“¿Hasta qué punto el ser humano puede llegar a degradarse con tal de conseguir dinero?”, dijo el periodista Joel Sandino de canal GEN y Universo 970 AM, de Nación Media, al ver cómo fueron robadas varias placas honoríficas de bronce colocadas a varias figuras importantes de la historia nuestro país, cuyos cuerpos descansan en el Cementerio de la Recoleta.

Del camposanto se robaron tres placas de la familia del señor Emilio Zaragoza, así como también la placa honorífica colocada al recordado Carlos Alberto Gómez, uno de los más insignes locutores que tuvo el país, y también quedaron solo rastros de la placa colocada al abogado y locutor Óscar Luis Tuma Julián, lamentaron en una nota emitida por el programa “Dos en la ciudad”.

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El portón N° 2, que tiene salida a la avenida Choferes del Chaco, donde se encuentra la mayor cantidad de panteones profanados y robados, pese a la existencia de unos 20 guardias que se turnan durante las 24 horas, en donde lejos de haber actividad paranormal, los hechos de robo de placas así como huesos de los muertos para la venta al mercado negro ya es lamentablemente una actividad normal; ni los muertos se salvan de la inseguridad.

“Manejamos la información, es una lucha diaria nuestra, no sabemos si hay gente malintencionada que quiere perjudicar o qué es lo que pasa, pero es la lucha diaria que estamos teniendo nosotros acá”, dijo Marcelo Enciso, administrador del camposanto. “Contamos con 20 guardias de seguridad que se dividen en dos grupos: uno diurno y otro nocturno, quiero dejar en claro que eso está a cargo de otra dirección que es la Dirección de Guardia de Seguridad, nosotros somos del Departamento de Necrópolis”.

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Aseguró que el servicio de seguridad no es tercerizado, sino más bien otra dependencia de la Municipalidad de Asunción. Reconoció que se debe trabajar conjuntamente con ellos para evitar que se sigan profanando los panteones y explicó que su departamento se encarga de los sepelios y de mantener el camposanto limpio, mientras que la Dirección de Guardia tiene la función de resguardar el lugar.

Las placas robadas son de material bronce, que en el mercado tiene un costo aproximado de G. 120.000 el kilo, pero en el mercado negro se venden a partir de G. 15.000, en lugares donde se funde este material. En este sentido, se cometen varios hechos punibles como profanación de tumbas, robo y reducción, ya que el que compra estos materiales con las visibles insignias y nombres, se convierte en cómplice y reducidor de objeto robado.

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