Montevideo, Uruguay. AFP.

El recrudecimiento de la pandemia en Brasil, con récord de muertos (300.000) y el sistema sanitario al límite, se ha extendido al resto de Sudamérica poniendo en jaque incluso a Uruguay, considerado hasta ahora un ejemplo de contención del coronavirus.

“Lamentablemente, la terrible situación de Brasil también está afectando a los países vecinos”, afirmó Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El organismo destacó un repunte de casos de covid-19 en los estados venezolanos de Bolívar y Amazonas, así como en el departamento de Pando, Bolivia, y en Loreto, Perú, todos colindantes con el gigante sudamericano.

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La circulación masiva de la cepa brasileña o P.1, una mutación del SARS-CoV-2 mucho más virulenta, está en el centro de esta nueva oleada. Tras detectarse en la ciudad amazónica de Manaos a finales del 2020, muchos países cerraron el paso por aire y tierra a viajeros provenientes de Brasil en un intento de frenarla. Pero tres meses después, la variante ya ha sido identificada en 15 países o territorios de las Américas.

PANORAMA CRÍTICO

El panorama es crítico en Brasil. El martes, el país batió un nuevo récord al registrar 3.251 muertos en 24 horas. Un día después traspasó la franja de los 300.000 fallecidos, mientras 12,2 millones de sus 210 millones de habitantes se han infectado. Casi 24 millones de los 600 que viven en América Latina y el Caribe han contraído el covid y 753.000 han muerto, según un recuento de AFP. Varios países, entre ellos Uruguay, Venezuela y Perú, han atribuido oficialmente la fuerte escalada de contagios a la ferocidad de la cepa P.1.

El ministro de Salud peruano, Óscar Ugarte, dijo el miércoles que un estudio basado en “un muestreo en todo Lima” mostró que a ella se debe el 40% de las infecciones.

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