Desde su elección, el presidente estadounidense Joe Biden ha mantenido una postura firme frente a su colega ruso, Vladimir Putin, con quien se reunirá el 16 de junio en Ginebra, dando lugar a numerosos intercambios cáusticos.

“Retórica muy agresiva”

“Yo le he dicho claramente al presidente Putin, de una manera muy diferente a mi antecesor (Donald Trump), que el tiempo en que Estados Unidos se sometía a los actos agresivos de Rusia (...) se acabó”, advirtió Biden el 5 de febrero.

Citó la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses, los cibertaques y “el envenenamiento de ciudadanos”, en referencia al opositor Alexéi Navalny. “No dudaremos en hacer a Rusia pagar un costo muy alto y en defender nuestros intereses”, agregó. Al día siguiente, la portavoz de la presidencia rusa replicó: “es una retórica muy agresiva y no constructiva, nosotros lo lamentamos”.

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Putin es un “asesino”

En una entrevista televisiva, Biden provocó la primera crisis diplomática de su mandato.

- “¿Usted piensa que (Putin) es un asesino?, le consultó el periodista.

- “Sí, lo pienso”, le respondió sin precisar si era una referencia a Navalny. “Usted verá pronto el precio que él va a pagar”.

Consultado sobre las injerencias electorales de Moscú en 2016 y 2020, repitió que Putin “pagará las consecuencias”.

“Hemos tenido una larga conversación, él y yo, lo conozco bien”, señaló el gobernante demócrata. “Yo le dije: ‘lo conozco y usted me conoce, si yo concluyo que usted hizo eso, esté preparado” para enfrentar las consecuencias. Moscú mandó llamar a su embajador en Estados Unidos.

“El que lo dice lo es”

Al día siguiente, Putin replicó en tono de mofa: “¡El que lo dice es quien lo es! No es solo una expresión infantil, una broma (...) uno siempre ve en el otro las propias características”.

“Nosotros defenderemos nuestros propios intereses y trabajaremos con (los estadounidenses) en condiciones que nos sean ventajosas”, agregó. Propuso una “discusión” trasmitida en directo: “será interesante para el pueblo ruso, para el pueblo estadounidenses y para muchos otros países”.

Washington guardó silencio. “Esta es otra ocasión desperdiciada para salir del impasse en las relaciones ruso-estadounidenses que existe por culpa de Washington”, deploró Moscú.

“Llegó el momento de la desescalada”

El 15 de abril, Biden firmó las sanciones contra Rusia “si continúa interfiriendo en nuestra democracia”, una ferencia al gigantesco ciberataque de 2020. Tales sanciones, las más duras desde el gobierno de Barack Obama, se suman a las medidas adoptadas en marzo tras el caso de Navalny.

“Llegó el momento de la desescalada”, dijo al proponer una cumbre bilateral “este verano en Europa” para “iniciar un diálogo estratégico sobre la estabilidad” en materia de desarme y seguridad.

“Lo espero y lo creo”

El 4 de mayo, Biden repitió que espera encontrarse con su par ruso. “Lo espero y lo creo. Trabajamos para eso”. A mediados de abril propuso un encuentro. Putín dejó que su portavoz respondiera, diciendo que el Kremlin asegura tener en estudio las “fechas concretas”

“Ellos violan los derechos”

“Me voy a encontrar con el presidente Putin en dos semanas en Ginebra”, anunció Biden el 30 de mayo.”Y yo le diré claramente que no permaneceremos de brazos cruzados mientras ellos violan los derechos (humanos)”.

“No nos hacemos ilusiones y no tratamos de dar la impresión de que habrá un avance, de decisiones históricas que provoquen cambios fundamentales”, respondió el 1 de junio el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.

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Cinco puntos de fricción

Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Estados Unidos, Joe Biden se reunirán en Ginebra el 16 de junio en el contexto de la mayor crisis entre ambos países en la historia reciente. Estos son cinco temas claves que se espera que los líderes discutan:

Injerencia electoral, ciberataques

Estados Unidos acusa desde hace años Rusia de injerencia en sus elecciones y de lanzar ciberataques contra agencias de su gobierno y empresas privadas. En abril, la administración Biden sancionó a Rusia por el ciberataque ‘SolarWinds’, que afectó a organismos federales y a más de 100 empresas del país norteamericano, y por una presunta injerencia en las elecciones presidenciales de 2020.

