Hace cinco años, la OMS calificó al covid-19 como “pandemia”
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Ginebra, Suiza. AFP.
“Hemos considerado que el covid-19 puede ser calificado de pandemia”. Hace cinco años, el 11 de marzo, el jefe de la Organización Mundial de la Salud soltó la frase que hizo tomar conciencia al mundo entero de la gravedad de la situación.
Pero ya desde el 30 de enero, la OMS había declarado su más alto nivel de alerta frente al nuevo coronavirus detectado en China a mediados de diciembre de 2019: la Urgencia de Salud Pública de Alcance Internacional o USPPI. Una fórmula que no impactaba en la opinión pública.
Presionado por las preguntas de los periodistas, Tedros Adhanom Ghebreyesus también mencionó “la amenaza de la pandemia” el 9 de marzo, pero el electrochoque tuvo lugar dos días después.
El miércoles 11 de marzo, muchos periodistas se agolparon en torno a las mesas en forma de U en una pequeña sala en las entrañas de la imponente sede de la OMS en las alturas de Ginebra, no lejos de la frontera francesa.
La conferencia de prensa, prevista para las 17H00 locales, pudo ser seguida en las redes sociales, por teléfono y por Zoom.
Frente a los periodistas, Tedros, a su derecha Mike Ryan, encargado de urgencias en la OMS, y a la izquierda la directora general, Maria Van Kerkhove, encargada del expediente del covid-19. Esta científica desconocida del gran público encarnará desde entonces la lucha contra la pandemia.
El jefe de la OMS sacó dos bolígrafos de su saco, ajustó sus gafas y leyó su declaración.
“Estamos profundamente preocupados tanto por los niveles alarmantes de propagación y de gravedad, así como por los niveles alarmantes de inacción” en el mundo, dijo.
Y entonces declaró: “Hemos considerado que el covid-19 puede ser calificado de pandemia”.
En ese momento, menos de 4.300 personas habían muerto en el mundo, según cifras oficiales.
Cinco años más tarde los muertos se cuentan por millones, pero a mediados de marzo de ese año todavía no habían empezado los confinamientos, los hospitales no estaban desbordados y el hundimiento de la economía no se avizoraba.
“La palabra ‘pandemia’ cambió la situación”, recuerda John Zarocostas, periodista que cubre para la AFP las agencias y ONG internacionales desde hace más de 30 años. “Tengo la impresión de que tenían que hacerlo” porque no lograban la reacción esperada de los Estados miembros desde el desencadenamiento de la USPPI
Para este veterano de las relaciones internacionales, “eso modificó la dinámica en términos de reacción de los gobiernos nacionales: todos empezaron a actuar”. Un retardo que frustró a la OMS. “El mundo está obsesionado por la palabra pandemia”, dijo Mike Ryan, para quien la advertencia de enero era más importante.
Nuevo botón de alarma
¿Puede repetirse una catástrofe similar? Para la OMS, la próxima pandemia solo es cuestión de tiempo. En diciembre de 2021, los Estados miembros de la organización, conscientes de las graves fallas frente al covid-19, comenzaron a trabajar en torno a un acuerdo internacional y obligatorio sobre la prevención y la preparación a las pandemias, para tratar de evitar que vuelvan a repetirse los mismos errores.
Las negociaciones son difíciles y una última sesión de negociaciones está aun prevista del 7 al 11 de abril, para finalizar el proyecto a tiempo para la asamblea anual de la OMS en mayo.
En espera, los países miembros lograron desempolvar el reglamento sanitario internacional. Y a partir de septiembre de este daño, el jefe de la OMS podrá declarar una “urgencia pandémica”.
En los cinco años transcurridos desde marzo de 2020, la OMS declaró la USPPI en dos ocasiones, ambas por epidemias de mpox.
El jefe de la OMS advierte regularmente a los países que no repitan el ciclo de negligencia seguido de pánico que caracterizó la pandemia de covid-19.
Las intervenciones destacaron el rol fundamental de la AFD en la democratización del crédito, impulsando sectores clave y facilitando una banca de segundo piso con una visión de desarrollo nacional. Foto: Archivo
Aliados del BID y UIP resaltan el rol clave de la AFD en el desarrollo del país
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En el marco del Foro por los 20 años de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), el panel “Aliados para el futuro” reunió a líderes del sector financiero, industrial y de vivienda para dialogar sobre el impacto de la institución. Las intervenciones destacaron el rol fundamental de la AFD en la democratización del crédito, impulsando sectores clave y facilitando una banca de segundo piso con una visión de desarrollo nacional.
