El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) compartió un estudio denominado la “Ganadería bovina y cambio climático en las Américas: hacia modelos de desarrollo bajos en carbono”, que señala que las emisiones biogénicas del ganado bovino, metano y óxido nitroso no superan el 5 %.
Este aspecto ya había sido abordado por otras investigaciones, pero en este informe elaborado por el científico argentino Ernesto Viglizzo, pone al descubierto a toda la cadena de valor que prosigue a la actividad ganadera como componentes colaborativos de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El especialista advierte que las publicaciones que atribuyen a la ganadería bovina una parte significativa de la responsabilidad sobre el cambio climático son equivocadas. “Se le adjudican emisiones que no le corresponden”, comentó Viglizzo, ya que las emisiones también provienen de otras aristas de la economía, como el industrial, el transporte, el residencial, la distribución o el consumo doméstico.
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Incidencia de otros rubros
“Al productor ganadero no se le puede cargar sobre sus espaldas emisiones que no dependen estrictamente de sus actividades sino de otros sectores. Por lo tanto, solo las emisiones de la actividad ganadera son las que deberían imputarse a las cadenas de la carne bovina”, expuso el investigador.
Viglizzo explicó que las emisiones no solo son provocadas por la producción ganadera, puesto que también se generan en otros sectores, como los frigoríficos, el transporte y la distribución mayorista o minorista. Más concretamente, fundamentó que estas actividades afines y posteriores a la producción, emiten gran cantidad de emisiones, ya que consumen combustibles fósiles, responsables principales del cambio climático.
Conforme a la investigación llevada a cabo por el experto, la ganadería bovina tiene un impacto mucho menor sobre el calentamiento global del que se alega, si se miden las emisiones de gases de efecto invernadero que efectivamente le corresponden, las del período de cría de animales y se excluyeran las que le adjudican.
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Pantanal brasileño enfrenta incendios históricos
Miedo a perderlo todo o a enfermar. Los habitantes de la región brasileña del Pantanal hacen frente a unos incendios históricos atizados por una sequía severa que ponen en jaque el mayor humedal del mundo. “Es caótico”, explica a la AFP Erica Cristina, en el puerto de la ciudad de Corumbá (centro-oeste), donde el fuego tiñó de rojo intenso el cielo.
“Respiro humo todo el día”, asegura esta propietaria de un bar ribereño que se llenó de hollín por un gran foco decretado la semana pasada al otro lado del río Paraguay. Expertos y autoridades coinciden en que los incendios actuales en el Pantanal, Patrimonio Natural de la Humanidad y conocido por su rica biodiversidad, están relacionados con el cambio climático que propició una intensa sequía en los últimos meses.
Entre el 1 de enero y el 25 de junio se detectaron 3.372 focos en la región, lo que supera el récord de 2.523 registrados en el mismo periodo de 2020, según datos oficiales. “Este año los incendios y la sequía llegaron antes. Generalmente empiezan en agosto, pero en la región no llueve desde hace 50 días”, explica a la AFP el ganadero Bruno Bellan, de 25 años. Este brasileño administra la hacienda de su familia, en la zona rural de Corumbá, del estado Mato Grosso do Sul, en estado de emergencia desde el lunes por los fuegos.
La propiedad donde cría 900 cabezas de ganado está a casi dos kilómetros de un gran foco de incendio, al que bomberos y militares trataban de acceder esta semana mediante una acción coordinada. “Nos preocupa que el fuego entre en la hacienda y cause destrucción. El ganado tiene miedo y puede perderse en medio de las llamas. Vamos a traer a los animales más cerca de la hacienda”, dice Bellan.
“Fuera de la curva”
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, alertó el lunes de que el Pantanal se enfrenta a “una de las peores situaciones nunca vistas”. “Toda la cuenca del Paraguay sufre una escasez hídrica severa. No tuvimos las inundaciones habituales ni el intersticio entre El Niño y La Niña”, dos fenómenos climatológicos que inciden en las precipitaciones, dijo.
Ya el año pasado, el Pantanal fue el bioma brasileño que más se secó, con una reducción de la superficie húmeda del 61% respecto al promedio histórico, indicó un estudio publicado este miércoles por la red MapBiomas. La sequía “hizo que una gran cantidad de materia orgánica en punto de combustión causara estos incendios que están fuera de todas las curvas”, dijo Silva, que el viernes visitará la región.
Los incendios se expanden principalmente por la acción humana, con fines de renovar las zonas de pasto o expandir las tierras agrícolas. Las autoridades prohibieron manejar fuego hasta final de año y prometieron castigar a los responsables de los incendios criminosos.
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Un futuro incierto
Para Erica Cristina, originaria de Rio de Janeiro e instalada en la región desde hace 15 años, la situación para los habitantes del Pantanal “está empeorando con el paso de los años”. “Mucha gente perdió sus casas” en incendios desde 2020, lamenta, describiendo también “los problemas respiratorios” para la población, “que sobrecargan los centros de atención médico”.
