El 1 de agosto se cumplen 18 años de la tragedia más desgarradora y que enlutó a todo un país, el incendio del Ycuá Bolaños y que sesgó la vida de aproximadamente 400 personas. En un acto simbólico en el predio donde ocurrió la pesadilla de aquella tarde del 1 agosto del 2004 fue la que se vivió en la mañana de hoy.
Por consiguiente, los presentes del lugar y los que llevaron acabo este acto simbólico indicaron que no van a poder reparar todo lo ocurrido en aquella fecha, pero que el sitio será transformado en un punto de referencia de la región, en lo que respecta a la memoria, a la reparación, a la justicia y a los derechos humanos para que no se vuelva a repetir un acontecimiento de esta magnitud.
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Por su parte, el ministro de cultura, Rubén Capdevila, quien fue vocero del acto simbólico del Centro Cultural y Sitio 1-A expresó lo que significa el sitio inaugurado. “Celebramos con todas las organizaciones, con los familiares y con la memoria viva de aquellas personas que hoy no nos acompañan y queremos trabajar con ustedes en ese proceso de transformación tan fundamental de la tragedia hacia la esperanza, la vida y la cultura”, subrayó el ministro de cultura.
Familiares siguen clamando justicia
Familiares siguen aún con la herida abierta intacta tras perder a sus seres queridos en el conocido ex supermercado, ya que hasta el día de hoy no consiguen obtener justicia y que el momento del calvario sigue estando presente. Al momento de la inauguración, familiares reclaman que las puertas se abran para siempre y que no se cierre nunca más.
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Centro Ycuá Bolaños es dirigido por bombera voluntaria
El Sitio de Memoria y Centro Cultural 1A Ycuá Bolaños cuenta actualmente con la dirección de Tania Campos Pecci, quien fue designada en mayo por la ministra de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), Adriana Ortiz. Es bombera voluntaria desde 1998 en la Primera Compañía Bomba Asunción y tiene una formación académica en varias áreas.
“Para mí es un orgullo y un gran compromiso asumir este cargo. Agradezco la confianza puesta en mí por la ministra de Cultura, Adriana Ortiz, ya que llevo años desempeñándome como funcionaria del Estado paraguayo”, expresó Campos. “Asumo este desafío con la convicción de tener la capacidad profesional necesaria para el rol que se me encomienda”.
“Honro a las víctimas del primero de agosto, quienes marcaron ese día un antes y un después en la gestión de riesgos en nuestro país”, agregó en alusión a que este espacio está dedicado a honrar la memoria de las víctimas del trágico incendio ocurrido en el supermercado Ycuá Bolaños en el año 2004. Este centro se ha convertido en un símbolo de memoria colectiva y reflexión sobre la importancia de la seguridad y la prevención.
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La flamante directora se desempeña también como subdirectora Nacional del Centro de Formación y Capacitación Laboral del Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay - Academia Nacional de Bomberos, e integra la Red Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN). Posee una maestría en Logopedia, licenciatura en Psicomotricidad con especializaciones en didáctica universitaria, habilitación y educación inclusiva.
En el acto de presentación, el pasado 16 de mayo, estuvieron presentes integrantes del Consejo del Sitio de Memoria y Centro Cultural 1A Ycuá Bolaños, representantes de la Coordinadora de Víctimas, Familiares y Personas Amigas de Afectados por el Incendio del Supermercado Ycuá Bolaños, y el representante de la Comisión Mesa de Trabajo 1A.
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Barrabravas hieren a una joven de 18 años
En el barrio Isla Bogado de la ciudad de Luque se dio un incidente relacionado con barras bravas del Sportivo Luqueño. Durante el mismo terminó herida por error en la pierna izquierda una joven de 18 años, identificada como Nayeli Luján Said Ruiz.
Una vez que la misma fue atendida en el hospital regional de Luque y fuera de peligro, su abuela, con quien la misma reside y quien se encontraba en el momento de los hechos, fue hasta la Comisaría 46.ª de Isla Bogado a realizar la denuncia.
