“Para ser profesional en Paraguay se debe tener vocación, ganas de ayudar a los demás, no darse por vencido y perder el miedo, solo así se puede lograr un país mejor”, fue parte del emotivo mensaje de la doctora Celina Mabel Llano Vanni, quien resaltó que no desea resaltar su currículum como profesional, sino que su mensaje llegue a los jóvenes, porque ellos son la esperanza para un Paraguay mejor.

La doctora Llano es especialista en el área de Neumología y actualmente se desempeña como jefa del Programa Regional de Control VIH/sida/ITS en Itapúa, por mucho tiempo fue decana de la Facultad de Ciencias Médicas de Encarnación y también se dedica a enseñar en la Facultad de Medicina, esto es solo una parte de su vasto currículum en el campo de la medicina, pero para ella es más importante hacer llegar un mensaje de aliento a los jóvenes.

Vocación de servicio

“Desde muy joven quise ser médica. Porque desde niña cuando vivía en San Ignacio, Misiones, veía que a mi abuela cuando estaba enferma siempre venían los médicos a verla y eso me hizo querer ayudarla. Siempre tuve aspiraciones de crecer personalmente y definitivamente en la secundaria, hacia el quinto o sexto curso, decidí que sería doctora y conversé con mis padres”, contó en contacto con La Nación.

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La corrupción y el miedo

Es en esta parte de la historia, donde surge el interés de que llegue el mensaje a los jóvenes, en especial a aquellos que tienen esa aspiración para ser médico y ayudar a las personas, ya que la doctora pasó por mucho para lograr ingresar a la Facultad de Medicina, pero nunca se dio por vencida. “Mis padres me hablaron de las distancias, de estar sola lejos de casa y de mi familia, ya que en aquel tiempo no había facultad en el interior del país, solo en Asunción. Entonces tomamos la decisión, intenté la primera vez y se me presentó el obstáculo de que no pude ingresar en el primer intento”, manifestó.

Indicó que desde ese momento todas las personas que hablaban con sus padres les decían que solo se puede ingresar con una recomendación, pero ese hecho no la dejó decaer. Ella insistió en que el que puede quiere y que tal vez solo necesitaba mejorar su empeño para poder ingresar. “Un día mi papá me dijo: ¿Estás segura? esta es la versión que yo escucho por todos lados. Le dije: Honestamente el tiempo que yo estuve en el cursillo preparatorio y que por lo que yo vi no me parece que de los más de 100 ingresantes todos tendrían recomendaciones. Estuve con personas con muchas competencias y capacidades que pudieron ingresar. Más allá de que pudiera existir personas que recibieron alguna ayuda, para mi lógica no todos podían tener ese tipo de palanca para ingresar”, comentó.

La Doctora tiene dos hijas y pese al gran trabajo que realizar disfruta cada momento con su familia. Foto: Gentileza.

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Último intento

En ese entonces sus padres decidieron darle una segunda oportunidad y ayudarla en esto que era su vocación a la que ella estaba aferrada, a la cual accedería gracias a sus capacidades y con mucho esfuerzo al ver que sería su última oportunidad. “Mis padres decidieron apostar por mi vocación un año más, pero si no lo lograba debería ver otra carrera, porque estaban informados de que habían personas que intentaban 8 años esperando e intentando ingresar. Le rogué a mi papá y lo puede lograr en el segundo intento. Le demostré que era como le había dicho, que era cuestión de capacidades y aptitudes. Muy feliz ingresé y empecé la carrera”, señaló muy emocionada.

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Nada es fácil

Manifestó que una vez que empezó la carrera nada fue fácil y eso se debe tener en cuenta, ya que es una carrera muy sacrificada, pero que vale la pena porque ahora puede ayudar a la gente y esa es la satisfacción que uno logra. “En la carrera hay muchas dificultades, nada es fácil, no todo está servido, pero felizmente pude cumplir ese deseo y sueño de recibirme de médica”.

