No todos los días se registran hechos de superación personal desde muy temprana edad. Hay niños que entre estudios juegan en esparcimientos barriales con sus amiguitos vecinos, sin embargo, este caso particular del barrio San Pablo de Luque, en las cercanías de la zona de Palma Loma, genera la admiración de su propia familia y de los lugareños.

Se trata de Lautaro Ledesma, a quien le dicen cariñosamente “Lauti”, un niño de 13 años que decidió emprender con un proyecto de elaboración de donitas (pan dulce que se hornea o se fríe). Algunas donas se elaboran en forma de aro, mientras que otras se presentan como bollos y están llenas de crema o mermelada.

Tuvo un sueño

Lauti es hijo único y un día tuvo un lindo sueño cuando observaba a su madre esforzarse en las tareas de la casa, además de acudir a otros trabajos adicionales para generarle un ingreso, en este caso en la elaboración casera de productos comestibles dulces y trabajos en el cuidado de manos y pies (manicura y pedicura).

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El emprendimiento de Lauti se llama “Lauti Donust”, un proyecto prometedor ya que busca llegar a un mayor número de clientes en el barrio y penetrar incluso en el mercado comercial de otras ciudades. Para comenzar el proyecto, el niño recurrió a la ayuda de su mamá, quien le asistió financieramente con un pequeño capital, comprándole además una pequeña máquina para elaborar donitas y los respectivos insumos.

“Lauti me veía todos los fines de semanas trabajar arduamente. Una noche me abrazó y me dijo: mamá quiero ayudarte, quiero emprender algo como vos para así tener mis ahorros”, comentó Gissel Tathiana Ledesma Ortiz, madre soltera de Lauti.


Los productos son muy requeridos por una clientela ya formada en su barrio.

Enseñanza

Con las enseñanzas de la mamá, el niño aprendió rápidamente a preparar la masa para las donitas, luego comenzó a venderlas en el recreo escolar a sus compañeros de clase y de otras aulas, como así también a comercializar desde su casa, tomando los pedidos a través del Whatsapp de su madre. “Con el dinero obtenido con las ventas mi hijo pudo comprar un play station, generar su propio dinero para el recreo o reabasteciendo el stock de los insumos para sus productos”, afirmó Gissel.

La historia de Lauti es inspiradora y sirve como ejemplo para muchos niños y adolescentes, cuya vida puede transcurrir entre jugar y trabajar para no caer eventualmente en vicios que luego podrían generar daños a la sociedad. No todo está perdido.

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