La denunciante manifestó que su nieta había sido herida por error y que su hipótesis era que los otros jóvenes barrabravas llegaron hasta su vivienda, propinando tiros, buscando a otro de sus nietos, quien es parte de una de las barras y que al no encontrarlo, para amedrentar a la familia, empezaron a ejecutar los disparos.
Manifestó que si bien fueron amenazados para no denunciar lo ocurrido, porque existe un código de silencio entre los integrantes de las barras, la misma teme por la vida de sus familiares. Tanto ella como los vecinos viven en zozobra a raíz del actuar de estas personas que mantienen rivalidad entre barras.
“Dimos con uno de los supuestos involucrados en el hecho, el mismo es Jorge Marcelo Ozuna, de 28 años. Se encuentra en custodia, pero niega haber sido autor de los disparos. Según el mismo, se encontraba en el lugar, pero en ningún momento disparó un arma de fuego. Estamos en busca de un arma que sería un revólver calibre 38 y de los demás integrantes del grupo que habrían protagonizado el hecho, se habla de que varios de ellos estaban armados”, comentó la interviniente Elena Martínez a canal Trece.
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Memes: el carrulim desató el humor de los internautas
“Por como va mi vida, mejor me tomo una botella entera del carrulim”, son algunas de las reacciones que se repiten en línea este 1 de agosto por el tradicional trago que espanta la mala suerte. Así como los negocios se llenaron de esta bebida “mágica”, las redes sociales no han sido una excepción, teniendo múltiples creaciones humorísticas sobre este elixir guaraní.
Este trago es una combinación de caña, ruda y limón, el nombre carrulim se debe a las iniciales de sus ingredientes ca (caña), ru (ruda) y lim (limón). La creencia guaraní indica que este preparado es capaz de ahuyentar la mala suerte, envidia de terceros e incluso enfermedades tan solo dando siete tragos en ayunas, señalan que el trago además purificaba la sangre y todo el sistema digestivo.
Al ser una bebida alcohólica claro que tiene efectos secundarios, por lo que muchos internautas han hecho el chiste de “estar subidos de copas” con los siete tragos. Fue el usuario de Twitter @rodrigo_tu_kape quien compartió el siguiente escrito: “-Mi mamá: ¿te emborrachaste con carrulim?, -yo: ¿cuál trampolín?”.
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¿Por qué se consume en agosto?
El mes de agosto para el pueblo guaraní es considerado un mes bastante difícil, además de tener 31 días, es período del año marcado por la inestabilidad climática de días de intenso calor, seguidos de bruscos descensos de la temperatura que siempre enfermaban a gran cantidad de indígenas y perjudicaban cultivos.
Un dato curioso es que en el siglo XIX se consumía esta bebida como antigripal, e incluso se tomaba como licor, uno de los referentes que lo tomó fue el doctor Francia. El carrulim es el estado común en redes este martes, pues varios usuarios quieren compartir que se unieron a espantar la mala suerte degustando la bebida milenaria.
Usos del carrulim
Si bien la preparación del carrulim puede darse de manera casera y no implica más ritual que la mezcla de la caña blanca paraguaya con la ruda y el limón, que muchos toman en ayunas, otros incluso realizan baños con el preparado para alejar de sus cuerpos las malas energías.
Ante el consumo masivo de carrulim, las reacciones no se hicieron esperar en línea: “No podemos amenizar el ambiente laboral con carrulim más seguido, no sé, 2 o 3 veces a la semana dentro del horario”, “Alguien me manda uma garrafa de carrulim”, “Necesito bañarme con el carrulim y ahogarle a mi auto también en él”, “22 tragos de carrulim ya tomé para asegurar”, escribieron.
