En la jornada de ayer, Ciudad del Este fue escenario de un hecho increíble y hasta se podría decir jocoso debido a que alrededor del mediodía, una joven llegó hasta las instalaciones de la peluquería Rommy, ubicada en el Shopping Zuni solicitando un cambio completo de look por su cumpleaños.

Según un medio de comunicación de la localidad esteña, se trata de Lisandry Ayala Montiel, de 21 años. Ella cuenta con antecedentes judiciales, reside en la ciudad de Capiatá, pero desde hace algunos días se encuentra instalada en el departamento de Alto Paraná.

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Ella pidió una serie de servicios de belleza del spa, manos, pies, tratamiento faciales, corporales, masajes, maquillaje, coloración y extensiones de cabello; e inclusive pidió el servicio de catering con un exclusivo menú de sushi.

Y por si todo fuera poco, cargó a su cuenta unos delicados accesorios y perfumes que comercializaba la casa, llegando la módica suma de G. 11.879.000. Pero eso no fue todo, porque también adquirió vestidos de un alto valor económico a cargo de un tercero, completamente independiente a la firma y quien también fue embaucado por la señorita.

Tras haber culminado con el proceso de embellecimiento por parte de las profesionales, la joven Lisandry Ayala Montiel solicitó el servicio de Uber, y sin muchas explicaciones se retiró del lugar argumentando que abonaría en su totalidad por los servicios solicitados, pero que lo haría una vez que llegue a su hotel.

Al llegar al lugar de hospedaje, tampoco quiso abonar por el servicio de traslado por lo que el conductor activó su sistema de alarma, y Lisandry terminó siendo acorralada por otros operarios de la flota para exigir el pago al chofer. De esta forma sumó otra denuncia en la comisaría de la zona.

Cabe mencionar que el trabajo realizado por las profesionales de estética llevó un tiempo de aproximadamente 10 horas, por lo que entraron en pánico debido al modus operandi y el monto total de los servicios utilizados por Lisandry. Al ingresar dijo que su novio sería el encargado de pagar la cuenta, ya que se trataba de un “regalo de cumpleaños”.

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Además no tuvo ningún inconveniente para tomarse fotos del antes y el después, un formato muy utilizado por las empresas del rubro en estos casos, debido a que “la clienta” llegó muy estropeada. Actualmente se encuentra detenida, mientras que la propietaria del local aguarda que algún familiar se manifieste y abone por los servicios, o al menos, espera recuperar las extensiones de cabello, ya que es lo único que se puede volver a utilizar.




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