El Gran Chaco es la segunda mayor superficie forestal de América del Sur, con 1 millón de kilómetros cuadrados. Compartido por Argentina, Paraguay y Bolivia, desde hace 25 años ha visto cómo sus bosques y su fauna disminuyen drásticamente ante el avance de la producción de soja y ganado.
Fuente: AFP.