Abrumado por la segunda ola de coronavirus que sacude Israel, un hospital de Haifa transformó en “ala COVID” el aparcamiento subterráneo, donde cientos de camas ocupan los rectángulos dibujados en el suelo para los coches. El estacionamiento de este hospital en el norte de Israel fue construido en 2006, después de la guerra contra el Hezbolá libanés, para servir de refugio en caso de nuevas hostilidades.

Pero con el regreso del coronavirus a Israel, que decretó un reconfinamiento nacional de “al menos” tres semanas (hasta el 11 de octubre), “hemos decidido utilizar esta estructura estratégica”, explica a la AFP Michael Halberthal, director del hospital Rambam.

El establecimiento decidió instalar cientos de camas en su aparcamiento. Con máscaras sanitarias azules y guantes de látex, el personal se dedica a instalar el equipo y las camas medicalizadas en las plazas de aparcamiento, delimitadas por paneles de hormigón pintados de rosa, violeta o verde.

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Esta “ala COVID” entrará en función a partir del jueves para poder acoger a 770 pacientes. “Hay que encontrar soluciones, porque tenemos la obligación de proporcionar cuidados”, afirma Halberthal, expresando su “frustración” por el hecho que la población no respete las restricciones impuestas para detener la propagación del virus.

Más aún cuando la movilización de recursos adicionales para la segunda ola reducirá la “calidad” y la “cantidad” de la atención ofrecida a los “pacientes que no están afectados por el COVID-19”, subraya. Israel es uno de los países con la mayor tasa de infección por el coronavirus en las últimas semanas. El miércoles, el ministerio de Salud registró 6.808 nuevos casos de personas infectadas en un solo día.

“El sistema de salud está en peligro”, afirmó el primer ministro Benjamin Netanyahu, para justificar el nuevo confinamiento generalizado, que podría ser endurecido en los próximos días. Para Khetam Hussein, responsable de las enfermedades infecciosas en el hospital Rambam, estas nuevas medidas se aplicaron “demasiado tarde”.

Desbordados

La nueva ola afecta especialmente el norte del país, donde se concentra la minoría árabe israelí que, en gran medida, no se vio afectada por el inicio de la pandemia, pero que se ve afectada de lleno en las últimas semanas según las autoridades, que cuestionan los grandes matrimonios del verano boreal.

“Todos los hospitales están desbordados, algunos están al límite de su capacidad y ya no aceptan pacientes”, subraya Hussein. Desde hace algunos días, los hospitales saturados ya no pueden contener el flujo de ambulancias, confiesa un responsable de la Magen, David Adom, equivalente israelí de la Cruz Roja.

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Sólo 27% de los israelíes afirman tener confianza en la capacidad del primer ministro Netanyahu para afrontar la crisis sanitaria actual, la cifra más baja desde el comienzo de la pandemia, según una encuesta del Instituto Democrático de Israel, centro de investigación en Jerusalén.

El gobierno se enfrenta a una oleada de críticas de la oposición, de la prensa y también de profesionales de la salud que denuncian una desorganización y una importante falta de recursos en los últimos meses para anticipar los efectos de una segunda ola de contaminación.

Si bien Rambam ha logrado aumentar considerablemente su capacidad, el hospital de Jerusalén oriental carece de medicamentos y suministros médicos suficientes.

Fuente: AFP.

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