AFP.
Donald Trump descartó ayer sábado convocar a dos figuras de su anterior administración, el exsecretario de Estado Mike Pompeo y la exembajadora ante la ONU Nikki Haley, para ser parte de su nuevo gobierno al frente de la Casa Blanca. “No invitaré a la exembajadora Nikki Haley ni al exsecretario de Estado Mike Pompeo, a hacer parte de la administración”, escribió Trump en su red Truth Social.
“Me gustó mucho y aprecié trabajar con ellos en el pasado y quisiera agradecerles por el servicio que han prestado a nuestro país”, agregó. Los nombres de estos dos tenores de la primera administración Trump (2017-2021) sonaban luego de las elecciones que dieron a Trump como ganador contra la vicepresidenta demócrata Kamala Harris.
Pompeo, exdirector de la agencia de inteligencia (CIA), se barajaba en especial como cabeza del Pentágono. Este “halcón” del ala derecha del Partido Republicano se ganó la confianza de Trump, entonces inexperto en la escena internacional. En particular, Pompeo apoyó la retirada del acuerdo nuclear iraní de 2015 y el acercamiento inédito con Corea del Norte. En julio, develó un plan para Ucrania que implicaba -contrario a los argumentos de Trump en campaña- nuevas transferencias de armas para ese país y sanciones contra el sector energético ruso.
RIESGO DE “CAOS”
Por su parte, Nikki Haley, que fue la voz de Trump en la escena internacional como embajadora estadounidense ante la ONU durante dos años, se había convertido en la última barrera entre el expresidente y la investidura republicana, como su rival en las primarias antes de retirarse en marzo. En su campaña se jugó la carta del cambio de estilo y de generación al alertar del riesgo de “caos” en caso que que Trump volviera a ser jefe de Estado. Finalmente Haley le dio su apoyo en la convención republicana a mediados de julio en Milwaukee.