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Ycuá Bolaños: 19 años de una tragedia que marcó al Paraguay
Iniciaba el mes de agosto en el 2004 y más de uno madrugó para tomar el carrulim, la típica bebida que los paraguayos consumen a primera hora del día 1 del octavo mes del año, para ahuyentar la yeta. Ese 1 de agosto era soleado y pintaba que sería un domingo relativamente tranquilo, pese a que iban aumentando los casos de influenza A (H1N1). Los hospitales estaban sobrecargados por las consultas por casos de infecciones respiratorias agudas y las camas de terapia, que siempre fueron escasas, estaban todas ocupadas.
Ese domingo muchos padres aprovecharían para llevar a sus hijos al hospital para una consulta porque presentaban cuadros de tos, mientras que aquellas familias que no tenían urgencia, porque la salud no estaba quebrantada, se disponían a disfrutar de un domingo en familia. Ese era el caso del psicólogo clínico Gustavo Sosa, quien era vecino del barrio Trinidad: “Yo nací y crecí en Trinidad. Soy del Barrio Fátima. Luego de casarme me fui a Loma Pyta”, dijo a La Nación/Nación Media.
El licenciado Sosa acostumbraba visitar el Supermercado Ycuá Bolaños Botánico los domingos al mediodía para comprar el almuerzo familiar. Otras familias se preparaban para el tradicional asado o la pasta dominguera e iban cerca de la media mañana a realizar sus compras. Sin dudas, los domingos el supermercado siempre estaba lleno.
Una explosión y se desató el infierno
Así se perfilaba ese 1 de agosto del 2004. Pero todo cambió cuando a las 11:20 sonaron las alarmas del infierno y las puertas se cerraron. Las personas no podían salir sin antes pagar. Eso dijeron los sobrevivientes. Al sonido de las alarmas se vino una gran exposición y se desató el infierno.
A partir de ese preciso momento todo cambió en el populoso barrio Trinidad. Las nubes negras rápidamente cubrieron el cielo y los gritos desesperados, mezclados con las sirenas de las ambulancias, los bomberos y la Policía Nacional, ensordecieron la capital del Paraguay. El caos se había desatado. El eco de las sirenas llegó a todos los puntos del país, que vivía de este modo una de las tragedias más grandes en tiempos de paz. Se estima que cerca de 400 personas murieron entre el humo y las llamas.
En el Barrio Trinidad prácticamente no había una sola cuadra que no tuviera una familia afectada por el incendio. En algunas casas las pantallas de TV quedaron prendidas esperando en vano la vuelta de los miembros de esa familia. Gustavo Sosa supo luego que personas conocidas estaban entre las víctimas. “En la cuadra paralela a mi casa fallecieron amigos, sobrinas, primas, amigos de infancia. En cada casa había un velorio”, dijo con tristeza.
Para el bombero voluntario Roberto Ríos fue una experiencia que marcó su vida. “Ese servicio marcó mi vida. Nunca antes había visto tantos cadáveres juntos. Fue algo realmente fuerte”, dijo el voluntario que prestaba servicios en la 5ta Compañía del Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Aseguró que cuando sonó la alarma de un incendio grande en un supermercado, no pensó que sería de tal magnitud.
“Nos encontramos con algo dantesco. No sabíamos bien por dónde comenzar. Había personas atrapadas, personas ya fallecidas, el fuego parecía un monstruo que no cedía, aunque un montón de gente estaba trabajando allí”, rememoró. Algunos sobrevivientes comentaron que lograron salvarse porque entraron en los congeladores, otros en los baños, donde permanecieron hasta ser rescatados por los bomberos, que abrieron un boquete en uno de los laterales para rescatar a las personas.
Hospitales sobrepasados
Entre los primeros en recibir a los heridos estaba el Sanatorio Santa Bárbara, que justamente está situado a pocas cuadras del lugar del siniestro, luego el IPS, el Materno Infantil de Trinidad, el Hospital de Clínicas y otros más. La cantidad de personas heridas era cada vez más y aumentaba en cuestión de minutos, en la medida en que los bomberos rescataban a los que estaban atrapados en el interior del supermercado.
