La subsidiaria de la empresa china Hutchison Holdings, que opera dos puertos en las entradas del canal de Panamá, negó impagos al Estado, en medio de una auditoría de las autoridades panameñas por el contrato de concesión. En los últimos tres años Hutchison Holdings ha pagado a Panamá “la suma de 59 millones (de dólares) que incluye pagos por dividendos adelantados, totalizando 658 millones durante la concesión”, indicó en un comunicado la compañía, con sede en Hong Kong.
La empresa respondió así a las afirmaciones del contralor panameño, Anel Flores, quien aseguró que Panama Ports Company, la subsidiaria de Hutchison Holdings, no había pagado “ni un centavo” al Estado en los últimos tres años. La empresa, que está siendo auditada desde el lunes, está también en el centro de una polémica entre Panamá y Estados Unidos, pues el presidente Donald Trump asegura que buscará “retomar” el canal de Panamá porque China lo está operando.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, sostiene que esos puertos podría usarlos Pekín para bloquear el comercio por el canal, en caso de un conflicto con Washington. Desde 1997, Panama Ports Company opera, pero no toma decisiones sobre el canal, los puertos de Balboa y San Cristóbal, en las entradas de la vía por el Pacífico y el Atlántico, bajo una concesión que fue prorrogada en 2021 por 25 años.
Según la firma, sus aportes al Estado panameño superan “con creces las contribuciones de cualquier otra empresa portuaria en Panamá” y dice haber invertido 1.695 millones de dólares en infraestructura y equipos. La Contraloría investiga si la empresa cumple el contrato y verifica si reporta “adecuadamente sus ingresos, pagos y aportes al Estado”. El canal de Panamá, construido por Estados Unidos e inaugurado en 1914, tiene a este país norteamericano y a China como sus dos mayores usuarios y es administrado por una entidad autónoma panameña, sin ninguna interferencia extrajera, asegura el gobierno.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió en su investidura retomar el control del canal de Panamá, lo que fue rechazado de plano por el gobierno panameño. En el centro de la polémica está China. Trump incluso no ha descartado la fuerza militar para “recuperar” esta ruta de 80 km que, construida por Estados Unidos e inaugurada en 1914, lleva 25 años administrada por Panamá.
“China está operando el canal de Panamá... y lo vamos a recuperar”, dijo Trump el lunes. El mandatario panameño, José Raúl Mulino, reiteró este miércoles en el Foro de Davos que el canal “es y seguirá siendo” de Panamá y que “no fue una concesión ni una dádiva” de Estados Unidos.
Por su parte, China insistió en que “nunca ha interferido” en el canal y que no participa ni en la gestión ni operación. Que Trump incluyera la amenaza en su discurso inaugural “hace más probable que sea un intento serio, aunque todavía parece inverosímil”, dijo a la AFP Benjamin Gedan, director del programa para América Latina del Wilson Center, con sede en Washington.
En el ojo del huracán, la empresa china Hutchison Ports, con sede en Hong Kong, opera bajo concesión desde 1997 los puertos de Balboa y Cristóbal, a cada entrada del canal, que conecta los océanos Pacífico y Atlántico. En un “momento de conflicto” esos puertos podría usarlos Pekín “como un cuello de botella que impida el comercio” internacional por el canal, alertó el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, poco antes de asumir el cargo.
La vía, de la que Estados Unidos y China son sus mayores usuarios, está administrada por la Autoridad del Canal de Panamá (entidad autónoma). Sin ninguna interferencia extranjera, afirma Mulino. “Aunque parece una pelea arbitraria, hay preocupaciones razonables relacionadas con la presencia de una empresa china (...). El canal tiene un valor enorme para Estados Unidos, tanto comercial como estratégico, y no sería difícil para Pekín interrumpir sus operaciones”, opina Gedan.
La subsidiaria de Hutchison Ports, a la que la contraloría panameña abrió el lunes una auditoría, opera los puertos, pero no toma ninguna decisión sobre la vía. Para Rebecca Bill Chavez, presidenta de Diálogo Interamericano, con sede en Washington, Panamá ha “respetado” la neutralidad de la vía y mantenido “la eficiencia de las operaciones”.
Trump, que ya había dicho en 2011 que Estados Unidos entregó “estúpidamente” el canal, afirma también que las tasas que pagan los buques estadounidenses por cruzar la vía son una “completa estafa”. “Es un argumento fatuo que encubre la intención de que Panamá reduzca a su mínima expresión las relaciones con China”, afirmó a AFP el catedrático panameño en Relaciones Internacionales, Euclides Tapia.
Desde que Panamá rompió con Taiwán y estableció relaciones con Pekín en 2017, la actividad china ha crecido en el país, aunque el principal socio político y comercial sigue siendo Estados Unidos. En menos de siete años, empresas chinas abrieron filiales, construyeron un puerto para cruceros por 206 millones de dólares en la entrada del canal por el Pacífico, y actualmente levantan por 1.400 millones de dólares un puente sobre la ruta interoceánica.