Representantes del BID elogiaron la credibilidad internacional de la AFD, mientras que la UIP recordó su papel fundacional en el sector productivo. Además, se puso de manifiesto su impacto social en la vivienda, con un énfasis especial en el programa Che Róga Porã, que facilita el acceso a fondos a largo plazo con tasas accesibles.
Alonso Chaverri, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), destacó el posicionamiento internacional de la AFD y su alineación con las prioridades nacionales:“En definitiva, tenemos una AFD moderna, que está íntimamente conectada con las prioridades de desarrollo del país, que goza de credibilidad internacional. El BID se siente satisfecho de poder acompañar desde el inicio y seguimos comprometidos a seguir haciéndolo en el futuro”.
Desde el sector industrial, Enrique Duarte, presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), recordó el rol fundacional de la AFD:“La AFD fue creada con un rol clave: visibilizar la necesidad de contar con una banca de segundo piso, con especial énfasis en la producción”.Por su parte, Blas Reguera, representante de Caprivi, puso el foco en el impacto social de la AFD en el sector vivienda:“La AFD cumple un rol clave en el sector vivienda, siendo el artífice de facilitar fondos de largo plazo con tasas accesibles. Es importante destacar el programa Che Róga Porã como una política pública que transforma vidas”.El panel cerró con una reflexión compartida: los avances logrados en estos 20 años han sido posibles gracias a la construcción de alianzas sólidas, y el futuro exige seguir fortaleciendo estos vínculos para ampliar el acceso al crédito, dinamizar la producción y mejorar la calidad de vida de las familias paraguayas.
Ateneo homenajea los 60 años de la “música antigua” en Paraguay
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Este martes 12 de agosto, a las 20:00, en el Ateneo Paraguayo se realizará un concierto por la conmemoración de los 60 años de la instauración del concepto de “música antigua” y su práctica en el Paraguay moderno. Al recital se suma una muestra de documentos vinculados al curso que dictó el brasileño Heitor Alimonda en 1965: fotografías, programas, recibos y otros documentos que dieron origen a lo que actualmente conocemos como “música antigua”.
En homenaje al concierto celebrado el 12 de agosto de 1965 se incluirá en el programa una de las obras interpretadas en aquella ocasión: “Trío Sonata No. 5 en La menor” de Georg Philipp Telemann, con la participación de Rocío Cáceres (flauta), Carlos Tomás González (violín) y Stefano Pavetti (clavecín). También interpretrán “Sonata in Re maggiore” (Leonardo Vinci), “Sonata II “Le Vibray” (Michel Blavet) y “Concierto en Sol Mayor” (G. P. Telemann), con Dulce Acosta (viola). El acceso es libre y gratuito.
El 12 de agosto de 1965, en el marco de los tradicionales encuentros semanales denominados “los jueves del Ateneo”, se llevó a cabo el concierto clausura de un curso de música de cámara dictado por el pianista y compositor fluminense Heitor Alimonda (Río de Janeiro, 1922-2002).
Curso que dictó el brasileño Heitor Alimonda en el Ateneo Paraguayo, en 1965. Foto: Gentileza
Antecedente histórico
El curso de Alimonda se realizó en el Ateneo durante una semana, y fue auspiciado por la Embajada de Brasil en Paraguay. Durante la década de 1960, más allá de las desavenencias diplomáticas en torno a la posesión de los Saltos del Guairá, el Brasil aparecía como el gran aliado del Paraguay en el contexto de la “marcha hacia el Este”.
La “marcha hacia el Este” fue una estrategia geopolítica y económica impulsada por el régimen estronista. Consistió en un desplazamiento del eje de integración regional desde Argentina hacia Brasil, con profundas implicancias para el desarrollo territorial, la infraestructura, y las alianzas internacionales, pero también para la cultura paraguaya.
Clavecín del Ateneo Paraguayo. Foto: Gentileza
Alimonda abordó el tema de la música de cámara como aquella que convoca a poca cantidad de intérpretes, y que puede ser interpretada en salas pequeñas, como la del Ateneo. De esta forma, se trabajó el piano a 4 manos, el canto con acompañamiento de piano, los dúos de violín con piano, los tríos, y una categoría particularmente destacada: la música barroca.
La deconstrucción del barroco permitió, al mismo tiempo, revisar dos estilos anteriores que no se encontraban en los programas de los paraguayos: el Renacimiento y la Edad Media. De esta forma, se instaura la práctica de lo que desde entonces comenzó a denominarse “música antigua”, es decir, aquella hecha por ensambles cuyo repertorio incluía música medieval, renacentista y barroca.
