La inflación en los últi­mos doce meses, a febrero del 2022, subió a 9,8% en Paraguay, la más alta en casi 11 años y que encendió las alarmas del mercado local y del Banco Central del Paraguay (BCP). En este marzo se está verifi­cando una escalada de suba de precios tras remarcajes de los combustibles, lo que empeorará aún más el resul­tado para fin de mes.

En este marco, los precios más altos de las materias primas llevaron a los analis­tas de Itaú, para su reporte mensual de Macro Esce­nario Paraguay, revisar su pronóstico de inflación para fines del 2022 a 6,0% (en comparación con su escena­rio anterior de 5,0%). Esto se ubica al topo del rango meta del BCP, ya que la meta es de 4% más menos 2%.

“Los precios de la gasolina y las tarifas del transporte público se ven presionados por los precios más altos de las materias primas energé­ticas, mientras que los altos precios de las materias pri­mas blandas seguirán pre­sionando la inflación de los alimentos. Es probable que la presión alcista sobre la inflación se vea mitigada por los precios más bajos de la carne dado un mayor sumi­nistro de carne en el mer­cado interno debido a las res­tricciones de exportación a Rusia”, agrega el reporte.

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La inflación mensual se situó en 1,4% en febrero (desde una mediana de 5 años de 0,3%), por encima de las expecta­tivas del mercado de +0,8% (según la encuesta del BCP), marcando la segunda gran sorpresa alcista consecu­tiva. La presión alcista sobre la inflación general provino una vez más de los precios de las frutas y verduras, que crecieron un 12,5% mensual (probablemente asociado a la sequía) y los precios de los combustibles (6,1%).

Por otro lado, Itaú proyecta la tasa de política moneta­ria en 6,50% para fines de este año (5,50% anterior­mente) dado el deterioro de las expectativas de inflación. “Mantenemos nuestro pro­nóstico de tipo de cambio en G. 7,350 por dólar para fines de este año, más débil que el 2021 en términos reales debido a las menores expor­taciones de soja y las condi­ciones financieras externas más estrictas”, añade.

CONTRACCIÓN Y REBOTE

En tanto, el reporte de Itaú proyecta una contracción del PIB de 1,7% en el 2022. Los precios más altos de la soja compensan los ries­gos a la baja para la activi­dad derivados de un posi­ble deterioro adicional de la cosecha de soja (las estima­ciones privadas sugieren que la producción de soja podría ser peor que nuestra proyec­ción de una caída del 50%) y un crecimiento global más débil. Para el 2023 esperan que el crecimiento del PIB se recupere hasta el 7,0%, como efecto rebote.

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