Recientemente, la Casa Blanca asoció a Rusia con un ciberataque contra JBS, el gigante mundial del procesamiento de carnes. Rusia refuta estas afirmaciones y, a su vez, acusa a Washington de apoyar a la oposición política de su país y financiar organizaciones y medios de comunicación críticos con el Kremlin.

Navalni, derechos humanos

Biden ha señalado que prevé resaltar en esta cumbre el compromiso de Washington “de defender los derechos humanos y la dignidad”. La oposición rusa afirma que las autoridades han intensificado la represión a partir de enero, cuando el enemigo número uno del Kremlin, Alexéi Navalni, regresó de Alemania donde fue sometido a un tratamiento por envenenamiento casi fatal, del que acusó a Moscú.

Navalni fue detenido en febrero y las autoridades rusas se movilizan para ilegalizar a su movimiento político. Putin, por su parte, acusa a Washington de aplicar un “doble rasero” e intentar interferir en asuntos internos de Rusia. Asimismo, defendió a los manifestantes que irrumpieron en el Capitolio en Washington, afirmando que sus demandas políticas son legítimas.

A su vez, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, acusó recientemente a Hollywood de aplicar censura y señaló que Estados Unidos ha llevado la ‘corrección política’ al nivel de lo “absurdo”.

Control de armas, conflictos

En los últimos años, Moscú y Washington se han acusado recíprocamente de violar acuerdos de seguridad, en particular uno crucial de armas, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares (misiles) de Rango Intermedio, que quedó suprimido luego de que el expresidente Donald Trump se retirara en 2019.

En junio, Rusia abandonó formalmente el Acuerdo de Cielos Abiertos, que permitía a los Estados firmantes realizar vuelos de vigilancia y compartir datos con sus aliados después de que Estados Unidos hiciera lo mismo el año pasado.

Sin embargo, Putin y Biden extendieron en febrero el tratado nuclear New START --último acuerdo de reducción de armas que queda entre Rusia y Estados Unidos. Putin hizo hincapié en una nueva carrera armamentista e hizo alarde de las armas de próxima generación rusas que, en su opinión, vuelven obsoletos los sistemas de defensa antimisiles occidentales.

Perduran las tensiones respecto a los conflictos en Siria, Libia y Ucrania. En abril, Rusia destacó más de 100.000 efectivos cerca de sus fronteras con Ucrania y en Crimea, lo que a su vez provocó advertencias de la OTAN.

Tensiones diplomáticas

Las tensiones diplomáticas entre Moscú y Washington se dispararon a partir de que Biden asumió su cargo. Después de que Biden comparase en marzo a Putin con un “asesino”, Rusia, en un raro gesto, llamó a su embajador en Washington a consultas y señaló que su par estadounidense también debería trasladarse a Washington.

Cuando Estados Unidos, en abril, anunció sanciones por piratería informática contra Rusia, también expulsó a diez diplomáticos de este país. Moscú respondió de la misma forma y además prohibió a la embajada estadounidense contratar a ciudadanos extranjeros entre su personal.

La representación estadounidense se vio obligada a suspender la mayoría de sus servicios consulares. En mayo, Rusia designó formalmente a Estados Unidos como un Estado “hostil”. Por ahora, el único otro país que integra esta lista es República Checa.

Prisioneros

Se espera que el futuro de varios prisioneros de ambos países figure en la agenda. El exmarine estadounidense Paul Whelan ha estado encarcelado durante 16 años en Rusia por espionaje. Instó a Biden a organizar un intercambio de prisioneros y en una entrevista reciente afirmó haber sido víctima de la diplomacia de rehenes.

Otro ciudadano estadounidense, Trevor Reed, fue condenado a nueve años de prisión en 2020 bajo cargos de haber agredido a agentes de policía rusos en estado de ebriedad. Moscú podría contemplar el retorno del célebre traficante de armas ruso encarcelado en Estados Unidos, Viktor But, y de un piloto contratado y presunto narcotraficante, Konstantin Iaroshenko. La madre (anciana) de But ha pedido a Biden y Putin que acuerden la liberación de su hijo.

Biden viaja a Europa

El presidente estadounidense, Joe Biden, viaja el miércoles a Europa para tranquilizar a sus aliados y mostrarse firme ante Rusia, una visita que abarca una cumbre del G7, una de la OTAN y otra con la Unión Europea, antes de una reunión con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Para su primer viaje al extranjero, el 46° mandatario de Estados Unidos eligió destacar los vínculos transatlánticos, sometidos a fuertes tensiones durante la presidencia de su predecesor, Donald Trump.

