Desde la Federación Nacional de Produc­tores Frutihortíco­las del Paraguay, cansados ante la constante situación de ingreso masivo de pro­ductos de procedencia ile­gal, ponen al descubierto un planteamiento remitido a las autoridades nacionales, con el objetivo de ponerle fin al contrabando, en el cual soli­citan los servicios de las fuer­zas militares en un sistema de operativo barrera.

Es lo que manifestó el pre­sidente de la federación, Silvio Riveros, al exigir al Gobierno acciones concisas y que genere las condiciones de modo a que este sector que involucra a miles de familias campesinas no muera a raíz del beneficio de unos pocos, según indicó en contacto con la 650 AM.

“Estamos cansados de esta situación, somos producto­res y el Estado nos tiene que dar condiciones para que se pueda vender bien lo que producimos. Queremos que se haga un operativo barrera para que haya “contrabando cero”, porque nosotros tra­bajamos de sol a sol, inver­timos, no le pedimos nada al Gobierno, solo queremos vender nuestros productos y lastimosamente no hay res­puestas”, lamentó Riveros.

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DESCONTENTO CON EL GOBIERNO

Es así que en dicho afán man­tuvieron una reunión con Aduanas, organismo al cual presentaron propuestas cla­ras, con relación a la petición de que las fuerzas milita­res acompañen la frontera, cubran, realicen los controles y de esa forma se establezca una barrera al contrabando, explicó.

Señaló que como organiza­ción tenían una mesa de diá­logo con los agentes de con­trol cada semana, tal y como lo habían establecido en un acuerdo firmado tras la última marcha, pero delató que las propias autoridades les mienten, por lo que expre­san su rotundo descontento con el Gobierno Nacional.

En este sentido, develó que las instituciones de control del interior son muy “coimeros”, que no respetan el trabajo del paraguayo, pues muchos pro­ductores tienen entre 30 y 40 personas más que trabajan en sus fincas, generando fuente de trabajo que mueven la eco­nomía.

El titular de la federación lamentó igualmente que este flagelo se da nuevamente en la etapa de mayor auge en la pro­ducción de tomate nacional, que se ve brutalmente asfi­xiado por el ingreso masivo de productos extranjeros, generando una competen­cia desleal, además de que el tomate argentino que ingresa es uno de segunda para ven­der barato, pero es de mala calidad, remarcó.

Aseguró que los productores pueden fácilmente satisfacer las necesidades del consumo nacional, con abundante pro­ducción y, por sobre todo, de buena calidad, acotó.

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