Riad, Arabia Saudita | AFP

Por Anuj Chopra

La prohibición de que las mujeres conduzcan en Arabia Saudita, vigente durante décadas, llegó a su fin el domingo y las conductoras, emocionadas y orgullosas, empezaron a circular por Riad con un sentimiento de libertad aunque las discriminaciones persistan.

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Poniendo fin a una prohibición única en el mundo, Arabia Saudita autorizó a las mujeres a conducir a partir de este domingo a las 0H00 locales, una reforma histórica para este reino ultraconservador de 32 millones de habitantes.

Tan pronto se hubo levantado la prohibición, las mujeres empezaron a recorrer al volante las avenidas de Riad y de otras ciudades del reino. Algunas pusieron la música de sus autos a todo volumen.

“Es un momento histórico para todas las mujeres saudíes”, declaró Sabika al Dosari, una presentadora de televisión, antes de cruzar la frontera con Baréin a bordo de un sedán.

Justo después de medianoche, Samar Almogren giraba por primera vez la llave del contacto de su automóvil, un momento inolvidable para esta mujer que ya había conducido en el extranjero pero nunca en su país.

“Tengo escalofríos por todo el cuerpo. Llevar el volante después de haber pasado años en el asiento trasero. Ahora es mi responsabilidad y estoy más lista que nunca para asumirla”, afirmaba Samar, totalmente vestida de blanco, que para ella es “el color de la paz”.

También algunos hombres celebraron el momento. “Es un gran logro”, dijo un príncipe saudí, el multimillonario Al Walid bin Talal, en un video en el que aparecía su hija Reem manejando un 4x4, con sus nietas aplaudiendo en el asiento trasero.

Sistema patriarcal

Esta decisión, impulsada por el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, forma parte de un plan de modernización del rico país petrolero.

“Las mujeres viven en un sistema patriarcal en Arabia Saudita”, señala Hana Al Jamri, autora de un libro sobre las mujeres en el periodismo en Arabia Saudita que se publicará próximamente. La nueva medida “ayudará a desafiar las normas sociales y de género que entorpecen la movilidad, la autonomía y la independencia”.

Este cambio permitirá que muchas mujeres dejen de depender de chóferes privados o familiares hombres y supondrá un ahorro para las familias.

“Las saudíes experimentan un sentimiento de justicia. Durante mucho tiempo, se les negó un derecho fundamental que las mantuvo confinadas y dependientes de los hombres, lo que imposibilitaba que pudieran llevar una vida normal”, explica a la AFP Najah Al Otaibi, analista en el centro de reflexión prosaudí Arabia Foundation.

Al menos 120.000 mujeres presentaron solicitudes para obtener el permiso de conducir, indicó el portavoz del Ministerio del Interior, sin especificar cuántas licencias se entregaron ya.

Algunas mujeres conmutaron su permiso extranjero por uno saudía tras pasar un test.

Unos tres millones de mujeres podrían obtener el permiso y comenzar a manejar desde ahora hasta 2020, según la consultora PricewaterhouseCoopers.

Se abrieron autoescuelas en ciudades como Riad y Yeda. Algunas enseñan incluso a manejar motos Harley Davidson, algo impensable hace tan solo un año.

Muchas saudíes indicaron en las redes sociales qué pensaban hacer este domingo, como acompañar a su madre a tomar un café o un helado, algo banal para el resto del mundo pero excepcional en este país.

Durante décadas, los conservadores se apoyaron en interpretaciones rigoristas del Islam para justificar la prohibición de conducir, algunos incluso alegando a que las mujeres no eran lo suficientemente inteligentes para ponerse detrás del volante.

El Consejo de Grandes Ulemas, la más alta instancia religiosa del reino, reiteró este domingo en Twitter su apoyo a que las mujeres conduzcan, asegurando que esta decisión es conforme con los preceptos islámicos.

Desde el punto de vista económico, el fin de la prohibición podría estimular el empleo de mujeres y, según una estimación de Bloomberg, sumar 90.000 millones de dólares a la economía al 2030.

Represión

Muchas mujeres temen no obstante seguir siendo blanco de los conservadores en este país donde los hombres mantienen el estatuto de “tutores”.

De hecho, las saudíes deben salir con velo y siguen sometidas a restricciones importantes: no pueden viajar, ni estudiar ni trabajar sin permiso de sus maridos o los hombres de su familia.

El gobierno adoptó medidas recientemente contra los abusos castigando el acoso sexual con cinco años de cárcel y una multa de 300.000 riales (69.000 euros).

Bajo el impulso del príncipe Mohamed, el país también autorizó la apertura de salas de cine y conciertos mixtos, una muestra de su intención de volver al “islam moderado”.

Pero el entusiasmo que suscitó el anuncio de sus reformas quedó empañado por una ola de represión contra activistas que, entre otras causas, se opusieron durante mucho tiempo a la prohibición de manejar.

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