Trump “cree que necesita ser duro con China”, así que si “existe una oportunidad de contrarrestar la influencia” china en la región y en el canal “es algo de lo que le gusta hablar”, opinó la politóloga de la Universidad de Essex, Natasha Lindstaedt. En 2018, el presidente chino Xi Jinping visitó Panamá. China propuso otros proyectos millonarios, incluso trató de instalar su embajada a la entrada del canal, pero no se concretó por presuntas presiones de Washington.
Como parte de los tratados de 1977, por los que Estados Unidos entregó el canal a Panamá en 1999, los panameños se comprometieron a garantizar que la vía, por la que pasa el 5 % del comercio marítimo mundial, esté abierta permanentemente a todos los países. “Ninguno de sus principios menciona, y menos autoriza, a Estados Unidos para reclamar el canal”, dice a AFP Julio Yao, quien integró el equipo panameño que negoció los tratados.
Pero hay enmiendas introducidas por Estados Unidos sobre la posibilidad de que Washington use la fuerza militar unilateralmente para “defender el canal contra cualquier amenaza” de cierre, según Tapia. “Solo fabricando una operación de bandera falsa, a través de una operación encubierta, Trump podría justificar el uso de la fuerza militar en Panamá y eso exclusivamente para mantener abierto el canal, no para tomárselo y usufructuarlo económicamente”, comentó.
Gedan ve “una intervención militar poco probable”, pero señala que Trump podría presionar a Panamá, por ejemplo, con aranceles. “Está tratando de asustar a Panamá lo más posible (...) Es una herramienta de negociación o una distracción, o ambas”, afirma Lindstaedt.
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Autoridades panameñas iniciaron una auditoría a la subsidiaria de la empresa china Hutchison Holdings, que opera dos puertos en el canal de Panamá, informaron este martes fuentes oficiales, en momentos en que el presidente estadounidense Donald Trump amenaza con retomar el control de la vía marítima. El director de Puertos e Industrias Marítimas Auxiliares de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), Max Florez, dijo a la AFP que funcionarios de esta entidad se reunieron el lunes con el contralor general, Anel Flores, para tratar sobre la auditoría a Panama Ports Company.
Esa empresa es subsidiaria de Hutchison Holdings, basada en Hong Kong, y opera los puertos de Balboa y San Cristóbal, en la entrada del canal por el Pacífico y el Atlántico, respectivamente. “Por parte de la AMP ya hicimos la notificación a la administración de Panama Ports Company (...), que el contralor iniciaría la auditoría”, indicó Florez.
Auditores llegaron a Panama Ports Company para dar inicio “a una exhaustiva auditoría que tiene como objetivo garantizar el uso eficiente y transparente de los recursos públicos”, anunció la Contraloría en la red social X. La Contraloría busca “determinar si se cumplen (...) los acuerdos de concesión pactados entre Panama Ports Company y el Estado panameño, verificando que la empresa esté reportando adecuadamente sus ingresos, pagos y aportes al Estado”, señaló.
En un comunicado, Hutchison Ports dijo que “ha mantenido y continuará manteniendo una relación transparente y colaborativa” con las autoridades panameñas. “Seguimos firmes en nuestro compromiso de cumplir con todas las leyes y regulaciones, ejerciendo plenamente nuestras responsabilidades contractuales”, apuntó la firma.
“Nuestros resultados financieros, auditados por un auditor externo independiente, han sido compartidos anualmente con nuestro socio, el Estado de Panamá, asegurando la confianza y la claridad en nuestra gestión”, agregó. Durante su discurso de investidura el lunes, Trump reiteró su intención, expresada varias veces antes de asumir el poder, de tomar el control de la vía interoceánica, incluso por la fuerza, argumentando que “China está operando el canal de Panamá”.
Poco después, el presidente panameño, José Raúl Mulino, respondió señalando que el canal “es y seguirá siendo de Panamá” y negó que haya interferencia extranjera en la administración de la vía. De su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China insistió que el país asiático “no participa en la gestión y la operación del canal y nunca ha interferido en los asuntos del canal”, dijo su portavoz Mao Ning.
“La soberanía y la independencia de Panamá no están sujetas a negociación y el canal no debe estar sometido a ningún control directo o indirecto de grandes potencias”, agregó. Desde enero de 1997, Panama Ports Company ha operado bajo un contrato de concesión, que le fue prorrogado en 2021 por 25 años, pese a las críticas generadas en su momento por el supuesto poco aporte de la compañía al tesoro panameño.
“Creo que los panameños nos merecemos un poquito más de respeto y un poquito más de recursos”, señaló el contralor Flores, al referirse a Panama Ports Company durante su toma de posesión a principios de año. El canal de Panamá, construido por Estados Unidos e inaugurado en 1914, tiene a este país norteamericano y a China como sus dos mayores usuarios.
Fuente: AFP.