Hamburgo, Alemania. AFP.
El hombre que mató el jueves a seis miembros de los Testigos de Jehová en la ciudad alemana de Hamburgo se suicidó durante el ataque y era un ex integrante de la comunidad, con la que había entrado en conflicto, explicaron las autoridades ayer viernes.
El ataque se produjo el jueves por la noche durante una actividad religiosa organizada por esta comunidad. El atacante fue identificado como un hombre de 35 años, llamado Philipp F., que abandonó la comunidad hace unos 18 meses, “aparentemente, no en buenos términos”, indicó ayer viernes a la prensa un alto mando de la policía.
Las víctimas mortales fueron cuatro hombres y dos mujeres de 33 y 60 años. Igualmente, resultaron heridas ocho personas, entre ellas una mujer embarazada de siete meses que perdió al hijo que esperaba, que fue contabilizado por la policía alemana entre las víctimas mortales en su balance. El autor del ataque, que disponía de una autorización para portar un arma, se suicidó poco después de que los agentes irrumpieran en el edificio.
Disparó unas cien veces y aún tenía muchas municiones. “Huyó a la primera planta” del edificio donde estaban reunidos los miembros de la comunidad para rezar, “y se mató”, indicó a la prensa el ministro del Interior de la ciudad-Estado de Hamburgo, Andy Grote. La rápida llegada de las fuerzas de seguridad, que interrumpieron la masacre, permitió evitar un balance de muertos más elevado, según las autoridades. Los motivos del ataque se desconocen, aunque por el momento la fiscalía de Hamburgo dijo que no ve un móvil “terrorista” detrás de la matanza. Eso sí, el atacante podría haber padecido de trastornos psiquiátricos.
El hombre, que no tenía antecedentes penales, “alimentaba una rabia contra los miembros de congregaciones religiosas, en particular contra los Testigos de Jehová y su ex empleador”, explicó la policía. El cuerpo armado recibió en enero una “carta anónima”, donde se afirmaba que Philipp F. padecería una “enfermedad psiquiátrica”, no confirmada por ningún médico debido a que “se negaba a consultar” a un especialista.
El asaltante entró por la fuerza en el edificio, situado en una gran avenida de esta ciudad del norte de Alemania. Según la publicación, Der Spiegel había dentro unas cincuenta personas, reunidas para una sesión de rezos.