La psoriasis es una afección crónica y muy común, que afecta aproximadamente a un 3% de la población paraguaya, lo que es muy importante saber, ya que a medida que avanza el calendario de inmunización (a partir de los 65 años en adelante actualmente), además de las expectativas por acceder a la vacuna, también aumentan las dudas en la población, sobre todo en aquellas personas con alguna enfermedad autoinmune o que se encuentre bajo algún tratamiento.

Al respecto, la dermatóloga y especialista en psoriasis, la doctora María Paz Fabio, explicó que los pacientes con psoriasis moderada a severa o con artropatía psoriática tienen probablemente una medicación sistémica como parte de su tratamiento y aquí los inmunosupresores son una opción terapéutica; por lo tanto, cuando se habla de vacunas es muy importante el seguimiento y consejo médico.

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“El Grupo de Psoriasis de la Academia Española de Dermatología y Venereología publicó una actualización sobre el uso de las vacunas, donde refieren que no existe evidencia alguna de que la administración de las vacunas tenga efectos negativos en el curso de la psoriasis”, manifestó Fabio.

Aquellos que estén inmunocomprometidos tienen un riesgo incrementado de presentar formas más graves, requiriendo por lo general internación en sala o en unidades de cuidados intensivos y presentan mayor mortalidad por COVID-19; “por lo que se debe resaltar la prioridad de vacunar a estos pacientes y así disminuir el riesgo de muerte”, destacó la profesional.

Ninguna de las vacunas contra el COVID-19 disponibles en este momento en el país está basada en virus vivos atenuados, que son las que estarían contraindicadas en pacientes que reciben tratamiento inmunosupresor o biológico.

Posterior a la vacunación hay algunas manifestaciones cutáneas asociadas que incluyen exantemas, urticarias, similares a reacciones por fármacos; dolores leves en el sitio de inyección la primera semana y muy poco frecuente el enrojecimiento de la piel del área de la vacunación.

La prioridad es vacunarse

“Si bien se ha informado sobre posibles efectos adversos con algunas vacunas y que aún están en seguimiento, dada la situación epidemiológica que tenemos en el país hoy día, el riesgo de complicaciones por COVID-19 en individuos no vacunados es muy superior al de este posible efecto adverso de la vacuna en todos los grupos de población. Es esperable que la toma de fármacos sistémicos convencionales (inmunosupresores) o biológicos para la psoriasis no se asocien a complicaciones adicionales”, sostuvo la médica.

“En conclusión y lo que aconsejo a todos mis pacientes es que la mejor vacuna contra el COVID-19 es aquella que podamos conseguir, no se justifica el retraso de la vacunación en los pacientes vulnerables y de riesgo, ya que con eso aumentamos las posibilidades de formas graves e incluso la muerte por este virus que nos aqueja. En cualquier caso, una vacunación con un potencial menor efecto es siempre preferible a la no vacunación”, finalizó.

Si bien el contexto actual nos obliga a acatar ciertas restricciones por la pandemia del COVID-19, si se practican los cuidados y se siguen las medidas correspondientes no hay impedimento para mantener las consultas y seguir el tratamiento.

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Además, son cada vez más los hospitales y consultorios, tanto públicos como privados, así como los profesionales mismos, que ofrecen la alternativa de la teleconsulta, una opción que va creciendo en número de adeptos y facilidades. La doctora recalcó que el paciente debe estar en conocimiento de que se trata de una enfermedad crónica y que probablemente va a requerir de tratamiento de por vida y la continuidad es fundamental para el éxito del mismo.


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