Imágenes satelitales, miles de volantes arrojados desde helicópteros y rezos indígenas forman parte de las estrategias de rescatistas para encontrar a los cuatro niños perdidos desde hace casi un mes en la selva de Colombia, informó este lunes la presidencia. Con tecnología satelital, las autoridades intentan determinar el camino que tomaron los menores de 13, 9 y 4 años, además de un bebé de 11 meses, tras un accidente de avioneta el 1 de mayo.

Los hermanos de la comunidad huitoto quedaron desamparados entre los departamentos de Caquetá y Guaviare (sur) luego del accidente, en el que murió su mamá, el piloto y un líder indígena. Más de 160 militares los buscan por aire y tierra. Un grupo de aborígenes de siete pueblos nativos de todo el país acostumbrados a caminar por la selva se sumaron el fin de semana.

Según la presidencia, las comunidades autóctonas “adelantan procesos espirituales que consisten en hablarle a la selva y pedirle que ella hable” y les ayude a ubicar a los menores. En tanto, la Fuerza Aérea arrojó unos 10.000 volantes desde helicópteros con instrucciones en español y en lengua nativa sobre cómo contactar a las autoridades en caso de tener información.

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La Fuerzas Militares sospechan que los niños deambulan por un territorio de unos 323 kilómetros cuadrados, el equivalente al 80% del área de Bogotá. En su recorrido han encontrado una huella, pertenencias, un refugio improvisado y una fruta mordida. El fin de semana dejaron caer desde aeronaves unos 100 equipos de supervivencia con comida y agua.

El presidente Gustavo Petro informó que los niños habían sido hallados con vida, pero al día siguiente se retractó y pidió disculpas por la falsa información. Según los familiares, la mayor de los hermanos tiene gran habilidad para moverse por la selva, por lo que confían en que aún estén vivos.

“Es muy inteligente”

Su nieta de 13 años -la mayor del grupo- “es muy inteligente” y “fuerte”, dice el abuelo de los niños indígenas desaparecidos hace cuatro semanas en la Amazonía colombiana. Fidencio Valencia confía en que ella se las ha ingeniado para mantener a sus hermanos a salvo. Los menores viajaban junto a su madre, un líder de la comunidad originaria Huitoto y el piloto en un avión monomotor que cayó a tierra el pasado 1 de mayo y quedó con el frente destrozado en medio de la espesa selva del departamento de Caquetá (sureste).

Con perros rastreadores, helicópteros y una aeronave, un centenar de militares ubicó entre lunes y martes el lugar del accidente y los cuerpos de los tres adultos. Desde entonces han ido encontrando en los alrededores tijeras, un biberón, frutas mordidas y un refugio improvisado con hojas. Indicios de que los niños podrían estar deambulando entre la tupida vegetación donde habitan jaguares, pumas y serpientes venenosas.

“La niña grande es muy inteligente, es toda activa, es fuerte”, dijo a la AFP Fidencio Valencia, quien aguarda noticias sobre la búsqueda de sus nietos, en la que participan 150 militares e indígenas de la zona. Al igual que la pequeña Lesly (13 años), sus hermanos Soleiny (9) y Tien Noriel (4) “son muy verracos (hábiles) para andar” por la selva.

“Ademas ellos se aman, se quieren mucho”, evocó el indígena huitoto de 47 años, desde un hotel en la ciudad de Villavicencio (centro). En la avioneta también viajaba la bebé Cristin, de once meses. Valencia reconoció su biberón entre los objetos hallados por el ejército en la zona del accidente.

Un centenar de militares e indígenas buscan sin descanso a cuatro indígenas desaparecidos tras un accidente de avioneta en la espesa selva de la Amazonía colombiana. Foto: AFP

“Tienen vida”

Ser indígenas “es una ventaja. Uno conoce alguna fruta, alguna planta, alguna hoja, algo que le puede servir. Hay un conocimiento, hay algo”, dijo Valencia confiado. Durante sus recorridos los militares reproducen un mensaje grabado por la abuela de los menores en su lengua materna y en español: “Hija le agradezco que esté quieta, parada, escuchen el micrófono. Hija esté parada ahí. Para que ellos (los soldados) la encuentren a usted”.

Las tormentas tropicales son frecuentes y entorpecen la labor. El presidente Gustavo Petro aseguró en Twitter que los cuatro hermanos habían sido rescatados con vida, pero eliminó el tuit al día siguiente aduciendo que la información no había sido confirmada.

