Un tribunal de Kenia anunció el martes que procesará bajo acusación de “terrorismo” al pastor Paul Nthenge Mackenzie tras la muerte de 109 personas en un bosque en el sureste del país donde se reunían los miembros de su secta. El hombre está acusado de haber instado a sus adeptos de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva a morir de hambre “para encontrarse con Jesús” en el bosque de Shakahola, un caso que ha conmocionado a este país religioso del este de África.

El autoproclamado pastor compareció el martes ante un tribunal de la ciudad de Malindi, junto a otros ocho acusados. Apareció tranquilo en su cabina, con una chaqueta deportiva rosa y negra, constató un periodista de la AFP. Tras la vista, fue transferido a Mombasa, la segunda ciudad de Kenia, donde hay “un tribunal habilitado para tratar casos que dependen de la ley de prevención del terrorismo”, declaró la fiscal Vivian Kambaga.

Otro pastor, uno de los más célebres del país, Ezekiel Odero, debe comparecer este martes ante un tribunal de Mombasa. La corte debe resolver una petición de la Fiscalía para mantenerlo encarcelado durante 30 días, el tiempo de llevar a cabo la investigación sobre su posible implicación en la llamada “masacre del bosque de Shakahola”.

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Según la Fiscalía, “existen informaciones creíbles que vinculan los cuerpos exhumados” en este bosque con “varios fieles inocentes y vulnerables” de la Iglesia Nueva Vida de Odero. La Policía estableció que algunos asesinatos podrían haberse producido en las instalaciones del culto de Odero, señaló la Fiscalía.

Los investigadores quieren verificar si sus cuerpos fueron “conservados en un tanatorio privado” y luego “transportados y enterrados en el bosque de Shakahola”. El televangelista Odero está acusado de “asesinato”, “ayuda al suicidio”, “secuestro”, “radicalización”, “crimen contra la humanidad”, “crueldad contra niños” y “fraude y blanqueo”.

El descubrimiento de más de un centenar de cuerpos, mayoritariamente niños, en el bosque de Shakahola tiene conmocionado al país. El balance es todavía provisional porque todavía no terminó la exhumación de las fosas comunes. Muchas de las víctimas parecían haber muerto de hambre. Pero las primeras autopsias realizadas el lunes en una decena de cadáveres también revelaron dos decesos por asfixia.

El escándalo ha reavivado el debate sobre la regulación de los cultos en Kenia, un país mayoritariamente cristiano que cuenta con 4000 “iglesias”, según datos oficiales. El presidente William Ruto prometió actuar contra aquellos que “usan la religión para hacer avanzar una ideología turbia e inaceptable” y los comparó con “terroristas”.

Otro pastor acusado

Uno de los pastores más influyentes de Kenia fue detenido el jueves en la ciudad de Malindi acusado del “asesinato en masa de sus fieles”, anunció el ministro del Interior Kithure Kindiki, pocos días después de la revelación de la muerte de 98 fieles de otra iglesia.

Ezekiel Odero, jefe del Centro de Oración e Iglesia de la Nueva Vida (New Life Prayer Centre and Church), “fue detenido y procesado penalmente por el asesinato en masa de sus fieles”, dijo el ministro en un comunicado. Odero, vestido de blanco y con una Biblia en la mano, fue trasladado a la sede de la policía regional en Mombasa.

Este televangelista atrae multitudes a su iglesia, que puede acoger a unas 40.000 personas al sur de Malindi. Según él, trozos de tejidos “sagrados” vendidos en sus reuniones pueden curar enfermedades. Las autoridades anunciaron medidas contra los cultos “inaceptables”, calificados de “terroristas”, tras el descubrimiento de decenas de cadáveres de seguidores de otra secta, la Iglesia Internacional de la Buena Nueva (Good News International Church), que conmocionó a este país de África del este.

Un total de 98 personas -en su mayoría niños- murieron, según un balance todavía provisional, mientras que prosiguen las búsquedas de fosas comunes en el bosque de Shakahola, a unos 80 kilómetros de Malindi. El autoproclamado pastor de esta secta, Paul Mackenzie Nthengue, predicaba un ayuno extremo como medio de encontrar a Dios. La policía no relacionó el arresto de Ezekiel Odero con el de Paul Mackenzie Nthenge.

“Conocer a Jesús”

En medio de voluntarios en traje blanco y mascarilla, Titus Katana lleva varios días removiendo la tierra ocre del bosque de Shakahola, en el este de Kenia, donde murieron más de un centenar de seguidores de una secta que habían ayunado para “conocer a Jesús”. Este hombre de 39 años conoce bien a Paul Mackenzie Nthenge, el “pastor” que está en el centro de lo que se ha denominado “la masacre de Shakahola”.

“Solíamos adorar (a Dios) juntos”, cuenta a la AFP. Katana rezó, e incluso predicó, junto a Mackenzie, un taxista que se acabó proclamando “pastor” de la Iglesia Internacional de Buena Nueva (Good News International Church), que él mismo creó. “No sé qué le pasó”, lamenta Titus Katana, afirmando haber permanecido “algunos años” en el grupo, pero sin dar fechas precisas.

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“Al principio, las intenciones de la Iglesia Internacional de Buena Nueva eran buenas. Teníamos la impresión de ver a Dios en esta Iglesia”, asegura el hombre, que en general trabaja para la economía informal y que es oriundo de Malindi, una ciudad de la costa keniana, a unos 80 kilómetros de Shakahola.

Pero, al final, tomó distancias porque “se introdujeron demasiadas leyes que exigían a las mujeres no trenzar su cabello, prohibían ir al hospital y, a los niños, ir a la escuela”, explica. “Iba demasiado lejos para mí. No tuve más remedio que irme y encontrar otra Iglesia”, señala. Paul Mackenzie Nthenge fue arrestado en 2017, acusado de radicalización por predicar que no había que escolarizar a los niños porque, según él, la educación no está reconocida en la Biblia. Fue puesto en libertad bajo fianza y absuelto por la justicia en 2021.

Calendario macabro

Al menos 109 personas, la mayoría niños, murieron después de seguir los preceptos de Paul Mackenzie Nthenge de ayunar para “conocer a Jesús”. Titus Katana visita todos los días el sitio donde se están llevando a cabo las búsquedas. Desde hace una semana, no pasa un día sin que se desentierren cuerpos.

Uno de sus amigos le dijo que el ayuno mortal había sido programado. “Paul Mackenzie estableció el calendario en enero. Los niños y los solteros debían morir primero, seguidos por las madres y luego los padres”, explica Titus Katana. “El pastor y su familia debían ayunar los últimos”, añade.

Según Hussein Khalid, director ejecutivo de la oenegé Haki África -que alertó a la policía sobre las acciones del “pastor” Mackenzie-, “se les dijo que el fin del mundo iba a llegar en junio”. Hasta el miércoles, 39 fieles fueron encontrados vivos, vagando por el bosque. Algunos se negaban a aceptar el agua y la ayuda que les ofrecían los servicios de socorro.

También los hay que continúan huyendo de los socorristas, determinados a acabar el ayuno que empezaron. Bajo la influencia del “pastor”, muchos fieles vendieron “propiedades, casas y empresas para esperar la llegada de Jesús” en el bosque de Shakahola, cuenta Titus Katana. “Me siento mal por lo que pasó porque conocía a muchos fieles que ahora están muertos”, subraya, apenado.

Fuente: AFP.

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