Del curso de Alimonda participaron cantantes, flautistas, y pianistas como Lilian Díez Serrano de Sandoval, Gloria Cresta, María Elena Boungermini Genovese, Natalia Buzarquis de Miranda, Nelly Jiménez, entre otros; así como los violinistas Lilian S. D´Amore y Jorge Báez Roa.
Nelly Jiménez tocando la flauta en el Ateneo Paraguayo. Foto: Gentileza
Influencia local
El encuentro con Alimonda influyó principalmente en Nelly Jiménez, que al poco tiempo se dedica a la interpretación de música medieval, renacentista y barroca, principalmente con ensambles de flauta dulce. Nelly Jiménez viajó en varias ocasiones al Brasil, y a fines de la década de 1960 e inicios de la de 1970, a Santiago de Chile, donde fue discípula del compositor Juan Amenábar (Santiago, 1922-1999).
Desde este curso en el Ateneo, Nelly Jiménez abandona la carrera de pianista clásica, y transita dos aspectos inexplorados de la música paraguaya de entonces: la música antigua, y la música vanguardista. Jiménez es la primera compositora paraguaya de música electroacústica. El “Ensamble asunceno de música de cámara”, dirigido por Nelly Jiménez, fue la primera agrupación de música barroca que conoció el Paraguay moderno. El concepto y la práctica de los ensambles, es uno de los grandes aportes de la música académica brasileña a la música paraguaya.
Parroquia San Miguel Arcángel celebra 83 años con la OSCA
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La Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) proseguirá con su tradicional Ciclo de Conciertos en los Barrios: Sinfonía Divertida, este martes 12 de agosto, a partir de las 20:00 horas, en la parroquia San Miguel Arcángel (Teodoro S. Mongelós esquina Mayor Bullo, en Asunción), con acceso libre y gratuito, en conmemoración al 83 aniversario de la congregación religiosa.
En la ocasión, la agrupación musical estará dirigida por los maestros José Miguel Echeverría y Juan Sebastián Giménez, participando como solistas: Giovanni Segovia (canto), Lucas Zaracho (arpa paraguaya) y Jorge Servián (canto). El concierto está organizado por la Sociedad Filarmónica de Asunción y la Dirección General de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Asunción.
El programa ofrecerá: “El rapto en el serrallo” (obertura) (Wolfgang A. Mozart), “Purahéi para Asunción” (Juan S. Giménez), “Tererehápe” (César Cataldo), “Cataldo rekoviaré n.°1” (César Cataldo), “Sport polka” (Josef Strauss), “Vals de las flores” (El Cascanueces) (Peter I. Tchaikovsky), “Libertango” (Astor Piazzolla), “Mis noches sin ti” (Demetrio Ortiz), “Mokoi guyra’i” (Quemil Yambay), “Mimby pu” (Emilio Bigi).
Este año, la OSCA ofrece un cautivador programa pasando por momentos didácticos, conociendo los diferentes instrumentos de una orquesta sinfónica, resaltando cada sección instrumental en distintas obras (cuerdas, vientos, percusión); obras con arpa paraguaya y de destacados compositores nacionales y tiene la innovación que cada concierto irá variando de solistas y directores, donde se dará realce a instrumentos no tan habituales en esa labor como el contrabajo, la flauta piccolo, el corno francés, por citar algunos; además del arpa paraguaya de Marcos Lucena y la vibrante voz de Jorge Servián.
“La inspiración para los temas suele venir en los momentos difíciles”
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La banda celebra sus 25 años de carrera y prepara un nuevo álbum que se irá presentando en los siguientes meses. La agrupación ofrecerá un concierto de aniversario el siguiente fin de semana.
Decir que una banda de rock paraguayo cumple 25 años de trayectoria y que prepara su sexto álbum de estudio sin dudas se inscribe en la columna de las buenas excepciones en la escena local, un logro en puertas de Salamandra. Formado actualmente por Javier Zacher (voz y guitarra), Celso “Cachito” Galeano (bajo), Rodney Cords (guitarra) y José “Batoloco” Gaona (batería), este es un proyecto que reverberó por primera vez en la capital en los primeros años de la década del 2000.
