Mario Balmelli, presidente de la Comisión de la Carne de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), indicó que el futuro de la exportación de la carne paraguaya está en la región asiática. Destacó que la eventual apertura de Filipinas es significativa, mientras Japón inició el proceso de habilitación, al igual que Corea del Sur. “Lo de Filipinas tiene una importancia significativa, esto es un proceso que se inicia con gestiones diplomáticas y gestiones sanitarias lideradas por el Senacsa. Entonces a partir de ahí se inician las auditorías y una vez que se pasen los exámenes podemos ingresar”, comentó a la 1000 AM.
Dijo que el proceso será largo, pero la carne es un artículo que en el mundo la consumen las clases sociales medias a emergentes y en ese continente estará el 66 % de toda la clase media. “Entonces es muy importante abrir estos mercados y poner una base de trabajo en esta región para iniciar con más fuerza en esos mercados”, explicó.
Aseguró que en el 2012 el mercado importador de carne vacuna se situaba en un 40 % en los países asiáticos y en la Unión Europea el 20 % con Rusia incluida, mientras que al 2022 estuvo en el 61 % y el 9 %, respectivamente, notándose un incremento en Asia.
ANUNCIO DEL SENACSA
El Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) informó la semana pasada que la Oficina de Industria Animal (BAl, por sus siglas en inglés) dependiente del Departamento de Agricultura de la República de Filipinas, llevará a cabo una auditoría in situ en el país con el objetivo de evaluar la habilitación para la exportación de productos cárnicos de la especie bovina, porcina y avícola.
Las actividades de inspección están programadas del 2 al 18 de diciembre de 2024. Durante este periodo, los representantes de la BAl realizarán una evaluación integral de los controles oficiales implementados por el Senacsa.
El proceso incluirá visitas al laboratorio central, establecimientos ganaderos (bovinos, porcinos y avícolas), oficinas regionales, puntos de ingreso y egreso y ferias ganaderas. La auditoría constituye un paso clave dentro del proceso de negociación iniciado en 2020. Su propósito es garantizar que las prácticas sanitarias y los controles oficiales del Paraguay cumplan con los estándares internacionales exigidos por Filipinas.