Muchos crecieron jugando “Five Nights at Freddy’s” y llevaron a sus hijos a ver la película, pero sus abuelos vivieron directamente la experiencia en vivo de los muñecos mecánicos hace cuatro décadas, que fueron la sensación en el mítico Parque Anka en Caacupé, del que todavía quedan huellas. Un hilo en la red social recuperó la historia de este emblemático sitio de cumpleaños, salidas familiares y excursiones escolares, que los internautas aprovecharon para compartir recuerdos.
“Muchos consideraban al Anka como un mini Disney en Paraguay, era hermoso y mágico para la época“, comenta Marco Ortiz en su hilo cargado de imágenes antiguas de “Un mundo encantado para chicos y grandes“, el eslogan del espacio que se ubicaba en “Ruta II km 52,5“, considerado el segundo parque de diversiones que hubo en el país después del Parque Costanera (1970). Fue inaugurado el 15 de febrero de 1980 por el alemán Albert Pistorius, que tomó las siglas iniciales de los nombres de sus hijas Angela y Katharina para formar el nombre comercial, y que estuvo activo 17 años, hasta el año 1997.
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Los fascinantes animatrónicos fueron traídos directamente de Alemania. “Eran personajes de cuentos animados como Caperucita Roja, Blanca Nieves y los 7 enanitos, Hansel y Grettel, etc., donde apretabas un botón y narraban el cuento y estos se movían”, relata Ortiz. El parque tuvo un gran auge, que estaba abierto todos los días y había colectivos que partían a diario entre Asunción y Caacupé solamente para aprovechar ese público, que hasta numerosas promociones realizaban su viaje de fin de año en ese parque.
El parque fue vendido y posteriormente quebró. Su propietario original falleció en Múnich, el 9 de noviembre de 2011. Donde se alzaba el Parque Anka, repleto de piscinas de todos los tamaños, canchas de fútbol, tenis y vóley; hoy se ubica el Alta Gracia Parque Hotel, que ofrece un paseo por una zona boscosa que guarda rastros de esa antigua gloria, como pedazos de paredes con los cuentos de los muñecos mecánicos, una de las piscinas o las baldosas del Ajedrez Gigante, cubiertas por vegetación silvestre.
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