Originarios de Ypacaraí, arribaron a la escena con virtuosas guitarras, conceptos claros y valijas enormes cargadas de sueños, que un cuarto de siglo después, tras mucho trabajo, hoy están llenas de aprendizajes, desafíos, aceptación del público y éxitos. Javier es el frontman de la banda, con un aire que mezcla la bohemia, el carisma constante, la picardía y la timidez, es el encargado de la pluma y la voz de Salamandra, y afronta el desafío de un nuevo proyecto: el sexto disco, esta vez con productores paraguayos, los hermanos Marcelo y David Arriola. Hace unas semanas lanzaron el primer adelanto, “La mentira”, y el próximo sábado 16 de agosto celebrarán sus 25 años en Voüdevil, donde presentarán los cortes “Cigarrillo” y “El dedo acusador”, este último con tinte folclórico. Zacher habló con La Nación del Finde sobre la historia de la banda y su presente de producción.
–Son 25 años de proyecto. ¿Qué cosas te parece que cambiaron en este tiempo y qué otras permanecen intactas?
–Lo que cambió bastante en estos 25 años es el conocimiento que fuimos adquiriendo con la experiencia en la música y en los escenarios. Lo que no cambió hasta ahora es que sigue siempre ese sueño, la ilusión de vivir de gira siempre, de tocar en nuevos escenarios. Siempre estamos con un sueño, hacer un disco más, subir a un escenario.
Salamandra, una de las bandas insignia del rock paraguayo, cumple 25 años en la escena musical, un aniversario que la encuentra elaborando su sexto álbum discográfico
APRENDIZAJE
–¿Qué cosas aprendieron en este tiempo?
–En el escenario, hace 25 años no estábamos encontrando la presencia, el porte, esa performance, esa actitud que después fuimos forjando. Fuimos conociendo a muchos músicos en los escenarios y haciendo amistad con grandes músicos que también nos fueron enseñando cosas como armonía, progresiones, cosas de la tecnología, que hoy en día fueron cambiando también.
–¿Y en lo humano qué aprendieron en el relacionamiento entre ustedes?
–Realmente la relación con la banda es la más larga de mi vida y siempre va siendo prueba y error. Ya pasamos por muchos desacuerdos, también peleas, pero con el tiempo que llevamos juntos aprendimos también a ceder, aprendimos a hablarnos de lo que nos incomoda, que a veces justamente es algo difícil de hacer. Aprendimos que, si dejamos ayer abierta una heridita, con el tiempo se va haciendo cada vez más grande. Siempre se va aprendiendo y siempre lleva su esfuerzo.
–¿Cuáles podrían ser puntos altos o curvas que marcaron a la banda en este tiempo?
–Algo que empezó a darle vida a Salamandra mucho más allá de Ypacaraí creo que fue cuando entramos en un concurso para presentarnos a tocar a un festival. Lo que quedó de esa competencia fue que se hizo un recopilado pirata, un disco de MP3 de rock nacional, que tenía la foto de Laura Martino con el cuerpo pintado de Paraguay, era algo bien trucho. En ese disco había músicas de un montón de bandas, y entre los 300 temas estaban cinco canciones de Salamandra, que era un demo que habíamos hecho. Eran cinco temas que, al terminar, volvían a sonar, o sea, estaban dos veces. Yo creo, y me lo contaron, que ese disco hizo que mucha gente conozca la banda porque, de repente, se escuchan los temas dos veces y eso les llamaba la atención a muchos.
–¿Cuál fue el festival o concierto que más recordás?
–Uno de los conciertos que más disfruté en lo personal fue uno que hicimos acá en Ypacaraí. Un amigo se accidentó y se organizó un concierto solidario, porque se partió bastante mal. Bueno, cuando ya estaba toda la gente ahí para el show, se largó una lluvia, y cerramos nosotros, teníamos que tocar seis a siete temas. Como llovía, no iba a ser diferente si tocábamos un poco más, porque con la lluvia nadie iba a salir de ese lugar. Finalmente, nos pusimos a tocar como unas cuatro horas ahí para todos los perros. Ese es un concierto que realmente todos los días lo recuerdo.
–¿Cuál es tu escenario más soñado?
–Un escenario que siempre soñé fue el anfiteatro José Asunción Flores. Siempre que tenemos la oportunidad de estar ahí creo que es algo mágico. Recuerdo de muy chico ver el festival de la OTI por la tele y toda la historia que se contaba del anfiteatro. Siempre soñé con, alguna vez, ser parte de ese escenario.
