La genética bovina en Paraguay sigue avan­zando tanto en cali­dad como en cantidad res­pecto a otros países como Argentina o Brasil. A través de la inseminación artificial, el mejoramiento creció de forma acelerada en los últi­mos diez años con las razas brahman, nelore, brangus, braford y aquellas adapta­das al calor como la senepol, entre otras.

El doctor Gilbert Ochipinti, miembro de la Comisión Téc­nica de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), explicó que este proceso hace que los productores tengan acceso a mercados premium. “A nivel nacional estamos muy avanzados y nos estamos codeando con animales de alta genética de Argentina o Brasil. El Paraguay tiene que mejorar genéticamente no solo a la par de ellos, sino tratar de ser mucho más efi­cientes”, indicó a La Nación/Nación Media.

Ochipinti expresó que al invertir en genética, mejora la calidad de la proteína roja, porque el consumidor busca una carne más tierna y jugosa, y con ello pagará mejor por el producto. “Para exportar a Europa exigen animales de 2 años y medio o 3; uno de 4 y medio ya no va, por la terneza y calidad de la carne”, aseveró.

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Actualmente, el material para la inseminación artifi­cial es traído de los EE. UU., Inglaterra, Alemania, Fran­cia, Sudáfrica, y Centroamé­rica. “Aparte de los embrio­nes, se siguen haciendo evaluaciones genéticas e inclusive con animales bra­sileros y argentinos”, men­cionó, a fin de mejorar no solo como país, sino a nivel del Mercado Común del Sur (Mercosur).

ALTERNATIVAS

El experto subrayó la impor­tancia de contar con alta calidad para que los merca­dos internacionales paguen mejor. “Tenemos que apun­tar a los mercados más exi­gentes como Medio Oriente, Europa, Japón. No solamente tenemos que vender carne, sino carne premium”, añadió.

La cotización se encuentra actualmente en USD 3 y USD 3,30 por kilo carcasa, mien­tras que lo ideal sería que lle­gue a los USD 3,60 o USD 4 por kilo carcasa. Por ejemplo, Uruguay vende a USD 4.000 la tonelada y nuestro país no alcanza los USD 3.000 por tonelada, pero en la medida que conquistemos a más compradores del exterior tendremos mayor demanda y oferta, por ende, los precios mejorarán, acotó. Otra de las alternativas también podría ser la tipificación de la carne.

Nuestro país posee alrede­dor de 14 millones de cabe­zas correspondientes a su hato bovino, aunque debe­ríamos estar en los 15 millo­nes; sin embargo, el bajo pre­cio internacional hizo que muchos ganaderos manden a faenar sus vientres, oca­sionando la lentitud en el crecimiento. “Yo diría que es como que estamos estan­cados, además con la última sequía nacieron menos ter­neros, y se faenaron más vacas”, argumentó.

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