Pero se resiste a arrojar la toalla y a cerrar su bar. “¿De qué viviremos?”, dice esta madre de tres hijos ya adultos, que pide a las autoridades más recursos pero también “empatía con las personas”. Naldinei Ivan Ojeda, de 53 años, nacido en Corumbá, admite que sopesa abandonar la ciudad debido a los problemas respiratorios que sufre, así como su hijo, de 15 años.
Al mismo tiempo, este militar retirado carga contra los responsables de la propagación del fuego. “No existen incendios accidentales en el Pantanal. Nunca vi un fuego surgir de la nada aquí. Cada año es lo mismo”.
Fuente: AFP
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Descartan asalto en crimen a tiros de un capataz en Horqueta
Agentes del Departamento de Investigaciones de la Policía Nacional se encuentran investigando el asesinato de un hombre, cuyo cuerpo fue hallado en un campo comunal en la ciudad de Horqueta, en el departamento de Concepción. El hombre se desempeñaba en el lugar como capataz.
El hombre fue identificado como Sebastián Benítez Pérez, de 36 años, quien llevaba trabajando en el lugar más de 10 años. Su cuerpo fue encontrado al costado de su motocicleta, a metros de uno de los portones de acceso al campo que cuidaba, lo que hace presumir a los intervinientes que habría sido emboscado al bajar de su motocicleta.
“El cuerpo presenta dos disparos de escopeta calibre 12, y fueron encontradas todas sus pertenencias con el mismo, por lo que se descarta que sea un hecho de asalto“, comentó el comisario Gerardo Duarte, subjefe del Departamento de Investigaciones, al corresponsal de Nación Media, Ángel Flecha.
“Conversamos con los vecinos de la zona y nadie logró ver nada, ya que habría sido en horas de la madrugada cuando el hombre llegaba para empezar su jornada laboral. Pudimos conversar con su esposa, que brindó algunas informaciones”, agregó el jefe policial.
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Duarte precisó que no se descarta que los autores del asesinato estén ligados con algún grupo criminal, ya que es una zona de influencia de varios de ellos, por lo que también el celular de la víctima será sometido a peritaje.
En cuanto a la comunidad donde se encontró el cuerpo, el interviniente resaltó que no es normal que se den este tipo de hechos, ya que habitan varias familias que se dedican en gran medida a agricultura y ganadería, y los hechos de violencia no son comunes entre los habitantes.
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Autoridades investigan presunta muerte por leishmaniasis en Coronel Bogado
En el distrito de Coronel Bogado, departamento de Itapúa, se reportó la muerte de una mujer y se sospecha que la causa podría ser un cuadro de leishmaniasis. Las autoridades sanitarias iniciaron una investigación, además de mingas ambientales, para evitar la propagación del mosquito que trasmite la enfermedad.
La doctora Pastora Duarte, jefa de Epidemiología de la séptima región sanitaria, en entrevista para el canal GEN comentó que el fallecimiento de la paciente se dio el pasado 30 de mayo, luego de estar más de veinte días internada en el centro asistencial de la ciudad y recibir el esquema completo del tratamiento contra la leishmaniasis visceral.
“La paciente llegó al servicio de salud con sintomatologías generales, pero también, además de ser de avanzada edad, contaba con enfermedades de base y factores de riesgo, varios problemas cardiovasculares, hiperplasia prostática y era una paciente secuelar neurológico le decimos nosotros cuando ya sufrieron un accidente cerebro vascular”, detallo la profesional.
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Dijo además que es aún muy apresurado confirmar que la causa de la muerte sea la leishmaniasis, teniendo en cuenta el expediente de la paciente y que la misma habría sufrido otras complicaciones, por lo que la mesa médica se encuentra investigando el caso para dar un dictamen final.
Por su parte, las autoridades del Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (Senepa) fueron notificados y realizaron los trabajos previstos para estos casos en el barrio Antequera, de donde era oriunda la paciente y trabajan en poder identificar cuál sería el foco infeccioso de la zona.
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¿Cómo nos afecta el cambio climático?
Por Carolina Vanni
carolina.vanni@nacionmedia.com
Hace tiempo que el clima viene registrando variaciones y no se comporta de manera “habitual”, como dirían los expertos. Algunos sostienen que es un proceso natural del planeta que ya habría pasado por una situación similar, mientras que otros aseguran que esto es producto de la actividad humana.
Lo cierto es que estos cambios van dejando huellas, sean los fenómenos climáticos severos como sus efectos. Mientras las tormentas y raudales causan estragos en el campo y en la ciudad, la sequía pone en jaque a la naturaleza debido a los grandes incendios que arrasan con la flora y fauna de los espacios consumidos.
Sabiendo esto nos preguntamos, ¿cómo nos afecta realmente el cambio climático? El cambio climático afecta de diversas maneras a la población y uno de los sectores más vulnerables es la niñez y adolescencia, así como los adultos mayores.
Por un lado, cuando hace calor se siente mucho más, al igual que cuando hace frío. Es lo que se ve ahora, por ejemplo, en la Argentina, donde las bajas temperaturas causan estragos, mientras que en el Hemisferio Norte, las olas de calor están arrasando. La inversa vivimos en enero y febrero, con las olas de calor que llegaron a temperaturas récords, mientras el norte se llenaba de nieve.