Originaria de Ypacaraí, la banda está conformada por Javier Zacher (voz y guitarra), Celso “Cachito” Galeano (bajo), José “Batoloco” Gaona (batería) y Rodney Cords (guitarra)
SEXTO ÁLBUM
–Están con un nuevo disco en puertas
–Sí, estamos encarando el sexto álbum de Salamandra, en Covenant, y los productores son Marcelo y David Arriola. A mí me llenaba de intriga esta posibilidad, hace mucho que quería trabajar un disco con ellos. Empezamos ya en setiembre del año pasado a gestarlo desde las maquetas. Ahora tenemos ya cuatro canciones y vamos a ir tirando en tandas. Se siente lanzar como unos pequeños EP. En diciembre se completaría todo el álbum.
–¿Cuál fue el flujo de trabajo para este material?
–Antes de este disco nos encontramos en una etapa en la que ensayábamos los temas para los shows, y decidimos ponernos un día diferente de ensayo para dedicarnos netamente a hacer las canciones nuevas. Ahí nos encontramos con que estábamos un poco saturados de nosotros mismos, que sentíamos eso de estar haciendo lo mismo y, aunque te digo, hacer lo mismo no es algo que a mí me disguste para nada, pero era como que nos faltaba algo, un incentivo nuevo o una visión más fresca de lo que hacemos. Entonces, ahí fue donde paramos los ensayos, entonces llevamos la canción cruda al estudio con los productores, como son personas que conocen Salamandra, que trabajaron mucho ya con Salamandra.
–¿Son temas que surgieron para el disco o son ya temas que fueron juntando?
–A diferencia de discos anteriores, en los que presentamos temas que ya veníamos trabajando y que teníamos bien afianzados, este disco tiene canciones que se fueron desarrollando ahora, son sentimientos muy actuales de la banda en cuanto a la letra, en cuanto a la música misma y una cosa que disfruto mucho en lo personal es ese aire nuevo que le da esta producción artística, esta guía que nos vienen dando los Arriola.
–¿Qué le pidieron los productores a la banda para traer a la mesa de trabajo?
–La relación que tenemos con ellos es bastante orgánica, porque hace años que venimos trabajando juntos. Lo que pidieron fue más bien llevar la canción cruda al estudio, solo guitarra y voz. Después ellos nos presentan una nueva propuesta, desde una visión externa, la que escuchamos y nos sorprendió, exactamente eso era lo que quería hacer con esa canción, pero no sabía cómo, pensé. Justamente es eso lo que uno busca cuando trabaja con un productor.
Javier Zacher, voz líder de Salamandra, estima que en diciembre se completaría todo el nuevo álbum
“BUSCARLE EL SENTIMIENTO”
–¿Cómo te manejás con esa dinámica de composición?
–A mí me suelen llegar momentos en los que, ponele, agarro la guitarra y lo que sea que toco, ya me parece una canción, ya sea el mismo mi menor que todo el mundo toca, pero algo le siento que me hace ponerle una letra y generalmente cuando pasa esto, me pasa con unas cuatro o cinco canciones en ese momento. Luego hago eso de quedarme ahí con esa canción, hago eso de enamorarme, de buscarle, de sentirle. Tiene una letra primaria al nacer, y mientras voy tocando, le voy buscando una forma más que en la cual yo me siento mucho más a gusto, trato de encontrarle el significado o la palabra misma que me pide esa secuencia de acordes que tengo y buscarle el sentimiento que tengo, que me nace con esos acordes. Y lo voy puliendo hasta un punto donde siento que a mí me gusta mucho. Paso mucho tiempo con ese grupo de temas.
–¿Y qué hacés cuando ese tiempo de inspiración no está ahí?
–Y suelo enloquecer cuando me doy cuenta de que llevo tiempo y tiempo sin agarrar un acorde que me lleve a una canción. Así, bueno, voy tocando, y, por lo general, cuando me siento así seco de inspiración, empiezo a tocar los primeros temas que siempre toqué, generalmente Sui Generis, fundamentalmente. Me voy así recordando todas esas canciones que me llevaron a querer ser músico, a querer tener una banda y ahí me voy nutriendo otra vez hasta llegar a otro momento donde vuelvo a componer y que es algo así como decir que le da sentido a mi vida.
–¿Y de dónde vienen las canciones?, ¿de una idea, una sensación?
–La verdad que más bien es el estado ánimo en el que me encuentro, por lo general es el motor principal o el combustible de mi máquina mental. Dentro de este estado de ánimo es donde me encuentro como perdido, tocando la guitarra, haciendo ruido, hasta encontrar un acorde. Por lo general la inspiración para los temas suele venir en los momentos difíciles.