La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda el 17 de noviembre como el Día Mundial del Niño Prematuro.
En el año 2010 la OMS ha declarado el 17 de noviembre como fecha para homenajear a los niños nacidos antes de haberse completado las 37 semanas de gestación.
Según la OMS, se considera prematuro un bebé nacido vivo antes de que se hayan cumplido 37 semanas de gestación. Los niños prematuros se dividen en subcategorías en función de la edad gestacional en prematuros extremos, muy prematuros y prematuros moderados.
Cada año nacen en el mundo unos 15 millones de bebés antes de llegar a término, es decir, más de uno en 10 nacimientos. Más de un millón de niños prematuros mueren cada año debido a complicaciones en el parto. Muchos de los bebés prematuros que sobreviven sufren algún tipo de discapacidad de por vida, en particular, discapacidades relacionadas con el aprendizaje y problemas visuales y auditivos.
A nivel mundial, la prematuridad es la primera causa de mortalidad en los niños menores de cinco años. En casi todos los países que disponen de datos fiables al respecto, las tasas de nacimientos prematuros están aumentando.
A nivel local, bajo el lema “Tus cuidados me harán grande y fuerte”, el Departamento de Neonatología del Hospital de Clínicas dependiente de la Facultad de Ciencias Medicas UNA -además de la importante asistencia a la madre y al recién nacido desde un primer momento- orienta a los padres en el desarrollo integral de sus hijos, brinda conocimientos del desarrollo motor y su adecuada estimulación. Además desarrollaron talleres educativos para padres y el seguimiento integral del niño.
Para tener en cuenta
La participación en el cuidado y el acompañamiento del bebé prematuro desde el primer momento, hacen una gran diferencia en el pronóstico del recién nacido, por lo que resulta trascendente implementar cuidados centrados, en la familia y en el recién nacido prematuro.
De acuerdo a datos de la OMS, más de tres cuartas partes de los bebés prematuros pueden salvarse con una atención sencilla y costoeficaz, consistente, por ejemplo, en ofrecer una serie de servicios sanitarios esenciales durante el parto y el periodo postnatal, para todas las madres y todos los lactantes, además de administrar inyecciones de esteroides prenatales (a las embarazadas que corren riesgo de parto prematuro, para fortalecer los pulmones del bebé); aplicar la técnica de la “madre canguro” (la madre sostiene al bebé desnudo en contacto directo con su piel y lo amamanta con frecuencia); y administrar antibióticos para tratar las infecciones del recién nacido.
La prevención de las complicaciones y las muertes debidas al parto prematuro comienza con un embarazo saludable. Facilitar el acceso a los anticonceptivos y promover su empoderamiento también puede contribuir a que disminuya el número de nacimientos prematuros.