El periodista estadounidense Danny Fenster, detenido en Birmania desde mayo, aseguró el lunes pasado en Catar que luchó por mantener la cordura y temió que su situación no fuera a acabar nunca. El reportero de 37 años, con aspecto demacrado, aseguró que no hubo razón alguna para su arresto. Fue indultado, liberado y expulsado de Birmania este lunes, en vísperas de un juicio en el que corría peligro de ser condenado a cadena perpetua.

Fenster fue indultado por “razones humanitarias”, luego de negociaciones con el exdiplomático estadounidense Bill Richardson y dos enviados japoneses, señaló la junta militar birmana en un comunicado.

Su liberación se logró mediante “negociaciones cara a cara” entre el jefe de la junta, Min Aung Hlaing, y Richardson, indicó la oficina de este último en un comunicado. Ambos viajan hacia Estados Unidos “vía Catar, durante día y medio”, agregó.

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“Fui detenido y mantenido en cautiverio sin ninguna razón (...) pero físicamente estaba sano. No sufrí hambre ni golpes”, dijo Fenster a la prensa tras llegar a la capital catarí, Doha. “Me siento bien físicamente”, añadió el reportero. Su mayor preocupación, relató, fue “mantener la cordura durante todo esto”.

“Conforme más se alargaba, más temía que esto no acabara nunca, así que mi principal preocupación era mantenerme cuerdo”, agregó. Sus padres Buddy y Rose y su hermano Bryan dijeron estar “encantados de que Danny haya sido liberado y esté de camino a casa”. “Estamos ansiosos por tenerlo en nuestros brazos”, agregaron en un comunicado. El Departamento de Estado estadounidense también saludó su liberación.

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Fenster, de 37 años, fue el primer periodista occidental detenido en muchos años en Birmania, donde los militares tomaron el poder en febrero derrocando al gobierno civil dirigido de facto por Aung San Suu Kyi. El reportero había sido condenado el viernes pasado a 11 años de detención por incitación a la disidencia, asociación ilegal y vulneración de la ley sobre visados.

El martes debía comparecer ante un tribunal por cargos de terrorismo y sedición, que podían acarrearle prisión perpetua. Fenster trabajaba para el medio Frontier Myanmar desde mediados de 2020 y cubrió el golpe militar y la posterior represión contra la disidencia. En el momento de su arresto, en el aeropuerto internacional de Rangún el 24 de mayo, Fenster se disponía a tomar un avión para salir de Birmania.

“No hizo nada malo”

“Es una noticia maravillosa para todos, tanto amigos como familiares”, indicó a la AFP Andrew Nachemson, colega en el Frontier Myanmar. “Pero, por supuesto, nunca debería haber tenido que pasar seis meses encarcelado (...) y todos los periodistas locales que permanecen en prisión también deberían ser liberados inmediatamente”, añadió.

Richardson había llegado a comienzos de mes a Naipyidó, en el marco de “una misión humanitaria” privada, declarando entonces que el departamento de Estado de su país le pidió que no planteara el caso de Fenster durante su visita. Birmania se hundió en el caos el 1 de febrero, con un golpe de Estado que puso fin a un paréntesis democrático de una década.

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El régimen prosigue una sangrienta represión de sus opositores, con un saldo de más de 1.200 civiles muertos y no menos de 7.000 detenidos, de acuerdo a la Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos (AAPP). Esta oenegé local ha denunciado casos de torturas, violación y ejecuciones extrajudiciales.

La prensa se encuentra amordazada por la junta, que limita el acceso a internet y ha cancelado las licencias brindadas a los medios de comunicación. Más de 100 periodistas fueron arrestados desde que tuvo lugar el golpe de Estado, de acuerdo a Reporting ASEAN, asociación de defensa de la libertad de prensa, añadiendo que 31 de ellos siguen detenidos. Por su parte, Aung San Suu Kyi, de 76 años, es actualmente enjuiciada por varios cargos que pueden significarle décadas de prisión.

Fuente: AFP.

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