En los últimos días, los frigo­ríficos tomaron como precio de referencia la compra de ganados a USD 3,20, lo que significó una caída de 50 cen­tavos respecto al precio que se tenía en noviembre, explicó a La Nación/Nación Media el presidente de la Asociación Paraguaya de Productores y Exportadores de Carne (Appec), Ramiro Maluff.

Por eso, reclaman una con­centración de precios que afecta directamente a los productores de carne por una caída de valores cercana al 15 %, además de perjudi­car al consumidor final por los precios de venta. “A los pro­ductores nos perjudica enor­memente esta situación. En este momento tenemos una propuesta de la industria que está en casi 20 % por debajo del precio que había llegado al mes de noviembre”, precisó Maluff.

Mencionó que esto no se justi­fica, porque el mercado inter­nacional está muy deman­dante y los precios con los que Paraguay exportó en el último mes están por encima de los USD 5.600 la tonelada, además de que el mercado doméstico también está muy demandante.

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“El mercado local está con valores muy altos; entonces, la caída del precio no tiene ninguna justificación. El nivel de concentración en la com­pra del ganado, así como en la venta de la carne al mercado, es muy alto”, reiteró Ramiro Maluff.

El presidente del gremio comentó que hoy son dos empresas las que manejan el 60 % de la faena, lo que les per­mite tener un dominio sobre los precios y se genera un abuso colectivo. Al respecto, sostuvo que la Comisión Nacional de la Competencia (Conacom) debería de inter­venir o al menos analizar este tipo de comportamiento que va en detrimento o del sector.

“Esto es lo que nosotros visua­lizamos y hemos transmitido en más de una oportunidad. Tenemos leyes y organismos como la Conacom que debe­ría analizar esta situación, porque se está generando un abuso colectivo por el domi­nio que manejan”, resaltó.

Finalmente, aclaró que ellos se dedican netamente a ven­der el ganado a los frigoríficos sin ser parte de la negociación entre faenadores a las bocas de expendio, es decir, ellos se ubican en una escala de per­juicio con los consumidores finales. “Nosotros termina­mos la operación vendiendo a la industria y de ahí en ade­lante ellos negocian los pre­cios con las bocas de expen­dio y estas con el consumidor final. Nosotros, así como el consumidor final, estamos siendo afectados o perjudi­cados en cierto sentido por los valores del ganado”, finalizó.

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