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El abuelo pidió a los rescatistas “no dejarse vencer porque los niños tienen vida”. El jueves en la noche recibió la noticia más reciente: el hallazgo de una huella fresca sobre el lodo junto a un riachuelo. Fiel a las creencias de los pueblos amazónicos, Valencia sospecha que alguna fuerza sobrenatural ha impedido el rescate:

“Han encontrado el rastro fresco. Pero cuando ya van a llegar al punto se oscurece, viene al aguacero y se sienten cansados. Quiere decir que hay un misterio en la selva, de pronto son fuerzas oscuras que tienen a los niños”, explicó. También clamó por “más apoyo terrestre, más perros, más militares, más energía y más oraciones tanto del Estado como de indígenas”.

Aparte de animales salvajes y una vegetación hostil, la selva del Caquetá alberga a guerrilleros que se apartaron del pacto de paz firmado por las FARC en 2016. “Sí, están. Pero ellos con nosotros no se meten”, contestó Valencia al ser cuestionado sobre la presencia de rebeldes en la zona.

Lo que se sabe y no se sabe

El país se ilusionó con un rescate que parecía milagroso cuando el presidente, Gustavo Petro, anunció el miércoles que los cuatro hermanos de 13, 9 y 4 años y el bebé de 11 meses habían sido hallados con vida. Pero el mandatario se retractó al día siguiente y aseguró que esta información aún no había sido confirmada.

Un biberón, una huella y un improvisado refugio encontrados durante la búsqueda indican que los menores sobrevivieron al accidente aéreo que dejó tres muertos, pero el misterio crece mientras pasan las horas sin noticias sobre su paradero. Esto es lo que se sabe y no se sabe acerca de la desaparición y rescate de los menores.

El vuelo

La mañana del 1 de mayo una avioneta Cessna 206 de la empresa Avianline Charters’s partió desde una zona selvática conocida como Araracuara con destino a San José del Guaviare (sur), una de las principales ciudades de la Amazonía colombiana.

A bordo iban el piloto, un líder indígena de la comunidad huitoto y la aborigen Magdalena Mucutui Valencia con sus cuatro hijos de 13, 9 y 4 años y un bebé de 11 meses. Minutos después de empezar el recorrido de unos 350 kilómetros sobre la jungla el capitán de la aeronave reportó problemas en el motor y la avioneta desapareció de los radares.

Rastros y preguntas

Entre el 15 y el 16 de mayo soldados encontraron en el sur del departamento de Caquetá los cuerpos del piloto y los otros dos adultos. La avioneta quedó anclada entre árboles con el frontal destruido. No había noticias de los niños. Un perro entrenado encontró un biberón en un punto apartado del lugar del accidente.

Selva adentro hallaron zapatos, prendas y una fruta recientemente mordida. El 17 de mayo los soldados se toparon con un refugio improvisado con ramas y palos. Un canino rastreador halló unas tijeras y ligas de cabello. En helicópteros la Fuerza Aérea sobrevuela la zona emitiendo en parlantes un mensaje de la abuela de los menores en su propia lengua.

Según su abuelo Fidencio Valencia los niños están “acostumbrados a la selva” y podrían estar ocultándose por temor tras el accidente. Valencia, sin embargo, se preguntó este viernes “por qué los niños van dejando cosas” que podrían ser útiles para su supervivencia. “La tijera es un arma o (también) puede servir para cortar una hoja”, dijo el indígena en entrevista con Blu Radio.

¿Rescate?

La incertidumbre sobre el paradero de los menores se intensificó luego de que Petro borrara el jueves un tuit en el que había anunciado el supuesto hallazgo de los menores. De acuerdo al estatal Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, encargado de velar por los derechos de los menores, el miércoles recibieron “información proveniente de territorio que asegura el contacto con los cuatro niños” y que además el reporte indicó que “habían sido hallados con vida y que también gozan de buen estado de salud”.

“Sin embargo, las fuerzas militares aún no han podido establecer contacto oficialmente debido a las difíciles condiciones meteorológicas y a las dificultades del terreno, por lo que, de manera incansable, continúan con las labores de búsqueda”, matizó la entidad en un comunicado. En su reporte más reciente, entregado la tarde del jueves, las autoridades solo informaron sobre el hallazgo de una huella fresca sobre el fango que, sospechan, corresponde a uno de los menores.

Terreno difícil

Este viernes, el ejército anunció que reforzaría el operativo con 50 uniformados más, para un total de 150 efectivos. Indígenas de la zona acostumbrados a moverse entre la Amazonía, donde viven animales salvajes y las tormentas eléctricas son recurrentes, se sumaron a la búsqueda.

“En ese sector no hay pueblos, ni siquiera los indígenas lo conocen”, explicó Valencia. Las selvas y ríos de la región son corredores para los rebeldes que se apartaron del pacto de paz firmado por la guerrilla FARC en 2016. Conocido como Estado Mayor Central de las FARC, el grupo armado se encuentra a puertas de entablar una negociación de paz con el gobierno.

Fuente: AFP.

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