Brasil registró 13.489 focos de incendios en la Amazonía en el primer semestre, la peor cifra en dos décadas y un incremento de 61 % con respecto al año pasado, según datos satelitales.

Desde que estos datos comenzaron a ser compilados en 1998 por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la mayor selva tropical del mundo sufrió en el primer semestre más incendios solo en 2003 (17.143) y 2004 (17.340).

El total de incendios ocurridos en el primer semestre está muy por encima que el mismo período del año pasado (8.344).

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Se trata de una mala noticia para el gobierno del presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, que debe hacer frente a este incremento de incendios mientras la deforestación continúa disminuyendo en la Amazonía.

Según los datos del INPE, del 1 de enero al 21 de junio (última fecha disponible) fueron deforestados 1.525 kilómetros cuadrados, en comparación con 2.649 km2 en el primer semestre de 2023, una reducción de 42 %. El año pasado, la deforestación ya se había reducido a la mitad con respecto a 2022.

Lula prometió poner fin a la deforestación ilegal en la Amazonía para 2030, que había aumentado durante el gobierno de su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).

Según Romulo Batista, portavoz de Greenpeace Brasil, “el cambio climático contribuye” a este aumento de incendios forestales causados particularmente por una sequía excepcional que afectó a la Amazonía el año pasado.

“Lamentablemente, buena parte de los biomas brasileños se encuentran bajo estrés hídrico por falta de lluvias”, explicó a la AFP. “El ambiente se vuelve más seco y la vegetación más seca favorece más los incendios”, dijo.

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