Agregó que luego ya comenzó a ver qué especialización seguiría, pero que en ese entonces habían muy pocas opciones en el país, solamente estaban las troncales grandes como clínica médica, cirugía y ginecoobstetricia. En tanto que las demás especialidades se debían hacer fuera del país, pero ella soñaba con viajar en algún punto del mundo para especializarse.

Estudio medicina en la Universidad Nacional de Asunción y se especializó en Buenos Aires. Foto: Gentileza.

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La especialización en la UBA

“Soñaba con ir a México o algún país, ahí surgió estudiar dermatología o neumología. Entonces empecé a enviar cartas a los centros formadores, pero surge que como residente pude acceder a una beca en Buenos Aires de especialización de 9 meses, me di cuenta que habían muchas especializaciones de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y lo recomiendo a los estudiantes. Como era más cerca, opté por este lugar donde me dieron tres opciones: enfermedades infecciosas, dermatología y respiratorios”, manifestó.

Añadió que tras la especialización volvió a la UNA para seguir con lo que dejó pendiente y vuelve a recibir una llamada de la UBA, pero que la situación no le permitió volver. “Fue muy duro porque mi familia ya no contaba con los recursos. Desde la carrera me quisieron ayudar y cerré los ojos con lo que tenía me fui y me fue muy bien. Pude terminar mi carrera de especialización en Buenos Aires. Volví después de cinco años para trabajar por mi país y la gente”.

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Luchar por cumplir los sueños

“Por eso le digo a los jóvenes que persigan sus sueños y que luchen por cumplirlos, que hay que aspirar, desear y por sobre todo pensar en lo que yo voy a ofrecer desde mi formación a la gente y al país”, resaltó y agregó que ella comprende que ahora todo es más difícil y que la situación no ayuda, “por cuestiones políticas o estructurales que son más difíciles de romper. Somos muy estructurados en el país porque todo tiene por esos enlaces que yo siento, es bastante difícil romper esa estructura. Pero se debe pensar que si yo no rompo con eso, otras personas van a seguir haciendo y que siempre se hizo; sin embargo, hay muchas personas interesantes que pueden cambiar eso y hacer un país mejor”, sentenció Llano.

Agregó que es la juventud quien tiene que romper con esto porque se necesita de un espíritu y mucha energía para hacerlo. “Como que soy formadora de recursos humanos en salud, estoy muy de cerca con los estudiantes de Encarnación y siempre les trasmito este mensaje que hagan, que sueñen y que no se amolden demasiado a acomodarse nomás y que sueñen con un país mejor. Seguir inspirando a otros jóvenes”.

La doctora Llano es una profesional de la salud especialista en el área de Neumología y actualmente se desempeña como jefa del Programa Regional de Control VIH/sida/ITS en Itapúa. Foto: Gentileza.

Paraguay necesita muchos cambios y educación

Aseguró que soñar por un país mejor debe ser el objetivo para los jóvenes y que tal vez va a seguir siendo un sueño por mucho tiempo, pero que en algún momento lo será si se tiene ese deseo latente. “A Paraguay le falta muchos cambios, mucha educación, todavía se necesita mucho. Vencer el miedo es también otro de los obstáculos y vencer nuestros propios fantasmas, el miedo a hablar y los paraguayos no cerramos mucho en eso. La medicina es una carrera bendecida porque se puede ayudar a la gente”, puntualizó la profesional.

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No inculcar el miedo

Así también pidió a la sociedad que deje de inculcar el miedo a los jóvenes que son el futuro de nuestro país, que deje que ellos aprendan y vean que no todo es por recomendación como se dice usualmente. “Desde el vamos aplican el cháke, porque se necesita recomendación para poder estudiar. No caigamos en eso, hay personas demasiado estudiosas e inteligentes que no necesitan de eso. Es un tabú eso y lo puedo decir con propiedad porque fui decana de la facultad y no existe eso, pero te ofrecen dinero, te llaman altas autoridades, pero es todo cuestión de que estudien. Dependen de los valores de cada autoridad de las universidades”, concluyó.

Ofrece consultas a su gente y enseña en la universidad de Encarnación. Foto: Gentileza.


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