La actividad económica cerró un buen 2021, a pesar de las dificulta­des registradas por el ámbito sanitario y por el inicio de la sequía y bajante de los ríos. De acuerdo al Indicador Men­sual de la Actividad Econó­mica Paraguaya (Imaep), en diciembre se verificó un cre­cimiento del 4,4%, con lo que se cerró el 2021 con una varia­ción acumulada del 4,5%. Al excluir las actividades agrí­colas y de las binacionales, el crecimiento fue del 7,9% en todo el año, según divulgó el Banco Central del Paraguay (BCP).

“El crecimiento del 4,5% es un número muy fuerte, al tener en cuenta que la agricultura no cerró un año bueno al igual que las binacionales, por la falta de agua. Es decir, exclu­yendo a esos sectores, la eco­nomía está teniendo un cre­cimiento robusto”, comentó a La Nación el economista, ex presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), Carlos Fernández Valdovinos.

Afirmó que por fuera de los sectores mencionados, el agro en específico, se nota un for­talecimiento de la economía, que crece 6,2% por encima de lo que es su pico, en febrero del 2020.

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“Esto es algo bueno, a lo mejor tendrá algún grado de efecto en la inflación. Sin embargo, con estos números estoy muy satisfecho, si analizamos bien, pero si vemos en con­junto, se le ve a la economía golpeada por la sequía”, rea­firmó.

ACTIVIDAD 2022

Por otro lado, mencionó que, en cuanto al inicio de la activi­dad en el 2022, se tendrá una imagen básicamente con dos caras. Una cara fea que será toda la parte de la agricul­tura y binacionales, que pro­bablemente vaya mostrando muy malos números, incluso afectando al producto interno bruto total. La otra cara será la de una economía más diná­mica, sin agro y binacionales.

En cuanto al impacto de la ola de contagios por covid-19, que empieza a descender, es una buena noticia. “Es cierto que toda muerte se siente, pero se ve que la tasa de mortali­dad, que antes estaba en 5%, ahora es menor al 1%. Esta fase de la enfermedad se con­tagia más rápido, pero falle­cen menos personas. Eso de alguna manera ayuda porque una cosa es el miedo a conta­giarse y otra cosa es el miedo a morirse”, expresó.

El economista resaltó que es una etapa a la que se debe tener respeto, pero es mucho menos grave para la econo­mía en sí porque no es nece­sario tomar medidas tan radi­cales como antes. “Esto está pasando ahora porque es más rápido, por lo que creo que no será un factor de freno para la economía, al contrario, podría ayudar a estabilizar”, indicó.

En líneas generales, en el cre­cimiento interanual de la acti­vidad económica incidieron, principalmente, los desem­peños favorables de los ser­vicios, las manufacturas y la ganadería. Sin embargo, la reducción interanual de la agricultura, la genera­ción de energía eléctrica y la construcción atenuaron la expansión de la actividad económica.

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