La investigación sobre el intento de asesinato de Donald Trump avanza, pero cada revelación plantea nuevos interrogantes y otros siguen sin resolverse.
Dispositivo de seguridad
Después del intento de asesinato del expresidente y candidato republicano en un mitin en Butler, Pensilvania (noreste), la opinión pública se preguntó cómo era posible que el atacante hubiera podido tomar posición en la azotea con un arma.
El Servicio Secreto, encargado de proteger a las personalidades políticas, dejó este edificio fuera de su “perímetro”, y por tanto bajo la responsabilidad de la policía local, lo que suscitó críticas.
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Pero el miércoles, la policía federal estadounidense (FBI) proporcionó más detalles a congresistas que se filtraron rápidamente a los medios de comunicación.
Se supo que varios policías consideraron como posible sospechoso al autor de los disparos, Thomas Matthew Crooks, de 20 años. Lo vieron en posesión de un dispositivo utilizado para medir distancias de tiro antes de perderlo de vista entre la multitud. Difundieron su foto en sus canales de comunicación internos.
Los servicios de seguridad lo localizaron en la azotea diez minutos antes de que Trump subiera al estrado.
Finalmente fue abatido por un francotirador 26 segundos después de que abriera fuego con su fusil semiautomático, según las mismas fuentes.
Estas nuevas revelaciones han reavivado la indignación de los republicanos.
“Fue localizado como sospechoso una hora antes del tiroteo. Tenía un aparato para medir la distancia (a la que se halla un objeto) y una mochila”, dijo el senador John Barrasso, quien pidió la dimisión de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle.
Análisis de dispositivos
Descrito como más bien reservado y aficionado a las armas, Thomas Matthew Crooks trabajaba en una residencia de ancianos y no mostraba signos de afiliación ideológica. Parece haber actuado solo, según los investigadores.
El análisis de sus dispositivos electrónicos, un ordenador portátil y dos teléfonos móviles, reveló un interés por las personas con poder y las celebridades, según la información facilitada por el FBI a los congresistas.
Entre sus últimas búsquedas en internet figuraban Donald Trump, el presidente demócrata saliente Joe Biden, las fechas del mitin republicano del 13 de julio y de la convención demócrata de agosto.
E incluso el director del FBI, Christopher Wray, el fiscal general Merrick Garland o un miembro de la familia real británica, según las mismas fuentes.
La buena noticia es que se pudo analizar el teléfono. La mala, que “no les ayuda en absoluto”, comentó un ex alto cargo del FBI, Frank Figliuzzi, en MSNBC esta semana.
“No esperen encontrar ningún tipo de móvil lógico aquí, no sigan la lógica para entender la locura”, añadió.
En cuanto al material, la investigación será exhaustiva para aclarar de “dónde salió cada bala”, con la secuencia completa de los hechos, “incluido lo que desayunó”, dijo Frank Figliuzzi.
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Pero es posible que nunca se dilucide el móvil, como sucedió en el caso de la masacre de Las Vegas (oeste), la peor de la historia moderna de Estados Unidos, en la que murieron 58 personas y más de 500 resultaron heridas el 1 de octubre de 2017, recuerda.
Fuente: AFP