Ciudad del Este. Agencia Regional.

¡El agua es muy salada! es lo que gritaron niños de un hogar infantil de Ciudad del Este al conocer el mar en Camboriú tras participar de un concurso de danza donde quedaron con varios premios. Un grupo de 20 niños y adolescentes vivió una experiencia inédita en sus vidas y pudo convertir en realidad sus sueños más profundos.

Dejaron atrás el dolor que los llevó a tener contención en una casa de abrigo y sacaron su mejor arte, participando de un concurso de danza en Camboriú, conocieron el mar y un afamado parque temático.

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Son niños del Hogar Infantil Santa Elena (HISE) de Ciudad del Este que viajaron a Brasil del 16 al 21 de diciembre para participar del concurso de danza Cambo Baila 2021, realizado en el Teatro Italia. Aprovecharon la actividad para disfrutar del mar, recorrer las ciudades de Camboriú y Florianópolis, además del parque Beto Carrero.

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Niños, niñas y adolescentes conocieron el mar durante su estadía en Brasil. Foto: Gentileza.

“Con la ayuda del profesor Roberto, el año pasado nuestros niños se presentaron a un concurso en San Lorenzo y desde allí ellos quedaron con el sueño de poder ir al siguiente en Camboriú. Era un sueño de Navidad hecho realidad”, dijo Elena Tindel, directora de la Fundación HISE.

Trabajar con nuestros niños, a pesar de los pesares, habiendo pasado tantos sufrimientos y crueldades de la vida, con un buen acompañamiento y dándoles la oportunidad de conocer y disfrutar de lo que les gusta, es lo mejor que puede hacerse. Es la reflexión de la tía Elena.

Agregó que haberles visto esos rostros de felicidad infinita, durante el concurso, cuando conocieron el mar y se pasearon, era el aliciente para seguir creyendo que nada les puede ser arrebatado. Algunos gritaban “el agua es muy salada!”, con rostros difíciles de describir exactamente, que justifican los esfuerzos y nos muestran cuánto falta desde el Estado con estos niños, indicó Tindel con la voz entrecortada por la emoción.

De la delegación fueron parte también siete adultos, según la exigencia de la agencia de viajes, de contar con un adulto por cada tres niños, explicó la tía Elena.

Ganadores del concurso

Compartir con otros niños de otras academias fue una experiencia única y el paseo por el parque fue un sueño hecho realidad para ellos, dijo Elena. A esto se suma el hecho de que la academia del hogar presentó cinco coreografías y en las cinco sacaron el primer puesto, además de ser premiada como la mejor academia del evento.

El hogar cuenta con profesores en diferentes disciplinas artísticas y una de ellas es la danza. El profesor Roberto Martínez Aquino, de Studio of Dance Éxitos, es quien dicta las clases a los niños, niñas y adolescentes de la casa de acogida y fue quien ya los llevó a otros concursos.

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Los que viven en un hogar infantil conocieron uno de los parques temáticos de Camboriú. Foto: Gentileza.

Un año de preparación por el sueño

Un año de preparación tuvo el viaje, con actividades para recolectar los recursos necesarios como ferias gastronómicas y creación de productos artesanales para la venta, reciclados, pinturas, dedicándose todo el mes de noviembre a crear productos navideños, por ejemplo.

“Sabíamos que era mucho gasto, no solo los pasajes, sino por el vestuario y elementos de coreografía necesarios, por los reglamentos de estos concursos, pero decidimos que cumplir ese sueño valía todo el sacrificio”, dijo Elena.

Toda esta experiencia, desde los preparativos hasta el viaje mismo, sirvieron mucho para poder involucrarlos a los niños y niñas en todos los aspectos, a ser responsables como alumnos en todas sus actividades. Desde que se enmarcaron en el proyecto, los niños y niñas estuvieron motivados, destacándose en su desempeño durante el año en los diferentes cursos, ya que todos pasaron de nivel, relató.

Fomentar sus habilidades

Ellos mismos pueden trazar metas y concretarlas, si es que nosotros les hacemos el acompañamiento y aceptar sus diferencias individuales. Darle a cada niño y niña la facilidad de hacer lo que les gusta, fomentar sus habilidades, sus talentos y apoyarles en lo que les gusta, respetando sus gustos, es lo que corresponde, según la mujer que creó este hogar.

La casa de abrigo cuenta con cerca de cincuenta integrantes con edades que van de solo unos meses hasta los 17 años, además de algunos ya mayores de edad que decidieron quedarse con la tía Elena a seguir estudiando, trabajando y ayudando en el hogar. Participaron del concurso los que están a gusto con la danza, los que quisieron estudiar esa disciplina, ya que otros pequeños prefirieron otras modalidades, contó Elena.

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