• POR JOSEP BORRELL Y JUTTA URPILAINEN

Hace unos meses, la UE y Bra­sil inauguraron un nuevo cable de fibra óptica para transpor­tar terabytes de datos de forma más rápida y segura entre nuestros dos continen­tes. Esto ayuda a los científicos de Europa y América Latina a trabajar juntos en temas que van desde la modelización cli­mática hasta la mitigación de desastres. El cable comienza en la UE, donde el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) se convirtió en el estándar de oro de la protec­ción de datos, y termina en Bra­sil, que recientemente intro­dujo una ley similar. El cable une dos continentes creando una economía de datos que res­peta la privacidad de sus ciu­dadanos. Así es como Europa entiende la conectividad: unir a los socios sin crear dependen­cias no deseadas.

La semana pasada, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y las agencias de cooperación de Francia, España y Alemania se unieron a la Comisión Europea en Togo para identificar proyec­tos a financiar en los sectores de la energía, el transporte y la digi­talización. Durante la misión, el BEI firmó una línea de cré­dito de 100 millones de euros para ayudar a las pequeñas y medianas empresas africanas a recuperarse de la pandemia, y aprovechar las oportunida­des de crecimiento de la Zona de Libre Comercio Continen­tal Africana. En Paraguay, la UE y el BEI co-financiaron la construcción de una línea de transmisión de 300 kilómetros entre Villa Hayes y Yacyretá, para aumentar la capacidad de transmisión de energía de una fuente limpia y renovable. Estos son ejemplos de lo que llama­mos Equipo Europa, que reúne a todos aquellos que trabajan con nuestros socios para apoyar una transición verde y digital.

Desde el inicio de la Comi­sión von der Leyen, las tran­siciones paralelas climática y digital en Europa han estado a la vanguardia. Con la nueva estrategia Global Gateway, la UE continúa promoviendo la transición verde y digital a nivel mundial.

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En un mundo de interdepen­dencia, donde las cadenas de suministro están mostrando su fragilidad, sabemos lo impor­tante que es la conectividad. También hemos visto cómo los enlaces que nos conectan también pueden convertirse en armas. Los flujos de datos, los suministros de energía, ele­mentos poco comunes de la tie­rra, las vacunas y los semicon­ductores son instrumentos de poder en el mundo actual. Por eso, debemos asegurarnos de que la conectividad global y el acceso a estos flujos se basen en reglas y estándares inter­nacionales.

Si bien los flujos de bienes pue­den ser ideológicamente neu­trales, las reglas que los gobier­nan están entrelazados con valores políticos. Especial­mente en el ámbito digital, Europa y otras democracias deben garantizar que los están­dares del futuro reflejen nues­tros valores fundamentales.

Europa quiere reducir las dependencias excesivas y ser más autónoma en áreas como la producción de chips para ordenadores. Nuestra auto­nomía se ve reforzada si todos nuestros socios tienen alter­nativas a la hora de tomar sus decisiones de inversión. La tar­jeta de presentación de Europa y la oferta a nuestros países socios para abordar las nece­sidades de inversión en infraes­tructura es la conectividad sos­tenible desde el punto de vista financiero, social y medioam­biental. No hay “elefantes blan­cos” o proyectos superfluos, ni “trampas de endeudamiento”, sino proyectos que son sosteni­bles y satisfacen las necesida­des de las poblaciones locales.

Para que Europa domine el desafío de la conectividad, no solo necesita principios y mar­cos, sino también recursos ade­cuados y prioridades claras.

En primer lugar, utilizare­mos los recursos del Equipo Europa, la UE y sus Estados miembros, de una manera más inteligente y eficaz. Global Gateway movilizará inversio­nes de más de 300.000 millo­nes de euros en fondos públicos y privados para el desarrollo de infraestructura global entre 2021 y 2027, financiando la transición climática y digital, así como la salud, la educación y la investigación. Movilizare­mos la mitad de las inversiones con la ayuda del presupuesto de la UE y la otra mitad a tra­vés de las inversiones previstas por las instituciones financie­ras europeas y las instituciones financieras de desarrollo de los Estados miembros.

Hemos remodelado nuestras herramientas financieras para proporcionar la potencia de fuego que puede combinar préstamos y subvenciones, y proporcionar las garantías necesarias hoy. Implementa­mos mecanismos para filtrar las licitaciones anormalmente bajas y protegernos contra ofertas que se benefician de subsidios externos distorsio­nantes, que socavan la igual­dad de condiciones. También nos aseguraremos de que los programas internos de la UE (InvestEU, nuestro programa de investigación, Horizonte Europa y el Mecanismo Conec­tar Europa) respalden el Global Gateway, junto con los bancos de desarrollo de los Estados miembros, los bancos nacio­nales de promoción y las agen­cias de crédito a la exportación.

Por supuesto, el capital del sec­tor privado seguirá siendo la mayor fuente de inversión en infraestructura. Por eso esta­mos explorando la posibilidad de establecer un servicio euro­peo de crédito a la exportación para complementar los acuer­dos de crédito a la exportación existentes a nivel de los Esta­dos miembros. Esto ayudaría a garantizar un campo de juego más equitativo para las empre­sas de la UE en los mercados de terceros países, donde tienen que competir cada vez más con competidores extranjeros que reciben un gran apoyo de sus gobiernos.

En segundo lugar, en cuanto a las prioridades, Global Gateway ha identificado una serie de pro­yectos emblemáticos. Estos incluyen la extensión del cable Bella al resto de América Latina, como parte de la Alianza Digi­tal EU-LAC; la expansión de la Red Transeuropea para mejo­rar las conexiones de trans­porte con los países de la Aso­ciación Oriental y los Balcanes Occidentales y el aumento de la financiación del programa de intercambio de estudiantes Erasmus + en todo el mundo. En África, junto con el apoyo a nue­vos corredores de transporte estratégicos, la UE movilizará subvenciones de 2400 millones de euros para el África subsaha­riana y más de 1.000 millones de euros para el norte de África para apoyar las energías reno­vables y la producción de hidró­geno renovable, lo que puede ayudar a cumplir los requisi­tos de energía limpia deman­dada por la UE, y ayudar a los socios a hacer lo mismo.

Global Gateway trata en el fondo de demostrar cómo los valores democráticos ofre­cen certeza y equidad para los inversores, sostenibilidad para los socios y beneficios a largo plazo para las personas de todo el mundo.

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