Sabrina Vera, enfermera del Hospital Central del Instituto de Previsión Social en ese entonces, recordó que si bien el hospital estaba con muchos pacientes por cuadros respiratorios, pronto el servicio de urgencias se llenó de personas afectadas por el incendio. Si bien en principio llegaron los primeros pacientes, pronto las sirenas de las ambulancias serían un quebranto cuando ya no había lugar para ubicar a los heridos.
“Llegaron personas con todo tipo de quemaduras. Algunas parecían estar bien, pero tenían quemaduras internas causadas por el humo. Otras personas tenían incluso el hollín en sus ropas y sus cuerpos. Los asistimos como pudimos, pero pronto nos vimos sobrepasados. Pero teníamos que mantener la calma porque los heridos no paraban de llegar y teníamos que comenzar a derivar a otros centros”, comentó la enfermera, cuya guardia debía terminar a las 18:00, pero que se extendió hasta el día siguiente.
Pronto se supo la magnitud de la tragedia y cuando los hospitales públicos y la previsional ya no tenían lugar para recibir a los heridos, los sanatorios privados abrieron sus puertas para ofrecer asistencia y contención a las víctimas. Algunos incluso fueron derivados al Hospital de Clínicas, en San Lorenzo.
Las listas
En la medida en que las personas eran derivadas a los centros asistenciales e ingresaban en las urgencias, se iban anotando los nombres de quienes podían dar sus datos o tenían algún documento consigo. Esto ayudó a realizar una “lista” de las personas que iban ingresando a los servicios de urgencias.
La licenciada Sabrina Vera recordó que lo más triste era cuando venían los parientes y rogaban que sus familiares estén en la lista de internados que se actualizaba y se leía a viva voz cada una hora. Además del IPS, listas similares tenían en todos los centros asistenciales donde se recibió a los heridos.
Por la noche, mucha gente comenzó el peregrinar de hospital en hospital para averiguar por su ser querido. Primero en el IPS, luego en Trinidad, en Clínicas y en los sanatorios privados. Con el paso de las horas se habilitaron dos listas: de internados y fallecidos. Esta segunda lista sirvió para que muchas familias puedan cerrar, con dolor, el ciclo de búsqueda, velando y dando cristiana sepultura al ser querido. Muchos no pudieron hacerlo porque hasta hoy hay desaparecidos, cuerpos que no fueron encontrados.
Tras determinar la magnitud del incendio y luego de conocerse que las cifras de fallecidos aumentaban constantemente, los dueños del local nocturno Tropi Club ofrecieron el espacio que disponían para poder colocar allí los cadáveres. Los cuerpos no paraban de llegar y cuando este lugar también ya se vio abarrotado, fueron llevados a la Caballería.
“Nada volvió a ser igual”
“Esto fue una catástrofe. Esto es algo que cambió para siempre la sonrisa del trinidense, cambió el ser del trinidense. Ya nada es igual. Pero hay que vivir con ello”, dijo Gustavo Sosa, el psicólogo a quien le tocó vivir esta experiencia no solo como trinidense, sino además como profesional.
Recordó que muchas veces, al momento de ofrecer ayuda, más que nada era estar con la persona que en ese instante lo perdió todo. “No había palabras que se puedan decir. Era acompañar en el silencio. Era simplemente estar con ellos. Era respetar y aceptar el dolor del otro”, recordó.
Muchas familias esperaron hasta lo último para ir al Tripi Club o a la Caballería, pues siempre tenían la esperanza de encontrar a su ser querido con vida. Restos de prendas de vestir, zapatos, accesorios, eran los elementos que podían ayudar a identificar esos cadáveres. Con el paso de los días se recurrió a las fichas odontológicas, debido a que los cadáveres quedaron irreconocibles.
Muchas familias quedaron desmembradas, otras prácticamente desaparecieron con esta tragedia causada por la avaricia. Padres que perdieron a sus hijos, hijos que quedaron huérfanos, hermanos que se quedaron solos... prácticamente cada familia de Trinidad tiene su propia historia, una que no debe olvidarse y que el mundo debe conocer para que NO se vuelva a repetir.