“Mi viaje a Europa es una oportunidad para que Estados Unidos movilice a las democracias de todo el mundo”, escribió, presentándose como un actor central en lo que describió como un enfrentamiento ideológico con las “autocracias”, lideradas por China.

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Desde su llegada a la Casa Blanca, Biden insiste en que Estados Unidos volvió a la mesa del multilateralismo, decidido a desempeñar un papel clave, desde la lucha contra la pandemia de COVID-19 hasta la del cambio climático. Pero más allá de un verdadero alivio tras los desencuentros e invectivas de los años de Trump, se percibe una forma de impaciencia en el lado europeo.

Para Benjamin Haddad, del centro de reflexión Atlantic Council, aunque el tono es claramente más constructivo, es palpable una cierta “decepción”. “Se habla mucho de ‘America is back’ (Estados Unidos ha vuelto), hay una retórica positiva, pero ahora es el momento de actuar”, dijo a la AFP.

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Para muchos, la distribución de vacunas estadounidenses a otros países ha sido demasiado lenta. La falta de reciprocidad de Washington tras la decisión de la Unión Europea (UE) de reabrir sus puertas a los viajeros estadounidenses causó descontento. Y la forma en que se anunció la retirada de Afganistán, sin ninguna consulta previa real, no fue apreciada en las capitales europeas.

Esta situación puede explicarse por factores coyunturales relacionados con las prioridades del inicio del mandato. Pero también hay razones más profundas. “Fundamentalmente, Europa es mucho menos importante en la política exterior estadounidense de lo que era hace 20 o 30 años”, dice el investigador francés.

Las “dudas” de los aliados

Además, el mandato de Trump, que llegó a calificar a la OTAN de “obsoleta”, dejó heridas. “Los aliados siguen teniendo dudas y tienen en cuenta las fuerzas que llevaron a Trump al poder en 2016”, dice el diplomático estadounidense Alexander Vershbow, ex número 2 de la Alianza Atlántica.

Tras su llegada el miércoles por la noche a Cornualles, en el suroeste de Inglaterra, Biden asistirá a la cumbre del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) tras un encuentro cara a cara con el primer ministro británico, Boris Johnson.

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El domingo, junto con la primera dama Jill Biden, visitará a la reina Isabel II en el Castillo de Windsor. Con la excepción de Lyndon B. Johnson, la monarca se habrá reunido con todos los presidentes estadounidenses en sus 69 años de reinado. A continuación, volará en el Air Force One a Bruselas (cumbre de líderes de la OTAN y cumbre UE-EEUU), antes de finalizar su viaje de ocho días en Ginebra con una esperada cumbre con Putin.

Ucrania, Bielorrusia, el destino del opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni, los ciberataques: los debates con el líder ruso se prevén duros y difíciles. La Casa Blanca, que alterna mensajes conciliadores y advertencias, insiste en que sus expectativas son modestas. El único objetivo planteado es hacer que las relaciones entre ambos países sean más “estables y predecibles”.

El recuerdo de Helsinki

La presidencia estadounidense dio muy pocos detalles sobre el desarrollo de este encuentro, sugiriendo únicamente que una conferencia de prensa conjunta de los dos mandatarios no estaba en la agenda. La que tuvo lugar entre Trump y Putin en Helsinki, en julio de 2018, sigue en la mente de todos en Washington.

Aquel día, en una extraña rueda de prensa que provocó protestas incluso en su bando republicano, el presidente pareció darle más valor a las palabras de Putin que a las conclusiones unánimes de las agencias de inteligencia estadounidenses sobre la injerencia rusa en la campaña presidencial de 2016. El equipo de Biden asegura que el tono esta vez será muy diferente. “No vemos una reunión con el presidente ruso como una recompensa para él”, subraya Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional.

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¿El motivo principal de la cumbre? “Poder mirar al presidente Putin a los ojos y decirle: aquí están las expectativas estadounidenses”, añadió. “El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, insistió en que el diálogo con Rusia no es un signo de debilidad.

Y en una secuencia cuidadosamente coreografiada, dos días antes de abandonar Washington, Joe Biden invitó a su homólogo ucraniano Volodimir Zelenski a visitarle en la Casa Blanca durante el verano boreal. Para la ciudad de Ginebra, la reunión tendrá un sabor especial: en 1985, acogió una cumbre entre el presidente estadounidense Ronald Reagan y el líder soviético Mijail Gorbachov.

Fuente: AFP.

Etiquetas: #Biden#Putin

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