El gobernador de Nueva York está en la cuerda floja. Un grupo de 59 legisladores esta­tales demócratas demandó ayer la renuncia de Andrew Cuomo a raíz de una acu­sación por supuestamente haber manoseado a una asis­tente en la Mansión Ejecutiva el año pasado.

En Nueva York, la asamblea es la cámara legis­lativa que pudiera ordenar el juicio político de Cuomo, que enfrenta múltiples acusacio­nes de que hizo del lugar de tra­bajo un sitio incómodo para mujeres jóvenes con insinua­ciones y conductas sexuales, incluyendo manoseos y besos indeseados.

Al menos cinco acusadoras –Charlotte Ben­nett, Lindsey Boylan, Ana Liss, Karen Hinton y la última– tra­bajaron para el gobernador en Albany o durante su tiempo en el gabinete del presidente Bill Clinton. Cuomo se enfrenta ahora a una denuncia, más grave, de una empleada que lo acusa de haber metido la mano debajo de su blusa y haberla tocado de manera “agresiva”.

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