El Banco Mundial (BM) presentó el viernes sus proyecciones eco­nómicas de América Latina y el Caribe, en la que pronostica una variación del Producto Interno Bruto (PIB) regio­nal de 2,3% para este año, lo que es 0,4% menos compa­rado con su última presen­tación. En ese sentido, tam­bién ajustó la proyección del PIB paraguayo de 4% a 1,5% para el cierre del 2022.

De esta manera, el BM se muestra más optimista que el Fondo Monetario Interna­cional (FMI), que reciente­mente ajustó su pronóstico a 0,3%, y que las consultoras privadas, que incluso esperan una caída del PIB. El Banco Central del Paraguay ajusta este fin de mes su pronóstico, pero ya adelanta que realiza­rán un recorte significativo desde el 3,7% actual. Las economías de América Latina y el Caribe (ALC) van camino a una recuperación tras la crisis del covid-19, aunque las secuelas de la pandemia persisten y la necesidad de un crecimiento dinámico, inclu­sivo y sostenible es cada vez más urgente, de acuerdo al nuevo informe del BM: Con­solidar la recuperación apro­vechando las oportunidades del crecimiento verde.

“Luego de un rebote de 6,9% en el 2021, se espera que el PIB de la región crezca 2,3% este año y un 2,2% adicional en el 2023, logrando la mayoría de los países revertir las pérdi­das del PIB que tuvieron lugar durante la crisis pandémica.

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No obstante, estas modestas proyecciones colocan al cre­cimiento regional entre los más bajos del mundo en un momento en que la región enfrenta grandes incerti­dumbres como la posible apa­rición de nuevas variantes del coronavirus, un aumento de la presión inflacionaria y la guerra en Europa, que ame­naza la recuperación mun­dial”, agrega.

En tanto, el BM aclara que, de hecho, la previsión de creci­miento regional fue revisada a la baja en 0,4% tras la invasión rusa de Ucrania. El organismo espera para Paraguay una leve recuperación en el 2023, con una expansión de 4,1%.

PIB RALENTIZADO

El Banco Mundial prevé que el crecimiento del PIB en Paraguay se ralentice (más lento) en el 2022 debido a los efectos de la sequía que frenarían el crecimiento de exportaciones y del consumo privado. “Esto llevaría a una disminución de los ingresos, especialmente en las zonas rurales, y al estancamiento de la reducción de pobreza extrema”, agregó.

A pesar de la normalización de política monetaria, se espera que la inflación siga siendo alta este año debido al aumento de los precios globa­les de combustibles y alimen­tos. Por lo tanto, no se con­templa que la tasa de pobreza vuelva a los niveles anterio­res a la pandemia hasta des­pués del 2024, afirmó el orga­nismo.

“Nos encontramos en un entorno mundial de gran incertidumbre que podría impactar en la recuperación pospandemia. No obstante, a largo plazo los desafíos del cambio climático serán aún más apremiantes, lo que nos obliga a avanzar de forma urgente hacia una agenda de crecimiento más verde, más inclusiva y que eleve la productividad”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresi­dente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

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