Los 11 Patrimonios de la Humanidad argenti­nos no son como cual­quier otro y en esta oportuni­dad te revelamos datos que los hacen únicos. En 1972, en París se firmaba la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural cuyo objetivo era muy claro: proteger el patrimonio natural y cultural más importante del mundo. Hoy, casi 50 años des­pués, esa lista de lugares a pre­servar llegó ni más ni menos que a 1121 sitios que dejan un sello notable sobre el planeta. Argentina se postula como el 4º país de Latinoamérica con más Patrimonios de la Huma­nidad en su haber. Once son las coordenadas repartidas a lo largo y ancho de su territorio. De los 11, 6 son sitios cultura­les y 5 naturales. Cada uno de ellos constituye una razón más para visitar un país con cien­tos de maravillas, ya sea por la magia de sus paisajes como por la importancia de su historia.

El Parque Nacional Los Gla­ciares, Santa Cruz, fue el 1º en ser nombrado Patrimonio de la Humanidad de Argentina en 1981. Involucra un espec­táculo para todos los senti­dos. Los grandes protago­nistas son el Perito Moreno, siendo el glaciar más famoso del país y de los más impo­nentes del mundo, y el incon­fundible monte Fitz Roy. Los glaciares son originados en el gran Campo de Hielo Patagó­nico, el mismo es el manto de hielo más grande del mundo después de la Antártida. El Perito Moreno es de los pocos glaciares en el mundo que se encuentra en equilibrio, que no retrocedió con el tiempo, cosa que sí sucede con el resto por la situación climática.

El legado jesuítico en Córdoba: la Manzana Jesuítica en el corazón de la ciudad.FOTO:GENTILEZA

San Ignacio Miní, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor son las 4 Misiones Jesuíticas argen­tinas seleccionadas por la Unesco en su listado de Patri­monios de la Humanidad. El nombre de la provincia recuerda esta parte de su his­toria: las Misiones Jesuíticas Guaraníes, de ahí que se la bautizó Misiones. Mientras las de San Ignacio Miní –que significa “la menor” en gua­raní– son las mejores con­servadas de los siglos XVII y XVIII. Mientras el Parque Nacional Iguazú, Misiones, no quedan dudas de que es un lugar de la tierra con valor excepcional, así que el título de Patrimonio de la Humani­dad le sienta más que bien. Le fue asignado en 1984, al igual que a sus vecinas, las Misiones Jesuíticas, a esa distinción se le suma otra: es hogar de una de las 7 maravillas natura­les del mundo, las Cataratas del Iguazú. Adentrarse en el corazón de la selva, cono­cer su inmensa fauna y flora, maravillarse por los 275 sal­tos y –quizás– dejar escapar una lágrima en el más alto, la Garganta del Diablo.

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Cueva de las Manos del Río Pinturas, Santa Cruz, es una imagen nítida de la vida de civilizaciones anteriores. Por su configuración única, donde cientos de manos que­daron inmortalizadas en pie­dra. Por su inmenso valor arqueológico, esta vívida colección de arte rupestre es uno de los sitios cultura­les más extraordinarios de la Argentina. Su antigüedad es una de sus característi­cas más llamativas, ya que fue ocupada por cazado­res recolectores hace 9.300 años atrás. Otro de los datos a mencionar es que en el sitio se llegaron a contar 829 manos izquierdas y solo 31 manos diestras de las pintadas.

Ver una función de la natura­leza desde la primera fila: así se siente visitar la Península Valdés y ver saltos de ballenas, juegos entre lobos marinos, varamientos de orcas, colo­nias de pingüinos y mucho más. Las ballenas se acer­can a la península de junio a diciembre. También La Isla de Los Pájaros es ideal para el avistaje de aves, además para los fanáticos de la lectura, el mismo fue fuente de inspira­ción de Antoine de Saint Éxu­péry para escribir el célebre libro “El principito”. Quizás se la conoce mejor como “la boa que se tragó el elefante”, por su contorno casi idéntico.

Oportunidades sobran para recrear el legado jesuita en Córdoba. Una de ellas es la Manzana Jesuítica en el corazón de la ciudad, y por el otro las 6 estancias (Colonia Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia, La Can­delaria y San Ignacio). El reco­rrido, además de su riqueza cultural, incluye una arqui­tectura superfotografiable inmersa en entornos típicos de la provincia, otro sitio para visitar es La Estancia Jesús María –hoy convertida en Museo Jesuítico Nacional–, un destacado espacio dedicado a la producción vitivinícola que alojaba una iglesia, la residen­cia y la bodega.

Los parques naturales de Ischigualasto, San Juan, y Talampaya, La Rioja son luga­res que dan la sensación de estar en otro planeta. Dos de ellos son estos parques argen­tinos. Uno al lado del otro, los paisajes crean una postal de acantilados y figuras natu­rales de tonos rojos, rosas, naranjas y ocres. Guardan una relevancia fascinante por los hallazgos arqueológicos y paleontológicos en el área. Los descubrimientos se remon­tan a la Era Mesozoica. Cono­cerlo implica pisar el mismo suelo que pisaron los dino­saurios hace 180 millones de años. Talampaya significa –en idioma diaguita– “río seco del tala” (especie de vegetal local) y el parque Ischigualasto es comúnmente llamado “Valle de la Luna” por su tierra y geo­formas que se asemejan al pai­saje lunar.

Quebrada de Humahuaca, Jujuy, ofrece 155 kilómetros de colores clásicos del norte argentino. Los pueblitos pin­torescos se asientan a lo largo de la montaña y el recorrido es la fusión perfecta entre cultura, tradición y paisajes únicos. Por supuesto, el buen vino y la gastronomía típica se suman a la ecuación. “¿Por qué los cerros son de tantos colo­res distintos?”. Se debe a la sedimentación de los diferen­tes minerales durante millo­nes de años. Por otro lado, a lo largo de las 7 provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Cata­marca, La Rioja, San Juan y Mendoza se deja descubrir lo que fue el Sistema Andino de Carreteras: una de las obras más fascinantes del siglo XV: el Qhapaq Ñan. Denota las capacidades tecnológicas y de ingeniería de las comu­nidades prehispánicas andi­nas, es una herencia milenaria que transporta sin escalas a la época del Imperio Inca a quien visite alguno de sus fragmen­tos. El nombre Qhapaq Ñan significa “camino principal” en lengua quechua, el mismo atraviesa 6 países.

Todas las obras del arqui­tecto suizo Le Corbusier fue­ron declaradas Patrimonio de la Humanidad en el año 2016. En total son 17 y se distribuyen por 7 países distintos. Una de ellas está en La Plata, Buenos Aires: la Casa Curutchet. Un edificio histórico, insignia de la modernidad y la vanguar­dia, sello indiscutido del arqui­tecto. Hoy en día es sede del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires.

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