Por otro lado, los fenómenos climáticos como La Niña, (sequía), así como El Niño (inundaciones y lluvias) son cada vez más frecuentes. En cuanto a las precipitaciones, estas ocurren más, pero en menos tiempo, en otras palabras, en un día puede llover lo que debería en un mes.
Sergio Gonzalo, de 17 años, sugiere mitigar los efectos “creando conciencia voluntaria, no como una obligación ni con miedo”. Dice que el cambio climático está asociado con “las nuevas enfermedades que están llegando”.
Los malos hábitos de consumo (la cultura del descarte que genera toneladas de basuras) y la mala utilización de los recursos naturales (el uso indiscriminado de combustible fósil, la deforestación, el cambio del uso del suelo, etc.) nos llevaron al punto que estamos, asegura Sergio Gonzalo.
Para Victoria, de 13 años, si la situación sigue así, llegaremos a no tener aire puro para respirar. Le preocupa la tala indiscriminada de los bosques nativos. Laura Luján y Dara, ambas de 15 años, dicen que los fenómenos de El Niño y La Niña es parte del cambio climático.
“El cambio climático se está acelerando con impactos muy significativos en todos los aspectos y se siente más en los países menos desarrollados”, asegura Julián Báez, director de la Oficina Regional de la Organización Meteorológica Mundial para las Américas, con sede en Asunción.
La crisis climática tiene un efecto directo sobre la salud, la educación, la seguridad alimentaria, la provisión de agua potable y saneamiento. Aunque el aporte de Paraguay en la crisis climática sea ínfima, al ser un país en vías de desarrollo y sin infraestructura adecuada apenas llueve con intensidad las calles quedan inundadas y se genera caos.
“El cambio climático implica una responsabilidad intergeneracional con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Esta responsabilidad está consagrada en el preámbulo del Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas, ratificado por Paraguay. Teniendo en cuenta esto, los jóvenes deben mantenerse activos y los tomadores de decisión deben instalar espacios reales de participación”, sostuvo Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Políticas de WWF-Paraguay.
Incidencia en la salud y la educación
La proliferación de enfermedades causadas por vectores es una muestra de cómo el cambio climático incide en la salud. Cuando tenemos olas de calor, las larvas de los mosquitos aceleran su metabolismo, que, con una lluvia genera el ambiente ideal la infestación, causando epidemias como dengue y Chikunguña.
Las altas temperaturas afectan con los golpes de calor, insolación, deshidratación, diarrea y vómito, indica la doctora Adelaida Portillo. Las alergias por el aire contaminado debido a las quemazones o incendios forestales son efectos adversos, explica el doctor Ricardo Meza, especialista en Alergia e Inmunología Pediátrica del Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.
La falta de agua potable afecta directamente a la calidad de vida, sobre todo a las niñas y adolescentes en lo que respecta a la higiene menstrual. No tener acceso al agua potable, ya sea para beber o para una adecuada higiene, es un derecho lesionado.
El otro extremo, el exceso de lluvia trae consecuencias como la búsqueda de lugares secos. En los refugios las condiciones de vida son precarias, proliferando las enfermedades por el hacinamiento.
Seguridad alimentaria amenazada
Paraguay es un país altamente vulnerable al cambio climático y eso pone en riesgo la seguridad alimentaria. “El cambio climático es cuando pasa de ser un clima estable, predecible, donde uno puede cultivar, producir verduras, frutas, soja, ganadería”, explica Julián Báez.
Tanto las sequías con olas de calor, las lluvias con inundaciones y las tormentas significan peligros para la seguridad alimentaria, debido a que la agricultura y la ganadería dependen de las precipitaciones. “Para la producción de alimentos, sean de origen animal o vegetal, se necesita de un clima estable”, indicó Báez
La sequía tiene efecto adverso en la producción de frutas y cultivos en el campos, así como en la provisión de agua potable. En el interior, las comunidades sin servicio se debe recorrer distancias considerables para obtener el líquido vital.
¿Cómo mitigamos?
Forestar, reforestar, la disposición correcta de los residuos, la conciencia en el uso de la energía eléctrica, evitar la impermeabilización del suelo son pequeñas acciones que pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, explicó Julián Báez.
No quemar basuras ni botarlas en las calles, cuidar los recursos hídricos, los bosques, y asegurar la sobrevivencia de la fauna, la flora ayudan a crear equilibrio, además de cuidar los humedales, son acciones que deben emprenderse para mitigar los efectos adversos del cambio climático.
Sergio Gonzalo (17) plantea el uso de “fuentes de energía renovable, como la eólica o solar” y la práctica del “reciclado y la reutilización de los objetos biodegradables”. Sofía Aramí, de 13 años, dice que “todo debe partir de uno mismo” para cuidar el medio ambiente y asegura que eso puede generar motivación en otros, como, por ejemplo, el uso racional del agua.
Aunque la mayor responsabilidad para mitigar el calentamiento global está en manos de las autoridades, cada uno puede aportar su grano de arena. Si cada uno aporta, podríamos ser millones quienes estemos contribuyendo a buscar el equilibrio para mantener el mundo habitable.