Uruguay, la democracia más estable de América Latina, se prepara para un reñido balotaje el 24 de noviembre entre el opositor de izquierda Yamandú Orsi y el oficialista de centroderecha Alvaro Delgado, tras elecciones que mostraron un apoyo a la coalición gobernante mayor a lo esperado.

Orsi, delfín del expresidente José “Pepe” Mujica, recogió el domingo 43,9 % de los votos en este país de 3,4 millones de habitantes, eminentemente agropecuario, con alto ingreso per cápita y bajos niveles de pobreza y desigualdad con respecto a la región.

Delgado, exsecretario de la Presidencia del actual mandatario Luis Lacalle Pou, obtuvo 26,7 %, según los resultados oficiales del escrutinio. Aunque prevén una batalla dura, analistas destacan que a diferencia de otros países donde hay una fuerte polarización, en Uruguay hay instituciones fuertes y consensos básicos respecto a la democracia y las políticas económicas.

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“No es un paraíso, pero el sistema político ha producido logros importantes y ha garantizado una estabilidad valorada por el pueblo”, dijo a la AFP Benjamin Gedan, director del Programa de América Latina del Centro Wilson de Estados Unidos.

“Ventaja clara”

El Frente Amplio de Orsi fue la fuerza más votada, pero el Partido Nacional de Delgado cuenta con los socios del gobierno. Lo apoyan el Partido Colorado (centroderecha, 16 % según los resultados oficiales), Cabildo Abierto (derecha, 2,6 %) y al Partido Independiente (PI, centroizquierda, 1,7 %), así como el minoritario Partido Constitucionalista Ambientalista (0,49 %), aunque este último no es parte del bloque.

El lunes, tras cerrar la jornada electoral en un acto conjunto para “festejar la democracia”, Delgado se reunió con los líderes de estos grupos para empezar a coordinar la campaña. Al salir, Andrés Ojeda, el abogado de 40 años que revivió al histórico Partido Colorado, enfatizó que “la coalición le ganó el Frente (Amplio) con mucha claridad” y consideró que “el nivel de fidelización del votante de la coalición hacia noviembre es muy alto, por no decir total”.

Según Nicolás Saldías, doctor en Ciencias Políticas y analista senior para América Latina de The Economist Intelligence Unit (EIU), “la coalición tiene una ventaja clara”. “Será difícil para el Frente Amplio captar los votos remanentes para ganar”, explicó a la AFP. “La coalición obtuvo más votos de los que indicaban las encuestas, mientras que el Frente Amplio obtuvo un poco menos. Por lo tanto, el impulso está ahora con la coalición”.

Un equipo de técnicos del bloque oficialista comenzó el lunes a definir un nuevo “compromiso para el país” después del presentado a la ciudadanía en 2019, cuando a instancias de Lacalle Pou se formó la coalición que desbancó al Frente Amplio tras 15 años consecutivos en el poder.

“Esfuerzo por negociar”

Orsi, que apuesta a devolver a la izquierda al sillón presidencial, también analizó el lunes la hoja de ruta hacia al balotaje, en una reunión en la que participó el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira. “Hoy la posibilidad más grande de ganar la elección la tiene el Frente Amplio”, declaró Pereira, y apuntó hacia la fuga de votos de la coalición entre la primera y la segunda vuelta en favor de Orsi.

“Hay que trabajar para construir consensos”, dijo, y no descartó hablar con Identidad Soberana, un flamante partido antisistema que cosechó el 2,7 % de los votos y se convirtió en la cuarta fuerza política del país. Tanto Orsi, con el escudo nacional de fondo, como Delgado, rodeado de banderas uruguayas, evitaron el domingo alusiones partidarias y tuvieron mensajes conciliadores.

“Se espera un balotaje muy reñido”, señaló el politólogo Adolfo Garcé, profesor de la Universidad de la República. “Los dos grandes bloques van a tener que hacer un gran esfuerzo por negociar”. Además de la elección presidencial y la renovación del Parlamento bicameral, hubo dos plebiscitos: uno sobre el régimen previsional y otro sobre seguridad ciudadana. Ambos recogieron menos de 39 %.

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El más polémico, impulsado por la central sindical única Pit-CNT con apoyo de sectores frenteamplistas e Identidad Soberana, proponía reducir la edad mínima de jubilación de 65 a 60 años y prohibir los planes de pensiones privados.

Ninguno de los candidatos principales lo respaldaba. “La derrota (de los plebiscitos) es una buena noticia para la democracia del país, porque muestra que los partidos todavía tienen suficiente fuerza para frenar propuestas populistas”, opinó Saldías.

Fuente: AFP

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