El platillo típico paraguayo conocido como vorivori acrecienta su fama dentro de la gastronomía mundial. Elaborado con ingredientes frescos como verduras, presas de pollo y bolitas de maíz, esta preparación se consagra no solo como una verdadera delicia, sino que también en una curiosidad para los extranjeros, lo que propició que saltara a la consideración de los mejores gustos luego de que años atrás fuera reconocido como el mejor caldo del mundo.

Este increíble logro se reitera con el anuncio hecho por la guía culinaria internacional Taste Atlas, la cual en su ranking 2024 coloca nuevamente al menú paraguayo en el primer lugar, avalado por más de 50.000 expertos en cocina.

Subir más arriba en el podio de las preferencias gastronómicas sería impensable, sin embargo una breve publicación hecha por el chef compatriota Lucas Szarán en sus redes sociales eleva un peldaño más dentro de la escala del éxito:

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“Un día un paraguayito decidió meter un buen vorivori en el menú de la cafetería de los Headquarters de Starbucks. ¡Aguante el vorivori!”, fue el anuncio que llenó de orgullo a cada paraguayo. Debajo de esa frase aparece un gran cartel en inglés promocionando el “chicken vorivori, a paraguayan soup” dentro de la mundialmente reconocida empresa Starbucks, en Seattle, Estados Unidos.

En su publicación, el chef paraguayo Lucas Szarán alzó el video del espléndido vorivori ofrecido en Starbucks. Foto: Captura de pantalla

Durante décadas, la tradición mantuvo a este platillo típico entre los preferidos dentro del país sudamericano al punto que los pergaminos del vorivori permitieron que en el año 2017 fuera declarado “Patrimonio Cultural Inmaterial del Paraguay”, con sus inseparables compañeros: la sopa paraguaya, el locro y el jopara.

La propuesta culinaria llegó a Starbucks de la mano del chef Lucas Szarán, quien personalmente elabora el manjar guaraní para deleite del paladar de las personas que viven en Norteamérica, así como para los compatriotas que acuden al restaurante para recordar ese indescriptible sabor de su querido terruño.

El joven Szarán contribuye a colocar al vorivori en un nuevo lugar de consideración, tal vez empapado con los conocimientos de su madre, Lilian Cabrera, quien también es chef, y alentado por el ejemplo de talento y perseverancia de su padre, el gran maestro Luis Szarán.

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